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20 November 2008

Aumentan los pacientes con Hepatitis C tratados en las prisiones españolas, consecuencia de la sensibilización del médico y del paciente

A pesar de que la población penitenciaria es uno de los grupos con mayor prevalencia de infección por el virus C de la hepatitis (VHC), el número de internos infectos ha disminuido en los últimos años, Alrededor del 28% de los internos de las cárceles españolas padece hepatitis C crónica, frente al 48% en 1998.
Esta reducción es consecuencia de dos factores principales: por un lado, "el aumento de población penitenciaria inmigrante, que procede de países en los que no es habitual el consumo de drogas por vía intravenosa y en los que es escasa, por consiguiente, la transmisión parenteral de esta infección", señala el Dr. Pablo Saiz de la Hoya, médico del Centro Penitenciario Alicante I.
Por otra parte, resulta determinante "la sensibilización tanto de los profesionales médicos como de los propios pacientes sobre la importancia de esta patología, un factor muy importante para llevar a cabo el tratamiento", matiza el Dr. Andrés Marco, coordinador del Programa VIH/SIDA del Centro Penitenciario La Modelo de Barcelona.
Sin embargo, la estancia en prisión puede ser un momento óptimo para iniciar el tratamiento de la hepatitis C puesto que los equipos sanitarios están muy próximos al paciente, lo que explica que en algunos estudios presentados en este Congreso se observen tasas de abandono mucho menores que las existentes fuera del ámbito penitenciario", señala el Dr. Marco. El manejo de los efectos adversos que se producen durante el tratamiento, añade el Dr. Marco, se pueden ir "controlando muy de cerca debido a la proximidad médico-paciente y además en ocasiones, si se precisa, al ser la prisión un medio cerrado cabe la posibilidad de administrar el tratamiento de forma directamente observada.

-Factores adversos controlados
"Irritabilidad, depresión, cansancio y alteraciones en los análisis de sangre: disminución de los leucocitos y plaquetas o anemia, son algunos de los efectos secundarios que se producen con más frecuencia", señala el Dr. Ricard Solá, Jefe de la Sección de Hepatología del Hospital del Mar de Barcelona.
Para este investigador, "los trastornos psiquiátricos y los hematológicos son las primeras barreras a la hora de iniciar el tratamiento, sin embargo, en los últimos años se ha trabajado intensamente en estos dos campos, por lo que se han logrado minimizar estos efectos". La anemia hemolítica consecuencia de la ribavirina puede obligar a reducir la dosis de los fármacos o bien a "utilizar eritropoyetina, algo que mejora la calidad de vida del paciente y resulta coste-beneficio, tal y como señalan diversos estudios", afirma el Dr. Solá.

-Estudio RibaDOT
El correcto diagnóstico y el éxito del tratamiento no serían posibles sin un adecuado seguimiento de la indicación terapéutica. Para algunos pacientes penitenciarios por el hecho de llevar una vida marginal y con escaso acceso al sistema sanitario, la estancia en prisión suele ser "la primera oportunidad para optar al tratamiento", señala el Dr. Saiz de la Hoya.
Precisamente este especialista ha coordinado el estudio RibaDoT, cuyo objetivo es valorar si el Tratamiento Directamente Observado (TDO, supervisado por personal sanitario) de la ribavirina (Copegus®) y el interferón pegilado alfa-2a (40 KD) (Pegasys®) es o no más eficaz que la autoadministración de estos fármacos. Los resultados en la semana 12 de tratamiento "muestran unas tasas de éxito que ofrecen una mayor probabilidad de curación", apunta el Dr. Saiz de la Hoya. En concreto, señala el experto, "la tasa de respuesta viral precoz alcanza el 87% de los pacientes, de los cuales el 72,9% obtuvo en la semana 12 carga viral indetectable".

-Estudio Epiband
La proporción de pacientes infectados por el VHC está en constante disminución en el medio penitenciario como consecuencia de las mejoras en el diagnóstico, tratamiento y programas de prevención de la enfermedad. El Grupo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria (GEISESP) ha implementado, con la colaboración de Roche, el Estudio Epiband para "conocer las causas de abandono del tratamiento en este colectivo", afirma el Dr. José de Juan, médico del Centro Penitenciario de Córdoba.
"Más de 600 pacientes y 25 centros penitenciarios participan en este ambicioso proyecto que supone una de las mayores cifras de un estudio epidemiológico de estas características en nuestro país", señala el Dr. De Juan.
Además de estos proyectos, GEISESP ha iniciado con el patrocinio de Roche un amplio abanico de actividades formativas en este campo para médicos penitenciarios.

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