Los meses de verano,
coincidiendo con el calor, son ideales para iniciar la retirada del pañal.
Según la Asociación Española de Pediatría (AEP) “el control de esfínteres (pipí
y caca) se suele producir entre los 2 y 3 años de edad, aunque algunos niños
pueden hacerlo más tarde” (1). Además, alrededor de los 2 años, el
niño ya puede colaborar en el uso del orinal pues “tiene suficiente preparación
física, puede caminar sin ayuda, tiene una buena coordinación de las manos,
subirse o bajarse los pantalones, etc., es capaz de seguir instrucciones y
controla la vejiga” (1).
Una correcta retirada de pañal es muy importante
para el desarrollo del niño. Entre los 2 y 3 años empieza a sentir que tiene la
vejiga llena, puede controlar la micción ocasionalmente y es capaz de
distinguir la diferencia entre seco y mojado: “orina bastante de una vez (no en
pequeñas cantidades y frecuentes), se mantiene seco durante 2 o 3 horas y se da
cuenta de que va a orinar por los gestos o postura que pone” (1),
por ello, sería el momento ideal para la retirada del pañal diurno.
Cada niño es distinto y no hay una norma fija para
la retirada pero, además de reducir la ingesta de líquidos por la noche, se
recomienda procurar que no esté más de 10 horas de sueño sin orinar, inculcar
hábitos miccionales correctos como postura adecuada y cómoda, con adaptadores
de WC si fuera preciso; retirar la ropa interior para que no dificulte la
micción; evitar que al orinar corte el chorro o haga fuerza para que sea
continuo y completo y que orine al principio con frecuencia, unas seis veces o
más al día.
Existen una serie de pautas a seguir en relación
con la ingesta de líquidos para evitar el pis en la cama, que pasan por regular
el horario de bebida, pero no reducir el volumen de
líquido durante todo el día, si es una cantidad normal de ml, así la regla
sería “beber más por la mañana, menos por la tarde y poco o nada antes de
acostarse” (2).
Entre los 4 y 5 años comienza a controlar dónde y
cuándo orinar y a despertarse por las noches con la sensación de vejiga muy
llena, alternando noches secas y húmedas, por eso es el momento idóneo para
iniciar la retirada del pañal nocturno y evitar una posible enuresis nocturna
futura.
Pasados los 5 años, la enuresis nocturna requiere
tratamiento personalizado y debe ser valorada por el pediatra, urólogo o
nefrólogo pediátrico, quien determinará la causa del problema y descartará
patologías más graves asociadas como pueden ser la diabetes, infecciones del
aparato urinario, malformaciones, etc.
La enuresis nocturna es un trastorno
frecuente, “afecta al 16% de los niños de 5 años, al
10% de los de 6 años y al 7,5% de los de 10 años de edad” (2), pero
al hacer un seguimiento a largo plazo vemos “una resolución espontánea con una
frecuencia aproximada del 15% anual” (3,4). Aun así, “a partir de
los 15 años de edad todavía persistirá el problema en un 1-3% de la población” (5,6).
Por eso, si tras la retirada del pañal
y pasados los 5 años el niño sigue mojando la cama por las noches, es el
momento de consultar con el pediatra para evitar los escapes a una edad en la
que todo niño debería fisiológicamente controlar sus esfínteres.
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