El diagnóstico temprano de la enfermedad de Alzheimer
tiene un valor fundamental para los pacientes y sus familiares: alivia la angustia
que genera la incertidumbre y les permite prepararse
para los grandes retos a los que tendrán que enfrentarse. Así lo afirman el Dr. Pablo Martínez Lage, neurólogo en
la Fundación CITA, y el Dr. José Luis
Molinuevo, de la Unidad de Alzheimer y otros Desórdenes Cognitivos del
Servicio de Neurología del Hospital Clínic de Barcelona y la Fundación Pasqual
Maragall coincidiendo con el Día Mundial del Alzheimer, que se celebra el próximo
sábado, 21 de septiembre.
Ambos expertos coinciden
en afirmar que 9 de cada 10 pacientes y familiares prefieren conocer el
diagnóstico. “Tener una respuesta a la
pregunta de ‘qué está pasando’ supone un golpe duro pero permite asumir la
situación y preparar el final de la vida, algo muy importante para las personas
pero a la vez muy olvidado en el abordaje de las enfermedades”, afirma el
Dr. Molinuevo.
En la misma línea se
pronuncia el Dr. Martínez Lage, quien asegura que el beneficio del diagnóstico
temprano no es sólo para el paciente sino también para su entorno: “El paciente puede organizar su vida futura,
dejar escrita su voluntad, formalizar un testamento, hablar con sus familiares
sobre sus futuros cuidados, etc.; mientras que su entorno puede prepararse
psicológicamente y económicamente para lo que supone tener un familiar enfermo
de Alzheimer: episodios de irritabilidad y agresividad, pérdida progresiva de
las facultades cognitivas y funcionales y, finalmente, la dependencia absoluta
que puede obligar a ingresar al paciente en una residencia”.
Aunque los tratamientos
farmacológicos actuales sólo consiguen estabilizar los síntomas, según el Dr.
Martínez Lage “su
efecto es importante, y más en las fases iniciales de la enfermedad cuado el
paciente aún conserva parte de sus facultades cognitivas y su calidad de vida”.
Prevención: ¿hay algo que podamos hacer?
En Alzheimer, no es
posible hablar de prevención tal como se conoce en otras enfermedades. Sin
embargo, la gimnasia cerebral y la adaptación de los retos que la vida diaria entraña
son algunas medidas que pueden ayudar al paciente, según explica el Dr.
Martínez Lage. “Pedirle a un enfermo de
Alzheimer que haga cosas difíciles, como hacer la compra en una gran superficie
comercial, no le ayuda a reducir los efectos, todo lo contrario. Pero si le
pedimos que vaya a comprar el pan a la tienda de la esquina, sí será capaz de
hacerlo y estaremos contribuyendo a que conserve cierta autonomía”, argumenta
el experto.
Por su parte, el Dr. Molinuevo recuerda que “no existen evidencias científicas que demuestren la eficacia de estas
medidas, es decir, que demuestren que son capaces de cambiar el curso evolutivo
de la enfermedad”, aunque reconoce que en algunos casos individuales han
resultado beneficiosas para el paciente.
En otro plano de prevención, el Dr. Martínez Lage habla de que “algunos estudios plantean la importancia de cuidar
la salud cerebrovascular” así como de “poder
algún día llevar a cabo una prevención específica de la enfermedad, pero para
ello deberíamos ser capaces de detectar los depósitos de placas beta-amiloides
antes de los primeros síntomas”.
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