Las nuevas tecnologías y el desarrollo de equipos cada vez más sofisticados han supuesto un giro radical tanto en la calidad asistencial como en las propias infraestructuras de los centros sanitarios. Hoy, la automatización y la aplicación de la ingeniería sanitaria son esenciales para cumplir con criterios de eficiencia y seguridad en entornos especialmente sensibles.
Equipos como medidores de presión industriales,
medidores de caudal, sensores para el análisis de agua o soluciones de software
como los que se pueden conocer en es.endress.com
llevan tiempo implantados con éxito en industrias de todo tipo. Y poco a poco
se han ido introduciendo también en el diseño de instalaciones de tipo
asistencial.
Innovación y gestión clínica
La ingeniería
hospitalaria es la que permite introducir esas nuevas tecnologías
en centros de nueva creación, pero también en aquellos que ya están en
funcionamiento y pasan por un proceso de mejora. Implica, por otra parte, un
concepto mucho más amplio de lo que tradicionalmente se ha venido considerando
la atención al paciente.
Hoy en día se puede hablar de un concepto integral en el que se tiene
en cuenta no solo la salud del paciente, también su bienestar y el de todo el
personal sanitario. Y todo ello en una concepción que incluye también criterios medioambientales, de eficiencia energética y
de seguridad en las instalaciones.
Los hospitales son edificios con unas instalaciones realmente
complejas y, a la vez, interconectadas e interdependientes. Climatización,
ventilación, abastecimiento y saneamiento, sistemas para gases medicinales,
electricidad o gestión de residuos se han mejorado gracias la introducción de
las nuevas tecnologías y a procesos cada vez más automatizados.
Esas innovaciones no solo incrementan la eficiencia, sino que reducen al mínimo la posibilidad de error,
porque en los centros hospitalarios, la fiabilidad de procesos e instalaciones
es esencial. Contribuyen además a un mejor desarrollo de toda la actividad
hospitalaria, desde laboratorios a quirófanos o desde consultas a salas para la
realización de pruebas diagnósticas. Y también son factor esencial a la hora de
afrontar situaciones de crisis o de gestionar mejor los recursos de los que se
dispone.
La inversión en nuevas tecnologías y en equipos de última generación
también en lo que a infraestructuras se refiere es, por tanto, esencial en la
mejora de la calidad asistencial. En este sentido, la inteligencia artificial y la automatización de procesos cobran
especial sentido. Esta última, en especial, es la que permite que todas las
instalaciones trabajen de manera coordinada para conseguir la máxima
eficiencia.
Los beneficios de esa coordinación son múltiples. Por un lado, se
mejoran las condiciones en el ambiente hospitalario, favoreciendo así el
bienestar del paciente y el trabajo de los profesionales. Por otro, se crean en todo momento las condiciones
idóneas para la atención, como pueden ser la calidad del aire en áreas
sensibles como quirófanos o temperaturas óptimas en laboratorios.
En definitiva, la incorporación de los avances técnicos y tecnológicos
en infraestructuras e instalaciones de centros hospitalarios supone un enorme
avance en todos los sentidos. Por un lado, en la atención al paciente, por otro
en la seguridad de las propias instalaciones y, además de ello, se consigue un
uso más racional y eficiente de los recursos.
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