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11 December 2008

Biobanco Nacional Renal y ALCER firmarán un convenio para que los propios pacientes renales informen de cómo funciona el Biobanco

El jueves 18 de diciembre se firmará un acuerdo de colaboración entre la Fundación Renal ALCER que representa a 40.000 enfermos renales españoles y el Biobanco Nacional Renal perteneciente a la Red de Investigación Renal (REDinREN) del Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Ciencia e Innovación. El acto se desarrollará en la Facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá de Henares y a las 11:30h tendrá lugar un encuentro con los medios de comunicación. Asistirán el Dr Rafael Selgas Coordinador de la REDinREN, el Dr Manuel Rodríguez Puyol Director del Biobanco y Alejandro Toledo Presidente de la Fundación Renal ALCER.

Primero de España y segundo de Europa, el Biobanco es un centro al que los 26 grupos de investigación y asociados de la REDinREN envían muestras biológicas para que 224 científicos investiguen interconectados, rompiendo así la tendencia del pasado de hacerlo cada uno por su cuenta.

Actualmente el Biobanco tiene más de 500 muestras individuales almacenadas. Para obtener cada una de ellas, cada paciente ha firmado un consentimiento escrito reconociendo saber que va a participar en un proyecto de investigación de forma voluntaria y que en cualquier momento si lo desea puede ordenar la retirada y destrucción de sus muestras. El anonimato queda garantizado por un sistema que impide hasta a los propios investigadores saber de quien son las muestras con las que están trabajando.

El objeto del convenido firmado es que los propios representantes de los pacientes puedan complementar la información aportada por el médico y sobre todo dudas que a los posibles donantes del Biobanco puedan surgirles una vez abandonada la consulta. Por eso dos representantes de la Fundación Renal ALCER serán formados en el Biobanco para poder atender las demandas de pacientes.

La formación que recibirán contempla aspectos como qué es un biobanco, cómo se hace la recogida y transporte de muestras, su clasificación y etiquetado, la crioconservación, medidas de seguridad y la utilización científica que se le está dando a las muestras.

El proceso comienza cuando a un paciente se le extraen 30-40 ml de sangre que es guardada en un tubo especial para investigación y se marca con una etiqueta, quedando así codificada y protegida la identidad del donante. Los tubos viajan en recipientes especiales, siempre en posición vertical y protegidos por una doble capa de seguridad que resiste golpes y los aísla del frío y del calor externo. El que todas las muestras sean transportadas, procesadas y almacenadas de la misma forma representa uno de los grandes avances, pues semejante homogeneidad está permitiendo hacer estudios científicos en condiciones no descritas hasta el momento.

A su llegada al Biobanco, la sangre es centrifugada para quedarse con los monocitos, es decir, las células que tienen núcleo, pues en este se encuentra el material genético de más valor. El biobanco cuenta con un tanque seco con capacidad para 30 litros , dos tanques nodriza para 180 litros y un congelador vertical con capacidad para 500 litros . En ellos pasarán el resto de su vida las muestras biológicas de los enfermos renales. Algunos monocitos se conservarán -80ºC . Pero otro grupo seleccionado de monocitos, paradójicamente los que se quieren conservar con vida, necesitará estar a -190ºC . Inmersos en nitrógeno líquido, quedarán criocongelados y en estado latente.

Cada tanque de nitrógeno liquido puede almacenar 9.100 viales a -190ºC y en el congelador vertical a -80ºC caben 13.000 muestras más. En total y por el momento, 22.000 muestras. Esto no significa 22.000 pacientes, pues de cada paciente se almacenan entre 13 y 15 tubos con alícuotas (porciones de una misma muestra preparadas para ser utilizadas) de cada tipo de material biológico. De esta forma un paciente participa en varios proyectos.
¿Podría descongelarse el Biobanco? Para evitar esta posibilidad existen tres niveles de seguridad, el grupo electrógeno del edificio, un sistema ininterrumpido de corriente eléctrica y una serie de sondas introducidas en los tanques de congelación que conectadas a un ordenador registran continuamente las temperaturas. Si estas disminuyeran, antes de poner en riesgo la integridad de las muestras el sistema informático llamaría automáticamente al teléfono móvil de una serie de personas relacionadas con el Biobanco.
También recibirían una llamada si se produjera un escape de nitrógeno líquido en la sala, nitrógeno que desplazaría el oxígeno del ambiente, poniendo en peligro la seguridad de los trabajadores.

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