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19 June 2009

La falta de higiene eleva el riesgo de sufrir un cáncer de pene


La falta de higiene incrementa el riesgo de desarrollar cáncer de pene. De hecho, cerca del 90% de los casos se da en pacientes con fimosis (un trastorno en el que el prepucio contraído no puede retraerse sobre el glande), en los que resulta más complicado el aseo de esta zona. Por el contrario, en las culturas en las que se circuncida a los niños nada más nacer, como son los judíos y los árabes, la incidencia de este tumor es mínima. Aún así, en los países desarrollados, como es el caso de España, este tumor apenas alcanza al 3% de los varones, frente a zonas más desfavorecidas del planeta, donde la higiene es más bien precaria, en las que el cáncer de pene llega hasta el 20% de la población masculina, según se puso de manifiesto en el LXXIV Congreso Nacional de la Asociación Española de Urología (AEU), que se acaba de celebrar en el Centro de Eventos de la Feria de Valencia.

Tal y como explicó el doctor Bernardino Miñana, coordinador del Grupo de Urología Oncológica de la AEU, “la circuncisión en pacientes con fimosis es una opción quirúrgica recomendable tanto por motivos funcionales como para prevenir el cáncer de pene si se realiza en recién nacidos. En los varones que conservan el prepucio, los que no están circuncidados, el riesgo parece incrementarse debido a la irritación crónica producida por la retención de una sustancia denominada esmegma, que suele acumularse en el espacio balanoprepucial, entre el prepucio y el glande. De ahí que sea imprescindible el aseo diario y adecuado de esta zona. No obstante, hasta en un 50% de los casos es posible detectar la presencia de infección por los serotipos 16 y 18 del papilomavirus humano”.

Al tratarse de un órgano externo es más fácil detectar a simple vista cualquier anomalía, lo que favorece un diagnóstico mucho más temprano cuando hay un tumor. Por lo general, esta enfermedad suele producir un crecimiento anormal o una lesión enrojecida permanente en el pene. Los expertos recomiendan prestar atención si aparecen llagas, heridas, enrojecimiento del glande.

Ante cualquiera de estos síntomas, que en ocasiones son causa de otros problemas menos graves, es importante consultar inmediatamente al urólogo, a fin de descartar la presencia de un tumor de pene. La mayoría de los diagnósticos de cáncer de pene se dan en varones de más 55-60 años. “Pero todavía nos encontramos con tumores diseminados en personas de avanzada edad que, por miedo y vergüenza, no consultaron ante los primeros signos”, asegura el doctor Miñana.

-Diagnóstico y tratamiento
Para la detección del cáncer de pene existen una serie de pruebas concluyentes como son una exploración física completa del miembro y de la región inguinal, así como un escáner abdominal que abarque ambas ingles. En cualquier caso, es necesaria una confirmación histopatológica para la toma de decisiones terapéuticas.

La mayoría de las veces se diagnostica cuando el tumor se encuentra en la superficie del glande o del prepucio. “En estos casos”, señala el doctor Miñana, “la prioridad terapéutica es curar el cáncer intentando conservar la función del pene. Entre las opciones quirúrgicas disponibles, la cirugía micrográfica de Mohs, que también se utiliza para cáncer de piel, ofrece resultados muy buenos. Una técnica que consiste en extraer capas individuales de tejido canceroso y se examinan una por una bajo un microscopio hasta que se ha extirpado todo el tejido dañado”.

Cuando el tumor está en fase poco avanzada, el objetivo del tratamiento es curar la lesión siendo necesario extirpar también la zona que rodea al tumor para evitar que se vuelva a desarrollar. “En los casos más precoces, la cirugía puede ser sustituida por la radioterapia, braquiterapia o láser”, asegura este experto. Por el contrario, en un tumor más avanzado, la intervención quirúrgica indicada es la penectomía parcial (extirpación de parte del pene) con márgenes adecuados intentando mantener la máxima longitud del pene posible.

Por último, aunque poco frecuentes, si el tumor infiltra más en profundidad o estructuras vecinas se requiere una penectomía total o emasculación (ablación total de todos los elementos genitales masculinos, es decir, tanto del pene como de los testículos). “El riesgo de la cirugía del cáncer de pene se incrementa cuando el tumor se ha extendido a los ganglios linfáticos inguinales. Aquí es necesario realizar una linfadectomía inguinal bilateral, que consiste en extirpar los ganglios linfáticos de ambas regiones inguinales, lo que suele tener efectos secundarios añadidos a los propios de una cirugía, como es la aparición de un edema en ambas piernas. Afortunadamente se trata de casos cada vez más raros”, concluye el doctor Miñana.

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