La
Agencia de Protección Medioambiental de EEUU (EPA) registró al cobre y a sus
aleaciones como agentes antimicrobianos en marzo de 2008. Desde entonces, han
sido 167 las infraestructuras, alrededor del planeta, en las que se ha optado
por instalar superficies de cobre para incrementar la seguridad de sus
instalaciones ante la amenaza de microorganismos patógenos causantes de
infecciones.
Las
instalaciones de superficies de cobre se han realizado en los cinco
continentes, tanto en centros sanitarios (hospitales, clínicas dentales o
veterinarias) como en espacios de alto tránsito de personas como aeropuertos,
autobuses, colegios, residencias de ancianos o guarderías. Europa es el continente en donde más instalaciones de cobre
antimicrobiano se han realizado, con un total de 75 (48 en centros
sanitarios y 27 en centros no sanitarios).
La
primera instalación a nivel mundial de este tipo se produjo en 2009, cuando la
clínica Ochiai, en Japón, instaló cobre antimicrobiano en paredes y otras superficies
de contacto como pomos y tiradores de puerta con el objetivo de reducir las
transmisiones de microbios entre pacientes y los propios trabajadores de la clínica.
Dos instalaciones en España: Barcelona y Ceuta
En
España, han sido dos los hospitales que han apostado por la instalación de
superficies de cobre con el objetivo de reducir las infecciones nosocomiales en
su recinto: el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona y el Hospital Universitario
de Ceuta.
El pasado año,
el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona decidió instalar en su Unidad de
Fibrosis Quística placas de cobre en todas las superficies de contacto
(paredes, puertas, mostradores, manijas de las puertas…) con el objetivo de
reducir el riesgo de propagación de microbios entre los pacientes de esta
enfermedad que afecta especialmente a los pulmones y que, por lo tanto, son más
proclives a padecer infecciones en las vías respiratorias.
Por su parte, el
Hospital Universitario de Ceuta realizó un ensayo clínico en 2012 dentro de su Unidad
de Cuidados Intensivos (UCI). En el estudio se midió la contaminación
bacteriana de tiradores de puertas fabricados con cobre frente a otros de acero
inoxidable, situados en la UCI del hospital. Los resultados demostraron la
eficacia de las superficies de cobre a la hora de desactivar la bacteria
E.Coli.
Una certificación avalada por 3.000 análisis
El
proceso de certificación del cobre como material antimicrobiano por parte de la
EPA vino precedido por la investigación realizada en la Universidad de
Southampton (Inglaterra), la cual demostró que mientras que microbios MRSA (Methicillin-Resistant Staphylococcus aureus)
continúan vivos sobre superficies de acero inoxidable a lo largo de tres días,
los mismos microbios sobre una superficie de cobre son eliminados en 90
minutos.
Ante el interés
mostrado por la EPA por esta investigación, la agencia estadounidense decidió
llevar a cabo exhaustivas pruebas de laboratorio durante un año que incluyeron
el análisis de 3.000 muestras de cinco tipos diferentes de aleaciones de cobre,
realizadas en laboratorios independientes que seguían los protocolos
establecidos por la EPA. Estos análisis demostraron que el 99,9% de las
bacterias que se encontraban sobre superficies de cobre o cualquiera de sus
aleaciones (con más de un 65% de su contenido en cobre), eran eliminadas en dos
horas de exposición directa sobre este metal.
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