Este año se
cumple el centenario del movimiento arquitectónico Bauhaus. Cien años
de un estilo único y peculiar que encuentra en Tel Aviv su máximo
exponente.
Para celebrar el aniversario número 100 de esta corriente
arquitectónica, el jueves 19 de septiembre abrirá las puertas el White City Center,
cofundado por el Ayuntamiento, la Fundación Tel Aviv y del Gobierno de
Alemania (cuna del Bauhaus) que tiene por objetivo poner en valor el
gran patrimonio arquitectónico de la Ciudad Blanca, nombre que
reciben los más de 4.000 edificios Bauhaus que hay en Tel Aviv y que
son Patrimonio de la Humanidad desde 2003. El nuevo centro se ubicará
en Liebling Haus, un edificio de la escuela Bauhaus construido hace
80 años que tras el acuerdo germano-israelí resurgirá como sede del White City Center.
Del 19 al 21 de septiembre, el White
City Center y otros puntos de la ciudad acogerán
exhibiciones, workshops, visitas
guiadas y ponencias, siempre con el Bauhaus como máximo protagonista.
Posteriormente, este nuevo centro de Tel Aviv también promoverá
colaboraciones germano-israelís, que, a través de estrategias,
tecnologías y productos innovadores contribuyan a la conservación
sostenible de los edificios.
Además, durante el mismo fin de semana tendrá lugar el Open House Tel Aviv, un
evento anual de arquitectura que exhibirá cientos de casas
interesantes y edificios únicos. Para acercar los secretos de la
Ciudad Blanca a todos los públicos, habrá docenas de recorridos
arquitectónicos en varios idiomas por toda la ciudad, todos ellos
gratuitos y sin necesidad de inscripciones.
Una arquitectura
nacida en Alemania arraigada en el corazón de Israel
El estilo Bauhaus se caracteriza por su sencillez, sus líneas
geométricas, su funcionalidad y su color: el blanco. Una
característica que ha dado a Tel Aviv el sobrenombre de “Ciudad
Blanca”, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 2003 por ser
“un ejemplo sobresaliente del planeamiento de una nueva ciudad y su
arquitectura a principios del siglo XX”.
Aunque Tel Aviv es la ciudad más representativa de este movimiento,
el Bauhaus nació en Alemania en 1933, de la mano de arquitectos
judíos que se exiliaron antes del inicio de la Segunda Guerra
Mundial. En Tel Aviv, adaptaron los edificios al clima desértico
existente, construyendo inmuebles puramente funcionales, sin adornos,
con balcones estrechos y con un aspecto monocromático con el fin de
protegerse del sol.
Asimismo, los ventanales se hicieron más pequeños –a diferencia de la
propuesta de la escuela alemana– para atenuar la entrada de luz.
También se favoreció la ventilación con la construcción de patios
interiores que, con el paso de los años, empezaron a albergar vida y
a hospedar los servicios que requerían los habitantes de la creciente
ciudad.
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