Los
expertos alertan de que el número de diabéticos aumentará en los próximos años
hasta llegar al 9,5% de la población adulta europea, si bien actualmente el 8,1%
ya padece esta enfermedad. Y no es sólo un problema europeo, “la salud
cardiovascular de los vascos se está viendo afectada y perjudicada cada vez más
por no llevar a la práctica unos hábitos de vida saludables, como evitar el
consumo de alcohol y tabaco, hacer ejercicio moderado o cuidar la alimentación”,
explica Aida Cadenas, Doctora de
Servicio de Endicronología de IMQ, quien esta tarde expondrá la conferencia, “Diabetes y Colesterol”, y que se
enmarca en el programa de la XXIII
Semana de
la
Prevención de la Arterioesclerosis y Enfermedades
Cardiovasculares.
“Cuando escuchamos la palabra diabetes,
en la mayoría de los casos, pensamos en glucemia exclusiva y simplificamos la
enfermedad reduciéndola a un simple problema de cantidad de glucosa en sangre,
pero la realidad es muy diferente. Aunque no es una enfermedad cardiovascular,
sí nos encontramos ante una patología cuyas complicaciones crónicas son
vasculares, y que forma parte de los mayores factores de riesgo cardiovascular,
la gran epidemia del mundo desarrollado en nuestros días”. De hecho, la diabetes
tiene un coste anual de 5.809 millones de euros en las arcas públicas,
representando el 8,2% del gasto sanitario total, una cifra que aumenta
gradualmente con los años.
Los
problemas cardiovasculares constituyen aproximadamente el 65% de las causas de
muerte entre los pacientes diabéticos, “padecer diabetes aumenta en 2,4 veces el
riesgo de fallecer por causas cardiovasculares, casi el mismo riesgo que haber
tenido un infarto de miocardio previo”, alerta la doctora del
IMQ.
Por
ello, en el tratamiento de un paciente diabético no sólo se hace hincapié en
bajar las tasas de glucosa en sangre, sino que se controlan otros factores de
riesgo modificables como el tabaco, la hipertensión arterial, la alteración de
los lípidos sanguíneos (colesterol y triglicéridos), la Microalbuminuria y
la obesidad.
A lo
largo de la conferencia la doctora dará las pautas para modificar el estilo de
vida de los pacientes, ya que asegura que son aspectos “especialmente
importantes”. “El tabaco puede llegar a doblar la posibilidad de sufrir
problemas cardiovasculares, y dejar de fumar reduce la mortalidad
cardiovascular, por lo que deberíamos aconsejar a nuestros pacientes que cesen
en este hábito y hacer lo posible para ayudarlo en la tarea”, asegura.
También
es especialmente importante el tratamiento de la obesidad, ya que “habitualmente
es uno de los campos en los que nos solemos encontrar mayores dificultades
porque requiere un gran esfuerzo por parte del paciente. Aunque haya fármacos
coadyuvantes, los pilares básicos siguen siendo una dieta hipocalórica
equilibrada y el ejercicio físico mantenido”.
Para
mantener unas cifras adecuadas de colesterol y tensión arterial, la terapia
farmacológica se hace más necesaria, ya que los objetivos de control no son los
mismos que en la población general. “Mientras que en un sujeto sano, que tenga
una tensión por debajo de 140/90; un cHDL, lo que habitualmente llamamos
“colesterol bueno”, por encima de 35 mg/dl; un cLDL, el llamado “colesterol
malo”, por debajo de 160 mg/dl y unos triglicéridos que no sobrepasen los 200
mg/dl consideramos que es un excelente control metabólico, en un paciente que
sufra diabetes, estas cifras se ven reducidas a 135/80 mmHg, por encima de 40
mg/dl, por debajo de 100 mg/dl y 150 mg/dl como máximo respectivamente. Es
decir, somos mucho más exigentes en todos los parámetros que han demostrado ser
factores mayores de riesgo para la patología cardiovascular”, explica Aída
Cadenas. Estos datos demuestran que en la mayoría de casos es necesario el
tratamiento con fármacos, ya que es muy difícil conseguirlo sólo mediante una
dieta adecuada, ejercicio, etc.
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