Solo el 10% de los enfermos de hepatitis C está recibiendo tratamiento a nivel mundial, según recoge el informe “La pandemia silenciosa: cómo afrontar la hepatitis C con una política innovadora”, elaborado por The Economist con el patrocinio de Janssen, al tiempo que revela grandes diferencias en la asistencia entre los países.
“A pesar de la importante carga que supone el VHC, los gobiernos de todo el mundo no han sabido captar el alcance y las repercusiones de la enfermedad. Tanto en el mundo desarrollado como en los países en desarrollo, el coste humano y económico del VHC seguirá aumentando a menos que los responsables políticos afronten ahora este problema de salud pública urgente”, ha dicho el presidente de la Alianza Mundial contra la Hepatitis, Charles Gore.
Por otro lado, los expertos denuncian el desconocimiento del problema, provocado por la falta de información epidemiológica sobre la enfermedad. Por ejemplo, según la Alianza Mundial contra la Hepatitis, solo Países Bajos cuenta con información fiable sobre hepatitis C, mientras que en otros 16 países de la Unión Europea, los datos de que se disponen son escasos o inexistentes.
A ello se suma también la incertidumbre en el ámbito científico, donde aún hay elementos básicos de la biología del virus C que son un misterio, como los que hacen que haya gente que llegue a fases terminales de la enfermedad y gente que no.
PREVENCIÓN
En general, las principales vías de contagio son jeringas no esterilizadas y la transfusión de sangre infectada, y varían en función del grado de desarrollo y las circunstancias del país que se observe.
Según recoge el informe, en muchos países en vías de desarrollo el contagio y transmisión del virus C se produce dentro del propio sistema sanitario. Los resultados de algunos estudios promovido por la OMS revelan que solo un 53% de la sangre que se transfundía en 2008 se había sometido a los análisis previos oportunos, y en 39 países no había controles rutinarios de la sangre que se donaba.
Otro estudio anterior, también de la OMS, reflejaba que el uso de material sin esterilizar era la principal causa de la incidencia mundial de la enfermedad. En los países desarrollados, la mayoría de los nuevos casos de infección con el virus C se circunscriben al ámbito del consumo de drogas, en concreto entre aquellas personas que se las inyectan.
Entre las apreciaciones plasmadas en el estudio, los expertos admiten que esta circunstancia provoca una serie de problemas para el abordaje de la enfermedad, “ya que suelen ser personas que no se preocupan demasiado por su salud, por lo que es complicado intervenir con ellos o poder aplicarles tratamientos”.
La OMS calcula que alrededor de 150 millones de personas en todo el mundo están actualmente infectadas por el VHC, una enfermedad que se transmite por la sangre, y que provoca la muerte a 350.000 personas al año.
Se estima que hasta dos tercios de los infectados por el virus C desarrollarán enfermedad hepática crónica, y una de cada cinco desarrollará cirrosis. El VHC es además la causa principal de trasplante de hígado en todo el mundo.
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