La enfermedad de Alzheimer
es la demencia más común, entendiendo por demencia la pérdida irreversible de
las capacidades intelectuales, incluyendo la memoria, la capacidad de
expresarse y comunicarse adecuadamente, de organizar la vida cotidiana y de
llevar una vida familiar, laboral y social autónoma, progresando en unos años a
un estado de dependencia total.
Mañana se celebra el Día
Mundial del Alzheimer y, se puede prevenir o retrasar, en la medida en la que
ponemos en funcionamiento las neuronas. Según el neurólogo de Quirón Málaga,
Dr. Carlos de la Cruz, “se aconseja tener una actividad intelectual intensa, ya
sea mediante el curso de estudios de nivel superior y trabajos de índole
intelectual o simplemente mediante aficiones saludables como la lectura o los
juegos que estimulan la memoria, practicar una actividad física rutinaria
adecuada a la edad y el estado de salud, o llevar una dieta sana y equilibrada,
ya que son a día de hoy la mejor forma de prevenir o, al menos, retrasar la
aparición de síntomas en personas predispuestas”. Advierte además de que “habría
que recomendar a cualquier persona con antecedentes familiares de Alzheimer que
no diera por hecho que en el futuro padecerá la enfermedad. De hecho, sería lo
menos probable, y por tanto no tiene sentido generar un estado de preocupación
excesiva al respecto”.
El doctor explica que el Alzheimer,
en la mayoría de casos, es una enfermedad esporádica, es decir, no se hereda de
forma directa, aunque sí puede heredarse un conjunto de variables genéticas
predisponentes. Asimismo, la posibilidad de padecerlo aumenta con la edad,
desde un porcentaje menor al 2% en la población de menos de 65 años, hasta más
del 40% en sujetos mayores de 85. Es precisamente la edad avanzada el principal
factor de riesgo para padecer esta demencia. “Otros factores de riesgo son un
estatus socio-económico bajo, un nivel educativo pobre (quienes no pasaron la
educación primaria presentan hasta cuatro veces más riesgo que quienes cursaron
estudios universitarios), o un grado de actividad y relaciones sociales
reducido”, asegura el doctor.
Las causas de la enfermedad
no son del todo conocidas. Se han formulado numerosas hipótesis que incluyen el
depósito de proteínas anormales en y entre las neuronas del cerebro, el déficit
de neurotransmisores, su exceso o factores metabólicos, entre otras, y que en
realidad constituyen diferentes piezas de un mismo puzle aún incompleto. Según el doctor De la
Cruz, “es precisamente a dichos niveles donde actúan los medicamentos ya
comercializados u otros que aún están en estudio, como la prometedora vacuna de
beta-amiloide”. Aunque ya existen técnicas que permiten detectar la enfermedad
antes incluso de que presente síntomas, sólo están disponibles a nivel de
investigación, porque están aún pendientes de validación y porque el
diagnóstico en esa fase tan precoz no supondría, a día de hoy, la posibilidad
de evitar la enfermedad.
Según el doctor, antes de
asociar la enfermedad con los fallos de memoria, es importante consultar con el
especialista. Para el doctor De la Cruz, “frente a la clásica alarma que genera
la percepción propia o ajena de “olvidos” en personas hasta la fecha “sanas”,
la mejor opción es consultar con el experto, para determinar si el problema es
consecuencia de otros factores modificables (estrés, ansiedad, depresión,...),
o si por el contrario es aconsejable prestar una especial atención a los
síntomas”, ampliar estudios y realizar un seguimiento adecuado que permita
detectar la enfermedad, en caso de padecerse, lo más precozmente posible. Sólo
así podría el paciente beneficiarse de los tratamientos actuales desde las
primeras fases de la enfermedad, que es cuando resultan más útiles para
retrasar su evolución, o incluso tener la posibilidad de formar parte de
estudios de diagnóstico precoz o tratamientos preventivos que se estén
ensayando en centros especializados.
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