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01 July 2015

¿Es posible ser alérgico al sol?

La respuesta a esta pregunta es si. La erupción polimorfa lumínica (EPL), popularmente conocida como alergia al sol consiste en una reacción anormal que produce la aparición de lesiones en la piel tras la exposición directa a la luz solar.
Conocer la prevalencia exacta de esta enfermedad es muy difícil, ya que aunque muchas personas experimentan estas reacciones anormales, los síntomas suelen ser leves y transitorios, por lo que la mayoría de las veces no consultan a su médico. Es más frecuente en mujeres que en hombres. Afecta a todas las razas y tipos de piel, aunque los pacientes blancos suelen verse afectados con más frecuencia. La EPL generalmente comienza en la segunda y tercera décadas de la vida, aunque también se manifiesta durante la infancia o al final de la edad adulta.
Según explica el doctor Ignacio García Núñez, especialista en alergología de Quirón Campo de Gibraltar, “la APL aparece cuando hay una exposición a los rayos ultravioleta (UVA o UVB) más prolongada de lo normal. Por este motivo, esta enfermedad es más frecuente al inicio de la primavera y en verano, cuando los rayos solares son más intensos y nuestra piel pasa más tiempo expuesta a la luz solar. También se considera que la radiación ultravioleta tipo C (UVC) y la luz visible pueden ser responsables de esta enfermedad”.
Los síntomas más frecuentes de la EPL  son picor, dolor y enrojecimiento de la piel. Las lesiones suelen aparecer unas pocas horas o varios días después de la exposición solar y generalmente se localizan en las áreas de piel descubiertas, normalmente cuello, escote y antebrazos. Desaparece cuando termina el verano y reaparece en primavera con las primeras exposiciones al sol. Lo más frecuente es la aparición de pápulas (lesiones de menos de un centímetro de tamaño, sobreelevadas y bien definidas), papulovesículas (similares a las anteriores y a las que se suman pequeñas ampollas con contenido líquido en su interior), placas (presentan un mayor tamaño) y lesiones eritematosas multiformes (es decir, lesiones enrojecidas de muchas formas diferentes).

-Protección con cremas solares
En cuanto a la prevención, apunta el doctor García Núñez,  “es fundamental proteger bien la piel con cremas solares (factor 30 o superiores, habiendo incluso comercializado una crema protectora formulada para las alergias solares de factor de protección 100+), ropa o gorros. Además, es importante que la piel se acostumbre poco a poco a la luz solar para prevenir así la aparición de lesiones cutáneas. A las personas que tienen la piel especialmente sensible se les recomienda evitar el uso de perfumes, desodorantes y cosméticos al tomar el sol, ya que pueden provocar la EPL.
Por último, el tratamiento más efectivo es no exponerse al sol, continúa el alergólogo, aunque en ocasiones se utilizada la fototerapia con diferentes grados de éxito para inducir el endurecimiento de la piel de los pacientes con EPL. “Sin embargo,  el resultado es temporal y puede producir efectos secundarios, por lo que es fundamental realizarla bajo control médico”. En los agudos se utilizan corticoides tópicos u orales en pauta descendente para  aliviar el dolor y el enrojecimiento de la piel. Los antihistamínicos orales, por su parte, alivian el picor. En casos extremos se emplean inmunosupresores como la ciclosporina o la azatioprina.

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