El Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento
de la Sociedad Española de Neurología (GETM), en colaboración con el
Observatorio Párkinson de la Federación Española de Parkinson (FEP) y la
Asociación Parkinson Galicia-Coruña, acaba de publicar en la revista
internacional Movement Disorders los resultados de la encuesta realizada
entre pacientes españoles en los meses de mayo, junio y julio de 2020, con el
objetivo de conocer el impacto de la pandemia por COVID-19 en las personas que
padecen enfermedad de Parkinson. El estudio, realizado con las respuestas de
casi 600 pacientes de 49 provincias españolas, cuenta con el aval científico de
la Sociedad Española de Neurología (SEN) y es uno de los más amplios que se han
realizado hasta la fecha en el ámbito internacional.
Según se
desprende de este estudio, más del 95% de los pacientes españoles con
enfermedad de Parkinson llevaron a cabo rigurosas medidas preventivas para
evitar contraer la enfermedad -no solo uso de mascarilla o lavado de manos,
sino confinamiento y distanciamiento social riguroso-, a pesar de que más del
85% no tuvo contacto con casos de Covid-19. Y aunque casi el 73% de los
pacientes siguió con sus tratamientos y se mantuvo activo durante el
confinamiento, el 65,7% percibió un empeoramiento de sus síntomas. Entre los
más habituales: bradicinesia (48%); trastornos del sueño (41%); rigidez (41%);
alteraciones de la marcha (34,5%); ansiedad (31%); dolor (28,5%); fatiga (28%);
depresión (27,5%); temblor (21%) y/o trastornos del apetito (13%).
“Aunque no
hay evidencia de que los pacientes con Parkinson tengan un mayor riesgo de
contraer COVID-19 o de tener un peor pronóstico en caso de resultar
contagiados, es innegable el impacto que la pandemia tuvo en el
empeoramiento de la función motora como en el desarrollo de síntomas
psiquiátricos -como estrés, depresión o ansiedad- como consecuencia del
aislamiento o las restricciones a la movilidad”, señala el
Dr. Diego Santos , Secretario del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento
de la SEN y principal autor del estudio. “Nuestra investigación apunta a que
los pacientes españoles percibieron la pandemia con preocupación y
responsabilidad, pero más de la mitad experimentaron un empeoramiento de sus
síntomas durante el confinamiento, sufriendo temblores, rigidez, caídas,
fluctuaciones motoras, discinesias, ansiedad, depresión y dolor. Además,
aproximadamente 1 de cada 3 presentó problemas cognitivos y trastornos del
comportamiento”.
Además, la
pandemia no solo ha tenido consecuencias entre los pacientes sino también en
los cuidadores. Durante el confinamiento, el 63,5% de los pacientes contó con
un cuidador principal, principalmente un miembro de su familia. Pero mientras
que un 70% de los pacientes consideran que la pandemia les ha afectado
negativamente y valoran el impacto negativo en un 6,6 (en una escala de 0
a 10), en el caso de los cuidadores, este impacto asciende al 6,9.
“Finalmente
señalar que aunque el estudio no fue diseñado para determinar la prevalencia de
COVID-19, los datos que hemos recogido sugieren que el porcentaje de pacientes
con Parkinson afectados por COVID-19 podría ser bastante bajo. En nuestra
muestra, solo un 2,6% tuvieron la enfermedad confirmada, de los cuales solo un
33% tuvo que ser hospitalizado y únicamente hemos recogido un caso que tuvo que
ser ingresado en una UCI”, comenta el Dr. Diego Santos. “Por lo tanto, más
que la enfermedad en sí, ha sido el confinamiento, el cierre de las
asociaciones de pacientes, el distanciamiento social, así como los sentimientos
de soledad, depresión o el estrés psicológico -que reducen la eficacia de los
medicamentos dopaminérgicos-, lo que más ha impactado en la salud de nuestros
pacientes con Parkinson”.
“Aunque las
asociaciones de Parkinson han hecho un importante esfuerzo por mantener el
contacto con sus usuarios, la pandemia ha llevado al cierre temporal de muchas
de estas entidades, por lo que las personas afectadas no han podido continuar
con sus terapias de rehabilitación de manera presencial. Esto, unido al
confinamiento, ha afectado a las personas con Parkinson, no solo en el ámbito
físico, sino también emocional. Este estudio pone de manifiesto la necesidad de
tomar medidas para garantizar el bienestar de las personas con Parkinson y sus
familias”, explica Leopoldo Cabrera, Presidente de la Federación Española de
Párkinson.
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