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18 June 2009

5 Sociedades Médicas Científicas elaboran el documento "Recomendaciones en procesos de rehidratación y deshidratación leve"


Pérdida de apetito, disminución de la producción de orina, calambres, taquicardia, dolor de cabeza, sensación de mareo, desorientación, y en el caso de que la deshidratación sea extrema, el paciente puede entrar en coma o, incluso, morir. Las múltiples consecuencias para la salud que puede producir un estado de deshidratación hacen que constituya un problema de salud pública.
Con el objetivo de mejorar la calidad de vida y salud de la población, ayudando a mantener el equilibrio hídrico y evitando la aparición de síntomas relativos a los procesos de deshidratación, la Asociación Española de Gastroenterología (AEG), la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) y la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) han elaborado el documento “Recomendaciones en procesos de rehidratación y deshidratación leve”.
Según el Dr. Luis Bujanda, Vicesecretario de la Asociación Española de Gastroenterología (AEG) “este documento tiene como objetivo ser un referente para los profesionales de la salud a la hora de aconsejar a la población sobre las principales recomendaciones para mantener un nivel óptimo de hidratación”.
“Asimismo, hace mención a las situaciones en las que hay que prestar especial atención al nivel de hidratación y establece unas recomendaciones específicas para los grupos de riesgo”, añade el Dr. Bujanda.
Las recomendaciones estarán disponibles en las páginas web de las Sociedades Médicas Científicas y se distribuirán en las consultas de Atención Primaria y en las Consejerías de Salud.


-Recomendaciones para mantener un nivel óptimo de hidratación
Como consecuencia de los distintos procesos vitales y, también, de la actividad diaria el organismo sufre continuas pérdidas de líquidos, a través de la piel por la sudoración, de la orina, etc. En este sentido, el balance hídrico debe estar equilibrado, ya que si no se reponen adecuadamente estos líquidos, se puede sufrir deshidratación.

Con la llegada del verano y la subida de las temperaturas, el número de personas que pueden sufrir deshidratación aumenta significativamente. En este sentido, reponer de manera adecuada los líquidos es fundamental para preservar el buen estado de salud.
No es conveniente guiarse por la sensación de sed, puesto que esta señal de alerta está originada cuando se ha producido ya una disminución del volumen total de agua en el cuerpo y no es un buen indicador para llevar a cabo una rehidratación completa, por lo tanto hay que educar al ciudadano a tener el hábito de consumir líquidos suficientes para compensar las pérdidas.
En este sentido, el Dr. Bujanda señala que “es conveniente ingerir de 4 a 10 vasos de líquidos al día, aunque no se tenga sed, especialmente en situaciones de calor. Se aconseja la ingesta de agua y otras bebidas que son clave para asegurar una buena hidratación”.
Igualmente, la Dra. Pilar Matía, de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), afirma que “consumir ciertos alimentos con un alto porcentaje de agua puede ayudar a mantener un buen nivel de hidratación: frutas y verduras (melón, sandía, fresa, pomelo, uva, naranja, tomate, zanahoria, calabaza, etc.)”.

Respecto al ejercicio físico, el esfuerzo y las grandes pérdidas por la sudoración pueden alterar la percepción de sed. El Dr. Alberto Sacristán, Miembro del Grupo de Trabajo de Alimentación y Nutrición de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), explica que para prevenir la deshidratación y mejorar el rendimiento “es conveniente hidratarse antes, durante y después de realizar ejercicio físico, y evitar practicarlo en los momentos del día de mayor calor”.
Para propiciar el consumo de líquido, el Dr. Sacristán señala que “para ayudar a una ingesta diaria adecuada de líquidos, puede ser conveniente ingerir bebidas con diversidad de sabores. En algunas ocasiones podría recomendarse el consumo de bebidas con sales minerales y glucosa para facilitar una mejor rehidratación en situaciones de deshidratación leve”.
“No son recomendables las bebidas alcohólicas para evitar la deshidratación e incluso pueden llegar a provocarla. En caso de comidas copiosas, se requiere un aporte suplementario de líquidos”, añade la Dra. Matía.

-Situaciones especiales
Junto con una insuficiente ingesta de líquidos, otras de las causas más habituales de la deshidratación son las diarreas y vómitos, la sudoración excesiva- por ejemplo en situaciones de calor, actividad intensa-, el uso de determinados fármacos como, por ejemplo, diuréticos, procesos febriles o enfermedades crónicas que hacen que disminuya el nivel de líquidos.
En este sentido, el Dr. José Luis Calleja, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) señala que “hay que prestar especial atención al nivel de hidratación cuando se manifiesta sed, sequedad de las mucosas y de la piel, y disminución de la cantidad de orina, síntomas de deshidratación leve”.
“Asimismo, cuando se den situaciones que pueden favorecer la deshidratación como fiebre, diarreas, vómitos y cuando se tomen ciertos medicamentos o padezcan algunas enfermedades, que pueden requerir una recomendación específica de hidratación”, explica el Dr. Calleja.
Del mismo modo, cuando se produzca una pérdida brusca de peso, orina oscura y concentrada, somnolencia, dolor de cabeza y cansancio extremo; “se recomienda consultar al médico”, concluye el Dr. Calleja.

-Los grupos más vulnerables: niños, embarazadas y personas mayores
La deshidratación constituye un riesgo para el conjunto de la población, pero existen grupos que, por sus especiales características, son más susceptibles a padecer sus consecuencias, como: lactantes, niños, personas mayores, embarazadas o madres en fase de lactancia. Y esto se explica, entre otros factores, por sus condiciones fisiológicas y el porcentaje que representa el líquido en su peso corporal total. Por tanto, es fundamental vigilar la correcta hidratación de estos grupos de población.

Respecto a los niños, su cuerpo tiene mayor porcentaje de agua que el de los adultos. Estos tienden a beber menos ya que su percepción de la sed está menos desarrollada y además sufren pérdidas como consecuencia de su actividad física.
Cuando un niño se deshidrata, no solamente pierde líquido. Estos tienen una gran hidrolabilidad, es decir, son capaces de perder líquido y sales minerales en cantidades importantes y llevarles a un proceso de deshidratación.
Según la Dra. Mª Luisa López, Coordinadora del Grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) “los lactantes y los niños necesitan proporcionalmente más aporte de líquidos que los adultos y tienen mayor riesgo de deshidratación: se recomienda la lactancia materna y respetar las proporciones de agua y leche en la preparación del biberón”.
Respecto a las madres en periodo de lactancia, los expertos afirman que “la leche materna contiene un 90% de agua, por lo que una madre en periodo de lactancia debe ingerir alrededor de 8 a 14 vasos de líquido al día”, concluye la Dra. López.
En cuanto al embarazo, esta es una de las etapas en la vida de la mujer en las que los cuidados del cuerpo deben extremarse. La importancia y la necesidad de beber suficiente líquido van más allá de hidratar el organismo.
“En el embarazo la evolución y desarrollo del feto está condicionado por un correcto aporte de líquidos. Una buena hidratación alivia el estreñimiento y previene las infecciones de orina”, explica la Dra. López.
En relación a las personas mayores, la disminución de la sensación de sed es la principal causa de deshidratación. Según la Dra. Matía “para evitar su deshidratación es mejor ofrecer bebidas en pequeñas cantidades que insistir en la ingesta de grandes volúmenes de líquidos”.


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