El III Plan Integral de Salud Mental de Andalucía (PISMA), con horizonte en 2020, prioriza abordar trastornos en la infancia y en los sectores más vulnerables. El consejero de Salud, Aquilino Alonso, ha informado al Consejo de Gobierno sobre esta nueva estrategia que ha puesto en marcha su departamento y que mejorará la accesibilidad a la atención de los menores de 18 años que podrán acudir con mayor facilidad a las unidades de salud mental comunitaria (USMC) más cercanas a su domicilio, tras una primera valoración de su pediatra.
Profesionales sanitarios con competencias específicas se coordinarán con los pediatras de Atención Primaria, ya que éstos juegan un papel fundamental en la detección y atención precoz, el tratamiento y la construcción del proyecto vital de los menores con problemas de salud mental. El plan también plantea que se adapten los espacios para menores y adolescentes en las USMC y en las Unidades de Hospitalización.
El III PISMA, que da continuidad a la estrategia desarrollada desde 2008, presta especial atención a la infancia y a la adolescencia ya que a los 14 años han surgido la mitad de los problemas de salud mental que aparecerán en el curso de la vida. Así, busca mejorar las competencias emocionales, los roles igualitarios de género y las herramientas para el manejo de la vida diaria al introducir la educación emocional en centros educativos de Andalucía. Por tanto, Salud potenciará la colaboración con la Consejería de Educación en programas como `Creciendo en Salud’ en los centros de educación infantil y primaria y ‘Forma Joven en el Ámbito Educativo’ en secundaria. En el ámbito educativo se incidirá también en la promoción y la prevención de, entre otros, el acoso escolar, el ciberacoso y el sexting, las drogodependencias, así como otras situaciones de riesgo.
El III PISMA busca también mejorar la detección de situaciones de abuso, desprotección y abandono de menores, y pondrá en marcha programas de prevención destinados a la población infantil y adolescente en situación de riesgo.
Atención a la ansiedad y la depresión
El 25% de las personas acuden a las consultas de los médicos de familia por cuadros de ansiedad y depresión, habiéndose incrementado en los últimos años la medicalización de los problemas de la vida cotidiana, produciéndose un aumento progresivo del consumo de fármacos.
La Consejería pretende mejorar el uso de las diferentes herramientas disponibles que eviten una medicalización excesiva, favorezcan las intervenciones psicológicas y sociales y contribuyan a la recuperación de personas con problemas de salud mental. Con estas intervenciones la Administración sanitaria se plantea reducir en un 10% el consumo de ansiolíticos y antidepresivos en la población andaluza. Entre otras actuaciones para facilitar a la ciudadanía herramientas para responder a las dificultades de la vida cotidiana, se incidirá en la estrategia GRUSE (Grupos Socioeducativos de Atención Primaria en Salud), que se ha implantado en los centros de salud con la finalidad de mejorar el control de la propia salud y la calidad de vida de las personas destinatarias. Se han desarrollado 1.499 GRUSE que han beneficiado a 11.857 mujeres. Esta iniciativa ya ha comenzado a pilotarse en hombres con malestar psicosocial, habiéndose desarrollado 18 grupos con la participación de 157 hombres.
Personas en situación de riesgo
El III Plan busca mejorar la accesibilidad y adecuar las prestaciones a las necesidades de las personas con problemas de salud mental en situación de riesgo o desventaja social, entre las que se encuentran, las personas mayores, aquellas con discapacidad intelectual, las personas sin hogar, los inmigrantes y las internadas en centros penitenciarios.
También las mujeres víctimas de violencia machista se encuentran en situación de riesgo, por ello, en este año, se editará una guía de atención a aquellas que precisen una asistencia especializada en las Unidades de Salud Mental Comunitaria.
La Historia Clínica Digital cobra especial relevancia en esta estrategia ya que se usará como herramienta para detectar y valorar situaciones de riesgo. Asimismo, repercutirá en la mejora de la calidad y la continuidad asistencial e incluirá la planificación anticipada de decisiones de las personas con trastorno mental grave, como instrumento para garantizar sus derechos.
Por otra parte, plantea la necesidad de intensificar las estrategias de prevención ante el estrés laboral así como trabajar para prevenir problemas de salud en personas con enfermedades crónicas, personas con discapacidad y cuidadoras. Y también incluye actuaciones para la prevención del suicidio y para la mejora de la atención a las personas con trastornos de la conducta alimentaria, trastornos obsesivos, trastornos de la personalidad o por adicciones.
La estrategia promueve también un plan regional de investigación en salud mental que incorpore proyectos de investigación de carácter multicéntrico y líneas de investigación epidemiológica, priorizando las enfermedades mentales en la infancia y adolescencia, la prevención del suicidio, los resultados en salud sobre la recuperación en las personas con trastorno mental grave, el desarrollo de intervenciones con las TIC y el uso de herramientas psicológicas, incorporando la perspectiva de género.
Cinco líneas de actuación
El PISMA cuenta con cinco líneas estratégicas de actuación, que se apoyan en la experiencia de los planes anteriores y en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y de la Comisión Europea.
La primera de ellas se centra en la promoción del bienestar emocional y la prevención de problemas de salud mental en poblaciones de riesgo. La segunda se vincula a la detección precoz y la atención de calidad adaptada a las diferentes franjas de edad, con la ampliación de los programas de atención ambulatoria a la infancia y la adolescencia, así como la puesta en marcha de intervenciones específicas para los problemas de la población adulta, desde los más graves a los más prevalentes (como la ansiedad, la depresión y las somatizaciones).
La tercera línea incluye medidas de promoción de la igualdad, respeto a los derechos de las personas con problemas de salud mental y participación efectiva de la ciudadanía y sus organizaciones.
La organización de los recursos de soporte, materiales humanos y organizativos se recogen en la cuarta línea estratégica. La quinta, que completa el plan, se dirige a mejorar la gestión del conocimiento, la investigación y la evaluación de la salud mental.
Red de salud mental
Andalucía cuenta con una red de atención a la salud mental extensa y diversificada. Actualmente funcionan en la comunidad 78 Unidades de Salud Mental Comunitaria; 14 Unidades de Salud Mental Infanto-Juvenil, con 252 plazas de día; 20 Unidades de Hospitalización, con 542 camas; 16 Hospitales de Día, con 365 plazas; nueve Unidades de Rehabilitación, con 300 plazas, y 15 Comunidades Terapéuticas de Salud Mental con 254 camas.
Alrededor de 250.000 andaluces son atendidos cada año en las Unidades de Salud Mental Comunitaria que funcionan en Andalucía, que sirven de apoyo a los profesionales de los centros de atención primaria, prestan atención ambulatoria y domiciliaria y, si es necesario, coordinan la derivación de casos a las Unidades de Salud Mental Infanto-Juvenil y a las de Rehabilitación u Hospitalización, así como a los Hospitales de Día y a las Comunidades Terapéuticas.
Además, la atención sanitaria se complementa con los programas de apoyo social que desarrolla la Fundación Pública Andaluza para la Integración Social de Personas con Enfermedad Mental (FAISEM), en estrecha colaboración con los servicios de salud mental y de atención a la dependencia.
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