Clásicamente, se ha afrontado el problema de la obesidad como un reto a superar sólo, o fundamentalmente, con la pérdida de peso. Pero el manejo de este problema de salud va mucho más allá, y no sólo es una cuestión de ‘kilos’. Así se ha puesto de relieve en una sesión organizada por la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) en el marco del 32º Congreso Europeo de Obesidad (ECO), que se celebra en Málaga.
El objetivo del tratamiento actual de la obesidad no siempre tiene que ser únicamente la pérdida de peso. Y, de hecho, hay aspectos aún poco reconocidos y valorados, como el estado emocional, que deben abordarse también y que son claves para la persona que vive con obesidad. Como subraya la Dra. Andreea Ciudin, de la Junta Directiva de SEEDO y coordinadora de la Unidad de Tratamiento Integral de la Obesidad del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Vall d’Hebrón (Barcelona), “la evidencia actual, basada en la disponibilidad de nuevos fármacos, nos permite establecer objetivos individualizados, empoderando también al paciente y haciéndole participe en su plan de tratamiento, en un proceso de decisiones compartidas”. De hecho, este nuevo enfoque se contempla en la recientemente publicada guía GIRO, la primera guía española de manejo integral de la obesidad en el adulto.
--Las dimensiones clínicas de la obesidad
Actualmente, se estima que la obesidad es causa de más de 230 complicaciones crónicas; entre ellas, la diabetes tipo 2, el cáncer o las enfermedades cardiovasculares. De hecho, como puntualiza la especialista de SEEDO, “no hay prácticamente ninguna patología cuya evolución no sea desfavorable si se asocia con la obesidad”.
La obesidad es una enfermedad crónica que constituye la puerta de entrada a otras patologías de alto impacto, en cuyo desarrollo se implican numerosas características personales determinadas por factores genéticos y ambientales que hacen imprescindible un abordaje individualizado. Al igual que sucede en otras enfermedades
crónicas, “cada persona que vive con obesidad representa un modelo particular de enfermedad que requiere un tratamiento específico y actualizado a los nuevos avances científicos que se producen continuamente en este terreno”, declara el Dr. Javier Salvador, profesor emérito de Endocrinología de la Universidad de Navarra.
La buena noticia es que se ha progresado sustancialmente en los últimos años en un mejor conocimiento de esta enfermedad o, mejor dicho, “grupo heterogéneo de enfermedades caracterizadas por el exceso y/o disfunción de tejido adiposo, que impactan de forma negativa en la salud”. Y es que, como aclara la Dra. Ciudin, “ya no debemos hablar de obesidad, si no de obesidades”. La obesidad puede deberse a múltiples factores (genéticos, biológicos, medioambientales, etc) que inducen un desequilibrio en la regulación del apetito y el metabolismo.
Partiendo de esta nueva concepción, se está impulsando un cambio radical de paradigma en el diagnóstico y manejo de la obesidad. En este sentido, la Dra. Ciudin se muestra especialmente optimista con el presente y futuro, ya que “estamos al inicio de un nuevo camino, con tratamientos farmacológicos basados en las alteraciones biológicas de la enfermedad, con un impacto sin precedentes en la pérdida de peso y/o control de las complicaciones de la obesidad".
--La revolución farmacológica
En los últimos años se han desarrollado tratamientos farmacológicos para la obesidad que son verdaderos ‘game changers’, mostrando resultados sin precedentes en cuanto a pérdida de peso. Actualmente, disponemos en España de dos moléculas aprobadas para el manejo clínico de la obesidad (semaglutida y tirzepatida), y hay muchas más en avanzado desarrollo clínico. “Estos fármacos comercializados son análogos de péptidos estimulados por nutrientes, que actúan a varios niveles tanto en el cerebro como en los tejidos periféricos”, explica la Dra. Ciudin. Sus principales efectos incluyen: la reducción del apetito, la mejora del metabolismo energético (lo que conlleva pérdida de peso), cambios en la composición corporal e influencia positiva en las complicaciones relacionadas con la obesidad. De hecho, apostilla, “actúan sobre las alteraciones biológicas principales que ocurren en la obesidad”.
Pero los ensayos clínicos recientemente publicados han mostrado que, aparte de ofrecer un excelente resultado en cuanto a pérdida de peso corporal total, estos nuevos fármacos ejercen un efecto favorable sobre varias complicaciones relacionadas con la obesidad, como la apnea de sueño, los eventos cardiovasculares, la artrosis de rodilla, la insuficiencia cardiaca, el hígado graso o la diabetes tipo 2. Incluso, en algunos casos, el efecto inducido en las complicaciones relacionadas con la obesidad no se asocia directamente con la pérdida de peso, sino que es independiente, “lo que abre un nuevo camino en el manejo de la obesidad, basado en individualizar los objetivos de tratamiento”, apunta. Andreea Ciudin.
--La necesidad de apoyo emocional
Pero gran parte del éxito en el abordaje de la obesidad radica en abordarla como una enfermedad crónica multifactorial, lo que hace imprescindible la atención sobre las diferentes causas que pueden incidir en la ganancia de peso y donde la evaluación psicológica y el apoyo emocional son fundamentales. Como resalta la Dra. Verónica Vázquez Velázquez, psicóloga de la Clínica de Obesidad del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (Ciudad de México), “es fundamental considerar los aspectos emocionales, conductuales, de pensamiento y del ambiente como parte de la evaluación, para brindar una intervención individualizada”.
Por lo tanto, resulta imprescindible la incorporación del apoyo emocional que, en muchos casos, debe dirigirse a superar el daño psicológico que han causado los
prejuicios, el estigma y la discriminación hacia las personas que viven con obesidad, “algo que pocas veces se aborda por el desconocimiento del impacto negativo que se puede llegar a causar”, admite esta experta.
Entre los recursos a emplear para facilitar este indispensable apoyo emocional, “se pueden incluir nuevas habilidades para la gestión del estrés y para eliminar el insomnio, implementar herramientas conductuales y cognitivas para lidiar con un ambiente abundante en alimentos y sedentarismo, incluir conductas de salud adaptadas al estilo de vida, así como iniciar tratamiento psicológico para la ansiedad, la depresión o el trastorno por atracones, en caso de ser necesario”, indica la experta mejicana, que preside ‘Obesidades’, una sociedad civil sin fines de lucro que pretende cambiar la narrativa de la obesidad y su tratamiento en México. Y es que, como recalca esta experta, “es fundamental, incluso, cambiar el lenguaje y las imágenes mediáticas que generalmente acompañan a la obesidad”, aconsejando utilizar un lenguaje centrado en la persona: “no hay obesos, sino personas que viven con obesidad”.
La entrevista motivacional es una de las herramientas que han demostrado sus beneficios en este ámbito: la motivación es un poderoso estímulo para facilitar el cambio en un paciente. Pero, como advierte el Dr. Camilo Silva Froján, del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universidad de Navarra, “la motivación no se puede imponer desde fuera, sino que el paciente la construye con la guía del médico”.
La entrevista motivacional es una comunicación colaborativa que ayuda al cambio (metas, objetivos) a partir de la exploración de los pros y contras para cambiar y de la resolución de la ambivalencia. Según detalla este experto, “en esta entrevista el profesional sanitario reconoce la libertad y el derecho a elegir del paciente, así como el potencial de cambio que tiene. Además, se establece una relación de colaboración y confianza entre el médico y el paciente, que se siente respetado, comprendido y reforzado en su autonomía”, señala el Dr. Silva.
--La perspectiva de la persona que vive con obesidad
También estos recursos son útiles para afrontar problemas psicológicos que frecuentemente anidan en las personas que viven con obesidad. “El sesgo y el estigma relacionados con el peso generan consecuencias graves en la salud mental, social y médica de las personas con obesidad, afectando también a su acceso a los servicios de salud y a la calidad de éstos”, afirma Ximena Ramos Salas, que trabaja en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Alberta (Canadá) y que es directora general de la Red Canadiense de Obesidad, donde ejerce una intensa labor “para mejorar la atención en obesidad y avanzar hacia una sociedad más justa, inclusiva y empática”.
El estigma y los prejuicios pueden impedir que las personas que viven con obesidad busquen apoyo médico, empeoren su salud mental y bienestar social, y refuercen la discriminación social basada en el peso. Según subraya la Prof. Ramos, “el estigma y los prejuicios hacia las personas con obesidad afectan su salud, su bienestar y el trato que reciben en el sistema sanitario”.
Ante esta realidad, esta especialista propone cambiar la ‘conversación’, y pasar de la culpa hacia la compasión, la atención basada en la ciencia y las políticas de salud inclusivas. “Todas las personas merecen acceso a una atención médica respetuosa y basada en evidencia”, defiende Ximena Ramos, quien recuerda que “la obesidad es una enfermedad crónica y compleja, no un fracaso personal”.
En este contexto, desde la Asociación Nacional de Personas que viven con Obesidad (ANPO), destacan el hecho de que “sociedades científicas como SEEDO abran sus puestas a las asociaciones de pacientes y escuchen nuestra voz, ofreciéndonos su colaboración para trabajar juntos en la mejoraría de la calidad de vida de las personas que viven con obesidad”, indica su presidente, Federico Luis Moya. Sin embargo, hay mucho margen para el avance y, entre otras cosas, se solicita “mejorar la gestión política de la obesidad, así como invertir en herramientas y formación para los profesionales de la salud que tratan la obesidad”.
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