La Asociación para el Estudio de la
Biología de la Reproducción (ASEBIR) quiere resaltar la importancia del ensayo dirigido por Shoukhrat Mitalipov, de la
Oregon Health & Science University (OHSU), que, publicado recientemente en la revista
Cell, muestra la consecución, por primera vez, de células madre embrionarias (clonadas) con
el mismo ADN de las células somáticas humanas.
La técnica empleada para alcanzar este
objetivo resulta similar
a la que dio lugar a la oveja Dolly. Sin embargo, y como explica Jorge Cuadros,
miembro de la Junta Directiva de ASEBIR, la importancia del hallazgo no hay que
centrarla en la posibilidad de clonar seres humanos, sino en la apertura de una
nueva era en la medicina regenerativa. De hecho, los propios autores del
trabajo han expuesto que su objetivo pasa, exclusivamente, por alcanzar células
madre que puedan regenerar y reemplazar tejidos dañados, sin generar rechazos.
“El hallazgo es importante, un peldaño
más en la investigación científica orientada hacia la medicina regenerativa”,
comenta Cuadros, añadiendo que la técnica abre “la posibilidad de generar
líneas celulares en pacientes que puedan tener enfermedades degenerativas
tipo Alzheimer o Parkinson, que no somos
capaces de abordar a día de hoy”. “Con dicha técnica sería posible desarrollar
líneas celulares para remplazar esos tejidos dañados”, añade.
Así, desde un punto de vista técnico,
el estudio demuestra, por primera vez, la clonación de células somáticas
humanas mediante la transferencia de núcleos a óvulos enucleados –la técnica
con la que se consiguió en 1996 a la oveja Dolly-, con el subsiguiente
desarrollo de células madre embrionarias a partir de los blastocistos obtenidos
mediante la clonación de las células somáticas.
Estas células madre embrionarias así
conseguidas fueron capaces de originar diferentes tipos celulares. El logro, que
había resultado esquivo hasta ahora para este grupo de investigadores –en 2007
lo habían realizado con células somáticas de macacos adultos- está orientado
hacia el progreso de la medicina regenerativa, con los objetivos fundamentales
de desarrollar modelos in vitro de enfermedades, así como de conseguir la
diferenciación de tejidos clonados de pacientes con enfermedades diversas, que
luego podrían ser trasplantados al mismo paciente sin el riesgo de rechazo.
En este sentido, y como afirma el
propio Mitalipov, aunque sea inevitable mencionarlo,
no existe interés alguno en la clonación reproductiva de un humano, sino más
bien en la generación de células madre embrionarias para combatir la
enfermedad. No en vano, existe aún una gran brecha entre el desarrollo de
blastocistos clónicos, como fuente de dichas células madre embrionarias, en lo
que sería la clonación terapéutica, y la posibilidad de transferir estos
blastocistos a un útero, en una clonación reproductiva, puesto que la capacidad
de generar células madre embrionarias no guarda relación con la capacidad de
estos blastocistos para generar un individuo completo.
“Que se haya llegado a la fase de
blastocisto –explica Cuadros-, no implica que ese embrión vaya a seguir
desarrollándose si se implanta en el útero de una paciente o que lo haga sin
abortar o sin anomalías. Hay reparos éticos y técnicos para ello. Los primeros
no han cambiado, y los segundos todavía pesan aún más”.
Sobre esta base ASEBIR quiere resaltar
la importancia de un hallazgo
fundamental para la medicina regenerativa, haciendo hincapié en que este hito no
debería quedar oscurecido por el debate en torno a la clonación reproductiva, más mediático
pero con mucho menos interés científico.
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