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17 May 2013

Los cambios de clima bruscos pueden influir en la reaparición de crisis en los afectados por algún tipo de trastorno mental


El termómetro varía últimamente haciendo subir y bajar las temperaturas de manera desordenada. Tan pronto tenemos en abanico en la mano, como tenemos la bufanda y el abrigo puestos. Estos cambios, asegura el doctor José Antonio López Rodríguez, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), “obligan a nuestro cerebro a reajustarse”. Igual que el cambio de hora provoca un desajuste en nuestro ritmo circadiano (24 horas), los cambios de estación obligan a nuestro cuerpo a adaptarse al ritmo estacional (365 días).  Ahora bien, ¿Qué sucede cuando los cambios de estación no son claros?, el experto asegura que los cambios bruscos de temperatura pueden provocar “que aquellas personas aquejadas por algún tipo de trastorno mental como depresión o ansiedad,  sufran recaídas o acentúen sus episodios de crisis”.

Es especialmente sensible para estos pacientes la estación en la que nos encontramos actualmente: la primavera. “En primavera, nuestro cerebro se expone a una mayor cantidad de lu. Pasamos del invierno oscuro, lluvioso y  lúgubre a una explosión de luz y de color, de olores que, como norma general, provocan trastornos en todo el organismo”, explica el doctor. “En primavera se dan más casos de problemas digestivos, gastritis, alergias, por lo que no es de extrañar que el órgano más fundamental de nuestro cuerpo, el cerebro, también se vea trastocado”.

Según este experto, existen tres síntomas claros: “alteraciones en el sueño, un cansancio físico mayor de lo habitual e irritabilidad”. Sin embargo, explica el doctor José Antonio López Rodríguez, “no a todos nos afectan por igual estos cambios”.  Existe un grupo de riesgo más propenso a ser afectado por los cambios de temperatura “aquellos que ya en otras estaciones y fundamentalmente en otras primaveras han tenido  han sufrido baches e incluso en desencadenamiento de otros trastornos ya existentes”.

El único consejo posible para prevenir este tipo de recaídas pasa por “conocerse a uno mismo bien”, afirma el doctor López Rodriguez. “En la sociedad actual en la que vivimos, nos movemos tan rápido que hemos perdido la capacidad de conocernos a nosotros mismos, de pararnos un minuto y saber qué nos afecta y por qué”. La tristeza, la ansiedad o el cansancio propios de estos cambios de temperaturas son normales, siempre y cuando no excedan de los 10 días, momento en el cual “deberíamos plantear que, quizás, estos cambios solo han sido el detonante de un trastorno ya existente previamente”.


La luz es un gran estimulante cerebral

La razón fundamental por la cual en primavera y en verano estamos más alterados es la luz” -asegura el vicepresidente de ASEPP-. “La luz es una gran estimulante cerebral, al recibir más luz, estamos más alterados y, por tanto, más despiertos y revolucionados”. Una afirmación que daría al traste con el tópico de que las regiones con más sol tienden a un carácter más pausado.

También es incierto que por tener más sol sean más alegres”- asegura el experto- “Existe un fenómeno mucho más influyente que el ambiental, el cultural. El español, tiene un sentido trágico de la vida, es falso que el español sea la persona más divertida de Europa. De hecho, nuestra cultura tiene muy arraigado un sentido trágico de la vida, y el sentir cultural influye en nuestra psique mucho más que nuestro sentir ambiental”, concluye. 

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