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11 September 2019

Se triplican en la última década los tratamientos con embriones donados


 
La donación de embriones hace posible el sueño de ser padres de mujeres y parejas que no pueden gestar con sus propios gametos. Tan solo en la última década, los tratamientos realizados en IVI con embriones donados se han multiplicado por tres, pasando de 117 tratamientos de embriodonación en 2009 a 370 el pasado año 2018.  
El 58% de estos tratamientos se realizaron a pacientes procedentes de España, si bien es cierto que mujeres y parejas de otros países acuden a IVI en busca de soluciones reproductivas que en sus países de origen no son viables por las restricciones legales, como es el caso de la donación de embriones.
“Italia, Alemania, Francia y Gran Bretaña suponen el 33% de tratamientos con embriones donados que realizamos en nuestras clínicas de España. La mayoría de estas pacientes superan los 40 años de edad, por lo que sus opciones de concebir con gametos propios son muy limitadas o inexistentes. A ello se suman las limitaciones legislativas de sus países, por lo que dispuestas a cumplir su deseo de ser madres ven en la aperturista ley de España una opción muy tentadora”, explica el doctor Ernesto Bosch, director médico de IVI Valencia.
Por ley, los embriones sobrantes criopreservados podrán tener tres destinos diferentes, a decidir por la mujer o pareja de los que procedan dichos embriones: donarse a otras mujeres o parejas, donarse a la ciencia para investigar o destruirse (previo consentimiento firmado de los pacientes).
“A pesar de que el perfil mayoritario de receptores de embriones donados viene representado por parejas heterosexuales, es destacable el aumento progresivo de mujeres mayores de 40 que deciden afrontar la maternidad en solitario, optando por indicación de edad y nivel de fertilidad por la embriodonación. Actualmente, este grupo de pacientes supone un 37% del total de tratamientos realizados en IVI con embriones donados”, añade el Dr. Bosch.
Cuando el deseo es más fuerte que los prejuicios
En la mayoría de las ocasiones, las mujeres y parejas que presentan problemas de infertilidad que les imposibilitan ser padres con sus propios gametos pasan por un proceso de aceptación.
“Cada día recibimos en consulta a pacientes que pasan por este duelo y nuestra labor consiste en acompañarles y guiarles desde el campo psicológico y emocional para hacer de este proceso algo superable. Tiempo, empatía, comprensión y apoyo son los pilares fundamentales sobre los que cimentamos nuestras terapias, y nos ayudan a compartir con ellos la dureza de determinados diagnósticos y buscar la mejor alternativa para conseguir su sueño de ser padres. No solo en el momento del diagnóstico, sino también durante todo el tratamiento, el papel del gabinete psicológico es fundamental para hacer lo más llevadera posible la experiencia de nuestros pacientes”, explica Pilar Dolz, responsable de la Unidad de Apoyo Psicológico de IVI Valencia.
Más si cabe en el caso de la embriodonación, las mujeres y parejas se enfrentan a la disyuntiva de decidir si renunciar a su ideal de maternidad/paternidad. “Son muchas las personas que acuden a nuestras consultas con un importante dilema moral. La idea de pensar que engendrarán un hijo que no posee sus genes les genera cierta sensación irracional de rechazo. Pero lo cierto es que la maternidad es mucho más que genética. La maternidad es biología, evolución, sentimiento, cambios hormonales, epigenética…”, añade Dolz.
Antes de optar por un tratamiento con embriones donados es fundamental que los pacientes superen ese proceso de entender y aceptar que no gestarán con gametos propios, resolviendo cualquier inquietud que pueda generarles esta realidad. Con el fin de ayudarles en este proceso, IVI pone a disposición de sus pacientes una unidad de apoyo psicológico en todas sus clínicas, ofreciéndoles así un acompañamiento integral durante todo su proceso reproductivo.
Inquietud por el parecido físico
Investigadores de IVI llevan años estudiando la forma en que las moléculas secretadas por el endometrio de la madre pueden modificar el embrión, influyendo así en sus futuros rasgos físicos e incluso psicológicos. La ciencia que se dedica a analizar todos estos procesos se llama epigenética, y se describe por los factores no genéticos que intervienen en el desarrollo de un organismo, modificando la actividad del ADN sin alterar su secuencia.
“La epigenética parece demostrar que el ambiente uterino influye en gran medida en el desarrollo del feto, lo que haría que este tenga un importante parecido físico con sus padres, y no solo lo heredada en la carga genética de los gametos donados”, comenta el Dr. Bosch.
Estos avances científicos abren nuevas vías para acabar con muchos de los tabúes que aún hoy tienen algunos pacientes a la hora de aceptar un tratamiento con gametos donados.
  

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