El pecho femenino nunca se ha considerado una parte cualquiera del
cuerpo, son los atributos femeninos por antonomasia. Tienen un papel
fundamental durante la maternidad y la lactancia, pero asimismo tienen una
función sexual y para todas las mujeres son significativos para expresar su
sensualidad.
En muchos casos, el tamaño excesivo de los senos provoca que estas
funciones pierdan sentido. Resultan incómodos en la vida cotidiana, generan
molestias en la espalda, las cervicales, los hombros, y psicológicamente puede
ocasionar inseguridades y falta de confianza. Por eso, cuando se ven ejemplos
de fotos del antes y después de la reducción
de pecho, se aprecia una mayor armonía con la complexión del cuerpo. Es una
intervención quirúrgica con la que se consiguen muchos beneficios, entre ellos,
corregir la postura.
Las cirugías de aumento de mamas son mucho más conocidas. Tener poco
pecho también genera a muchas mujeres una gran inseguridad, pero aunque pueda
parecer lo contrario, las operaciones de reducción son bastante comunes.
Se piensa equivocadamente que las pacientes que se realizan estas
intervenciones quirúrgicas lo hacen por razones estéticas. No todo se basa en
que se vean unos pechos perfectos en cuanto a tamaño, la belleza también radica
en el equilibrio de la proporción, que los senos sean acordes a la complexión
del cuerpo.
¿En qué casos se considera la reducción
de pecho?
Generalmente, este tipo de operación genera muchas dudas. Un punto muy
relevante que se debe tener en cuenta es que hasta que no se desarrolla
completamente el pecho no se puede realizar ninguna intervención.
Hemos mencionado los dolores como una de las causas más frecuentes de
tener un tamaño excesivo de los pechos y que pueden provocar leves o severas
deformidades en el esqueleto, pero existen situaciones tan distintas como
personas. Puede resultar limitante para la práctica de determinados deportes,
dificultar la respiración y en la mayoría de casos, se producen unas molestas
erupciones debajo de los senos.
En otras situaciones, uno de los pechos es visiblemente más grande que
el otro, y asimismo, hay hombres que recurren a esta operación porque sufren
ginecomastia, lo que se conoce como el
aumento del tamaño de las mamas en los varones, y es la mejor manera de mejorar
su cuerpo y mitigar el malestar emocional.
Acudir a un adecuado cirujano
plástico es esencial para que se consigan los
resultados deseados, y seguir adecuadamente las recomendaciones que dan el experto
y su equipo para realizar en el postoperatorio evita que las cicatrices sean
visibles.
Lo que se realiza en la cirugía es eliminar el tejido graso, el tejido
mamario y la piel que sean necesarios, además de elevar la posición de las
mamas. En el caso de que el tamaño de la areola sea excesivamente grande
también se reduce.
La mayoría de las pacientes suelen bajar, como mínimo, una o dos tallas
de sujetador. Evidentemente, la finalidad que se persigue con esta intervención
son unos pechos más pequeños y con una forma más proporcional al resto del
cuerpo para mayor comodidad en el día a día.
Muchas mujeres se preguntan si se mantiene la capacidad de lactancia y
la respuesta es sí. Con una mamoplastia de reducción no se altera esta función,
ni se pierde la sensibilidad. Tras el tiempo de recuperación que sea necesario,
las mamas están perfectamente normales.
Por regla general, se vuelve a tener una vida normal sin ningún tipo de síntoma entre los tres a los seis
meses después de la intervención, pero depende de cada caso, ya que en
algunos pueden sobrepasarse los seis meses para sentir una total recuperación.
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