El
éxito en la vitrificación de óvulos es un hito que ha marcado la historia
de la medicina reproductiva. Después de casi tres décadas de resultados
no exitosos, el importante refinamiento de la técnica de la vitrificación
ofrece a las mujeres la opción de conservar sus óvulos con una alta
eficiencia después de desvitrificarlos para su uso en tratamientos
reproductivos.
En este sentido, el estudio titulado
“Comparison of concomitant outcome achieved with fresh and cryopreserved
donor oocytes vitrified by the Cryotop method”, liderado por la Dra. Ana
Cobo, directora de la Unidad de Criobiología de IVI Valencia, impulsó la
utilización generalizada de la vitrificación de óvulos en la práctica clínica
diaria hace poco más de 10 años, convirtiéndose en una investigación
pionera a nivel mundial en cuanto a aplicación clínica del método. Así,
la relevancia científica, médica y social de este estudio le sitúa como
uno de los 25 trabajos más importantes de la historia de la Sociedad
Americana para la Medicina Reproductiva (ASRM, por sus siglas en inglés),
una de las más importantes a nivel mundial.
“Cogimos ovocitos de la misma donante,
vitrificamos la mitad y los descongelamos después de una hora, mientras
que la otra mitad de ovocitos permanecieron en la incubadora. Una vez
desvitrificados los ovocitos, los fecundamos junto a los frescos, con el
mismo semen y en el mismo momento. Esto nos permitió evaluar el
desarrollo de los embriones generados de ovocitos vitrificados y frescos
en las mismas condiciones, comparando tasas de fecundación, de división
temprana y de desarrollo a blastocisto. Y fue grata la sorpresa al
comprobar que los resultados obtenidos fueron similares en cuanto a estos
3 parámetros, lo cual nos impulsó a empezar a vitrificar ovocitos de
donantes, ya que sabíamos que iban a sobrevivir y que los embriones
resultantes tenían el mismo potencial de implantar y dar lugar a
gestaciones evolutivas que los embriones provenientes de ovocitos en
fresco”, explica la Dra. Cobo, considerada por muchos colegas de
profesión como “madre de la vitrificación”.
Este estudio marcó un punto de inflexión
en el ámbito de la producción asistida, algo que incluso llegó a
denominarse como la segunda revolución para la mujer, después de la
píldora anticonceptiva. Una eclosión científica que permitió demostrar la
posibilidad de conseguir embriones viables trabajando con ovocitos
vitrificados, siguiendo esta estela posteriormente cientos de clínicas y
centros dedicados al sector reproductivo.
“Esto ha significado que hoy en día
dispongamos de programas de criopreservación consistentes y eficientes
del que muchas pacientes pueden beneficiarse, con indicaciones muy
diferentes: pacientes en tratamiento reproductivo con baja respuesta
ovárica, como alternativa para evitar el riesgo de hiperestimulación
ovárica, mujeres que deciden preservar su fertilidad, ya sea por motivos
médicos, oncológicos o por propia elección, e incluso pacientes con
endometriosis, enfermedad que puede comprometer su fertilidad futura, en
las que hemos demostrado recientemente los alentadores resultados de la
vitrificación de ovocitos”, añade la Dra. Cobo.
El almacenamiento de óvulos en bancos se
ha convertido en un procedimiento estándar en programas de donación, a lo
que se suman las notables mejoras, especialmente en la logística del
proceso, que han permitido reducir e incluso eliminar las largas listas
de espera.
No obstante, aunque los últimos estudios
apuntan hacia la preservación de la fertilidad como alternativa eficiente
para asegurar una futura maternidad, hay factores limitantes que no deben
obviarse, como son la edad y la cantidad de ovocitos.
“Lo cierto es que, actualmente, la
criopreservación de gametos femeninos es una parte esencial de la
reproducción asistida, dadas las altas tasas de éxito alcanzadas gracias
a la optimización de esta técnica, pero es importante incentivar a las
mujeres y concienciarlas de la necesidad de vitrificar sus óvulos antes
de los 35 años, ya que a partir de esta edad su fertilidad empieza a
mermar y con ella las posibilidades de éxito reproductivo”, apunta la
Dra. Cobo.
Este reconocimiento por parte de la ASRM
premia la labor de todo un equipo multidisciplinar de especialistas que
trabaja e investiga incansablemente para ofrecer los mejores resultados a
mujeres y parejas con un deseo por cumplir tan importante como el de ser
padres.
“Estar entre los 25 mejores trabajos de
la ASRM es un honor para mí, un hito, y una satisfacción enorme, no solo
a nivel personal, sino también por el trabajo realizado por el equipo de
profesionales de alto nivel con el que contamos. La dedicación de cada
uno de ellos y su implicación con los pacientes, así como la incesante
labor investigadora que realizan nos permite aplicar a gran escala
hallazgos como este, algo básico para la validación de cualquier técnica
y cualquier estrategia a nivel clínico”, concluye la Dra. Cobo.
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