La
Sociedad Española de Reumatología (SER) ha elaborado el primer documento de
consenso de terapias biológicas en lupus con el objetivo de optimizar el uso de
estos nuevos fármacos. “Este consenso beneficiará a los pacientes reduciendo en
lo posible la aparición de efectos no deseados debidos a la toxicidad, y
disminuirá los costes innecesarios”, según explica el coordinador del documento
y jefe de Sección de Reumatología del Hospital Universitario Sierrallana
(Cantabria), el Dr. Jaime Calvo.
A su juicio, “dada la aprobación por la Agencia
norteamericana de medicamentos (FDA, en sus siglas en inglés) y por la Agencia
europea de medicamentos (EMA) de un agente biológico para su uso específico en
el lupus, junto a la no infrecuente utilización en esta enfermedad de otros
agentes biológicos, fuera de ficha técnica, era necesario un posicionamiento de
la Reumatología como especialidad preferentemente implicada en el manejo de
esta patología, de cara a ofrecer un instrumento que optimice el uso de estos
agentes en esta patología tan compleja”.
Los objetivos de
este consenso han sido analizar
la evidencia científica para el uso de las diferentes terapias biológicas
utilizadas en el tratamiento del lupus, subrayar la necesidad de una evaluación
objetiva y con instrumentos validados de los pacientes, intentar homogeneizar
las indicaciones y el uso terapéutico de estas terapias, así como mejorar la
gestión del riesgo que conlleva la utilización de estos agentes.
Según el Dr. Calvo, “los cambios en este campo no
deberían ser bruscos sino progresivos. Las indicaciones aprobadas para estos
agentes en ficha técnica son realmente selectivas y su utilización en otras
situaciones siempre está reservada a casos refractarios. Por tanto no habrá
revoluciones de un día para otro”. Sin embargo, “seguro que de aquí a diez años
si volvemos la vista atrás en ese momento, nos daremos cuenta del gran cambio que se ha ido produciendo”,
añade.
Algunas conclusiones del consenso
De forma genérica se puede indicar que la molécula
belimumab está indicada en pacientes con lupus activo que no se controle con el
tratamiento inmunosupresor estándar, excluyendo a pacientes con manifestaciones
viscerales graves (especialmente renales y del sistema nervioso central) que
quedaron excluidos en los ensayos clínicos hasta ahora realizados con este
agente. Precisamente en este tipo de pacientes con enfermedad refractaria
grave, hoy por hoy, la alternativa terapéutica dentro del campo de los biológicos
sería la utilización fuera de ficha técnica de rituximab. El uso de otros
biológicos se contemplaría en situaciones muy especiales.
“Los nuevos agentes van a ofrecer nuevas posibilidades
de tratamiento y probablemente de menor toxicidad”, constata el Dr. Calvo,
quien insiste en que “los reumatólogos son los especialistas que lideran el
manejo de los pacientes con enfermedades autoinmunes sistémicas como el lupus”.
Una
patología de causa desconocida
El
Lupus Eritematoso Sistémico (LES) es una enfermedad autoinmune crónica que provoca
que el sistema inmune, el mecanismo de
defensa de nuestro organismo, comience a atacar a los tejidos propios, creando
un exceso de anticuerpos anómalos en el
torrente sanguíneo y causando inflamación y daños en las articulaciones, los
músculos y en diferentes órganos. Esto
pone en riesgo la vida del paciente, ya que puede afectar a cualquier órgano vital,
incluyendo el corazón, los pulmones, los riñones o el cerebro. En concreto, se
estima que afecta en torno a
40.000 personas en España, en su mayoría mujeres jóvenes en edad fértil.
Su
causa es desconocida, pero se sabe que existen factores genéticos, ambientales
y hormonales implicados en esta enfermedad. Entre las manifestaciones clínicas
más frecuentes se pueden destacar las del aparato locomotor (dolor e
inflamación de las articulaciones), el cansancio, la fiebre, la pérdida de
apetito y de peso, la disminución del número de glóbulos blancos, rojos y
plaquetas, manchas en el dorso de la nariz y en las mejillas y alteraciones
renales, entre otras.
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