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Por primera vez, la Sociedad Española de Trasplante (SET) dedicará un espacio
en su Congreso Nacional a los pacientes. Los presidentes de ALCER (Federación
Nacional de Asociaciones para la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón) y
FETCO (Federación Española de Trasplantados del Corazón), organizan la sesión
‘Integración de las personas con enfermedad crónica trasplantadas’. En dicha
sesión, se tratarán la integración social y laboral, la discapacidad como
elemento diferenciador, el Trabajo Social Sanitario como vehículo imprescindible
y la propuesta de soluciones desde las asociaciones de pacientes.
Tal
y como señala el Prof. Valentín Cuervas-Mons, presidente de la SET, “se trata
de un encuentro promovido por los pacientes, preparado por ellos y en el que,
por primera vez, nos trasladarán a los especialistas sus principales demandas
como personas trasplantadas”.
En
este sentido, tanto ALCER como FETCO aprovecharán la ocasión para poner de
manifiesto la realidad a la que se enfrentan las personas que se han sometido a
un trasplante. Así, Daniel Gallego, presidente de ALCER, recuerda que “el
trasplante renal es un tratamiento sustitutivo de la función renal, por lo que
los pacientes deben recibir una medicación inmunosupresora el resto de su vida
y realizarse controles periódicos; sin embargo -y a pesar de ello- en muchas
ocasiones se les retira el certificado de discapacidad, desprotegiéndoles
social y laboralmente”.
En esta misma línea, Emilio
Bautista, presidente de FETCO, incide en que “los efectos secundarios asociados
al tratamiento inmunosupresor condicionan en gran medida la vida de las
personas trasplantadas, por ello, desde las asociaciones de pacientes
demandamos la certificación de discapacidad superior al 33%, lo que supondría
la posibilidad de acceder a puestos de trabajo a los que, a día de hoy, no
podemos optar”.
“Reclamamos la protección
social y laboral de las personas que reciben un trasplante, así como de los
donantes en vida, con el mantenimiento del certificado de discapacidad, basado
en un baremo justo y homogéneo que no dependa de la Comunidad Autónoma en que
se solicite dicho certificado”, señala Daniel Gallego.
De hecho, antes de recibir
el trasplante, este tipo de pacientes suelen permanecer varios años fuera del
mercado laboral debido a los problemas asociados a sus enfermedades. “Por
ejemplo, en el caso de los pacientes renales, pueden permanecer varios años en
lista de espera para optar a un trasplante mientras reciben hemodiálisis, y una
vez trasplantados, si no se les reconoce un certificado de discapacidad, no
pueden acceder a un trabajo en las mismas condiciones que la población general,
por las revisiones médicas y los controles periódicos a los que tienen que
someterse”, apunta el presidente de ALCER.
Por otra parte, el
presidente de FECTO incide en “la necesidad de un abordaje médico global del
paciente trasplantado. En el caso de los trasplantados de corazón, no basta con
que cumplamos con nuestras revisiones con el cardiólogo, sino que deberíamos
recibir una revisión global en la que participen otros especialistas implicados
en la prevención y tratamiento de enfermedades asociadas al trasplante, como
pueden ser la diabetes o el cáncer”.
Riñón
y corazón
En 2017 se realizaron 3.261
trasplantes de riñón y 304 de corazón en España. Actualmente, existen unas
30.000 personas trasplantadas de riñón y unas 9.000 con trasplante de corazón
funcionante en nuestro país (cifras registradas desde el año 1984).
En el caso de la enfermedad
renal, esta tiene mayor incidencia y prevalencia en hombres que en mujeres, y
la media de edad son 67 años, siendo la primera de causa la diabetes. Por lo
que respecta a los pacientes trasplantados de corazón, el perfil es un varón de,
aproximadamente, 47 años, que padece una insuficiencia cardiaca.
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