Los investigadores de la Escuela Andaluza de Salud
Pública (EASP), organismo dependiente de la Consejería de Igualdad, Salud y
Bienestar Social, Joan Carles March Cerdá y Alina Danet, han estudiado la opinión sobre el
impacto de las medidas reguladoras del consumo de alcohol en menores, desde el
punto de vista de los propios adolescentes, padres, madres y
profesorado.
El
estudio ha sido publicado en la revista Journal of Child & Adolescent Substance Abuse con el titular “Acceptability and Impact of Measures
Regulating Alcohol Consumption Among Adolescents in Spain: Opinions of
Adolescents, Parents, and Teachers”.
Trabajo social opción preferente frente a sanción
económica
La investigación de la EASP se realizó con 123 alumnos de entre
12 y 17 años de seis Comunidades Autónomas, sus profesores, padres y
madres. De este modo, se inició
un estudio cualitativo que tenía
como objetivo conocer la opinión en cuanto a consumo de alcohol en menores de
edad, y que usaba las técnicas de grupo focal y entrevista triangular. Además,
se aplicó un cuestionario para medir el acuerdo y el impacto sobre 17 medidas
anti-alcohol referidas a: prohibición de venta, publicidad y promoción, consumo
de alcohol y sanciones.
La investigación muestra un importante acuerdo en cuanto a la
necesidad de aplicar medidas y
castigos al exceso de consumo. No obstante, se descartan medidas como las
sanciones económicas o multas, así como la expulsión del menor del centro
educativo. Sí se valora positivamente, por parte de todos los perfiles
entrevistados, la posibilidad de alguna “sanción” enfocada hacia el trabajo
social o comunitario. Por tanto la investigación muestra que, para los propios
implicados, las medidas prohibitivas no tienen el alcance necesario, mientras
que las estrategias de concienciación y responsabilización se convierten en las
más adecuadas.
Para los investigadores, “la normativa reguladora del consumo de
alcohol en menores, debería poner a disposición del resto de actores
participantes, las herramientas y recursos necesarios para llevar a cabo una
adecuada prevención y una intervención enfocada hacia los mensajes positivos y
la responsabilización de los jóvenes”. A ésta, “se les tendría que sumar la
prevención, ámbito en el cual padres, madres y profesorado deberían convertirse
en protagonistas, desempeñando un papel más activo en la educación de los
adolescentes”.
Alcohol en menores
El consumo de alcohol en la población adolescente es una de las
principales preocupaciones de la salud pública en España. Los datos nos muestran
que el 34,8% de los escolares de entre 14 y 18 años ha tenido episodios de
embriaguez durante los últimos 30 días, con una media de casi un episodio de
embriaguez cada 10 días. Además, el consumo de alcohol en menores conlleva
implicaciones negativas como la aparición de problemas de salud, conductas de
riesgo, accidentabilidad, violencia, relaciones familiares y sociales
conflictivas.
Existe un debate social importante alrededor de las estrategias
más adecuadas de prevención e intervención anti-alcohol: mensajes de tipo
positivo, eliminando la amenaza; eliminar la prohibición y apostar por la
responsabilización; o prevención temprana (previa al inicio en el consumo). Pero
la característica redundante de las medidas propuestas como eficaces, es la
necesidad de colaboración entre todos los actores relacionados de manera directa
o indirecta con los menores: familia, profesorado, instituciones públicas,
medios de comunicación, personal sanitario y adolescentes.
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