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27 May 2013

La incidencia del cáncer cervical aumentará en un 35% durante los próximos años

Se trata del segundo tipo de cáncer más frecuente entre las mujeres y se origina por una infección de los VPH. La ausencia de síntomas en las primeras fases y las consecuencias sobre la capacidad reproductiva lo convierten en una patología grave.
Los virus de los papilomas humanos (VPH) son más de 100 tipos virales que causan diversas infecciones según su localización en el organismo. En concreto, infecciones cutáneas, respiratorias y anogenitales. Estas últimas pueden originar varios tipos de cáncer, entre los que destaca el cáncer de cuello uterino en mujeres.

La mayoría de papilomavirus humanos son inofensivos, pero existen más de 40 tipos que provocan infecciones cuyas consecuencias pueden ser muy graves. Los VPH se trasmiten por contacto genital, especialmente al mantener relaciones sexuales vaginales y orales, y afectan tanto a hombres como a mujeres. También se pueden contagiar practicando el sexo oral.

El 90% de las infecciones causadas por estos virus desaparecen por sí solas con el tiempo[1] y la mayor parte de los afectados son asintomáticos y no desarrollan ningún problema de salud. De hecho, la mayoría de las personas sexualmente activas contraerán uno o más de estos tipos virales en algún momento de su vida.

Sin embargo, cuando el sistema inmunitario no logra acabar con el virus, éste permanece en el organismo y puede convertirse en el origen de problemas de salud de diversa gravedad (que pueden aparecer semanas o meses después del contacto sexual), desde verrugas genitales hasta cáncer cervical. Son los tipos de VPH que causan infecciones genitales. Éstas pueden ser de bajo o de alto riesgo, según la peligrosidad de las complicaciones que generan.

Las de bajo riesgo causan verrugas genitales de diferentes formas y tamaños, que pueden aparecer en la vagina, la vulva o el cuello del útero –en el caso de las mujeres– y en el pene, el escroto o la ingle –en el caso de los hombres–. También puede ocurrir que las verrugas se desarrollen en el ano y el área del muslo. En cualquier caso, constituyen un problema leve que no suele originar molestias o complicaciones y que puede tratarse fácilmente mediante su extirpación.

Los VPH también pueden provocar papilomatosis respiratoria recurrente (PRR), una afección caracterizada por el desarrollo de papilomas o verrugas en la garganta que pueden bloquear las vías respiratorias provocando dificultad para respirar.

Tanto los papilomavirus de bajo riesgo como los de alto riesgo son capaces de desencadenar el crecimiento anormal de células, pero solo los segundos, que generan infecciones persistentes (duran varios años), presentan riesgo de cáncer para las personas. Aunque en la mayoría de los casos incluso los VPH de alto riesgo pasan desapercibidos (se mantienen en estado latente), ya que la infección desaparece por sí sola sin causar tumores y el afectado ni siquiera es consciente de la presencia del virus en su organismo.

Pero en ocasiones, cuando la infección persiste se produce un crecimiento anormal de las células que puede resultar en lesiones pre-cancerosas. Si no se tratan, éstas pueden constituir el origen de un cáncer, especialmente el cáncer de cuello uterino o cáncer cervical, que aparece casi siempre como resultado de la infección por los VPH genitales.

Por ello, los papilomavirus genitales constituyen una de las infecciones de transmisión sexual más mortífera, culpable en la mayoría de los casos del cáncer cervical y en ocasiones de otros tipos de cáncer, como el vulvar, el de vagina, el de pene, el anal y los bucofaríngeos.

El cáncer de cuello de útero es la complicación más grave de los VPH. Las estimaciones más recientes señalan[2] que en el año 2008 más de medio millón de mujeres fueron diagnosticadas de esta enfermedad en todo el mundo y más de 270.000 murieron como consecuencia de la misma. De hecho, el cervical es el segundo tipo de cáncer más frecuente entre las mujeres y representa el 13% de todos los cánceres femeninos.

El problema de esta patología radica en que normalmente no se producen síntomas hasta que se encuentra en una fase avanzada, de manera que es difícil tratarlo. Además, puede diseminarse a la vejiga, los intestinos, los pulmones y el hígado. La detección de este tipo de cáncer se basa en el examen de las células del cuello uterino para identificar posibles anomalías y en la búsqueda de ADN viral en el organismo. Sin embargo, aún no existen pruebas certificadas para la detección de los VPH en los hombres.

La OMS estima que en nuestro país casi 2.000 mujeres son diagnosticadas todos los años de cáncer cervical y más de 700 fallecen como consecuencia del mismo[3]. El grupo de riesgo mayoritario para esta enfermedad son las mujeres mayores de 14 años que, sólo en nuestro país, suman alrededor de 20.000.000[4].

Además, las proyecciones prevén que para el año 2025 el número de nuevos casos de cáncer cervical en todo el mundo se habrá incrementado en un 35%[5], alcanzando los 720.000. En España, las muertes por esta enfermedad para ese mismo año habrán aumentado en un 26%[6].

De la misma manera que ocurre con los otros tipos de cáncer que, aunque de manera menos frecuente, pueden originarse como causa de una infección por algún tipo viral de los VPH, la detección temprana es vital para el éxito de la terapia oncológica.
Otro problema añadido es que las lesiones cervicales provocadas por esta enfermedad pueden afectar a la capacidad reproductiva de las mujeres infectadas, por lo que las técnicas de reproducción asistida adquieren una gran relevancia en este ámbito.
Teniendo en cuenta la gravedad del cáncer de cuello uterino y a la vista de las estimaciones de la OMS sobre el incremento de su incidencia y mortalidad, elInstituto de Posgrado de Estudios de Medicina y Comunicación (IPEM) cree conveniente lanzar una nueva edición del curso El virus del papiloma humano y la reproducción, con el objetivo de acercar a los médicos el conocimiento sobre la situación clínica de la infección por los VPH, sus consecuencias y las posibilidades de tratamiento de infertilidad para las personas infectadas.

Se trata de un curso organizado de manera conjunta con el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) y dirigido por una de sus médicos, la doctora Pilar Alamá, experta en el ámbito de la infertilidad humana y co-autora de numerosos libros y artículos en revistas de ámbito nacional e internacional.

Una vez finalizado el curso, que comienza el 10 de junio, el alumno recibirá un diploma emitido por IPEM y el IVI que le proporcionará créditos de formación continuada del Sistema Nacional de Salud y avalará su formación en un ámbito con actividad constante. Además,  las estimaciones de la OMS sobre el aumento de la incidencia de cáncer cervical  para los próximos años sugieren un aumento de la demanda de profesionales sanitarios cualificados para tratar las infecciones por los VPH y los posibles problemas de fertilidad derivados de las mismas.

Infórmate en www.ipemedicina.com

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