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16 May 2014

Expertos andaluces analizan cómo evitar la desnutrición durante la patología neurológica


Son distintos los procesos mentales que operan cuando nos aparece el hambre y si decidimos comer en casa -o en la calle-. La diferencia entre ambos radica en la voluntariedad. Hay actos del organismo controlados por mecanismos autónomos, no relacionados con el ejercicio consciente de nuestra voluntad: respirar, impulsar la sangre a cada órgano o sentir apetito son ejemplos de ello. Así le ocurre a ciertos aspectos de la alimentación: el curso normal de cuestiones esenciales como el vaciamiento gástrico, la deglución o el apetito dependen de que el sistema neuronal opere correctamente. De ahí que haya enfermedades neurológicas que afecten a un normal funcionamiento de la alimentación.

La relación entre la alimentación y la enfermedad neurológica ha sido el objeto de la publicación de una guía elaborada por los doctores Eduardo Durán y Juan Ignacio Ramos-Clemente, neurólogo y responsable de la consulta de Nutrición del Hospital Infanta Elena (Huelva) respectivamente, un manual en el que han colaborado, además, las profesoras Isabel Cerrillo y Soledad Fernández Pachón, del Área de Biología Molecular e Ingeniería Bioquímica de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla). Se trata de una guía inédita hasta ahora en España, una revisión exhaustiva de la bibliografía sobre el particular dirigido a profesionales y pacientes: en él pueden leerse desde cuándo colocar una sonda en un paciente con dificultades para tragar hasta las recomendaciones dietéticas de un enfermo con párkinson.

Aunque las recomendaciones alimentarias deben ser individualizadas para cada paciente, los expertos creen que existen dietas que previenen la aparición de enfermedades neurológicas como el párkinson, el ictus o el alzhéimer. Así lo indica el doctor Eduardo Durán, neurólogo del hospital onubense Juan Ramón Jiménez, autor de la citada guía y miembro de la Sociedad Andaluza de Neurología (SAN): “Una dieta basada en vegetales, carne de ave, fruta y pescado y de alimentos bajos en sal y sin grasas saturadas ayudan a proteger nuestro sistema nervioso", dice.        

Pregunta: ¿Pueden los hábitos alimentarios precipitar o, por contra, frenar el curso de la enfermedad neurológica?
Respuesta Dr. Durán (Neurólogo y miembro de la SAN): La alimentación es un aspecto importante de muchas enfermedades neurológicas. En algunos casos influyen en su prevención (por ejemplo en el ictus, patología en la que en el control de los factores de riesgo vascular como la diabetes, hipertensión o dislipemia la alimentación juega un papel clave). En otros casos, como la enfermedad de Wilson, una dieta sin cobre es imprescindible para ayudar a controlar la enfermedad o aprender a detectar la disfagia precozmente y cómo actuar cuando se presenta nos ayudará a evitar complicaciones en nuestros pacientes.
P.: ¿Qué sugerencias nutricionales corresponderían a patologías neurológicas graves?
Dr. Durán: Las recomendaciones deben individualizarse según el paciente y el tipo de enfermedad. No existe una pauta fija porque un mismo paciente puede variar según la fase de la enfermedad en la que se encuentre. No obstante, sabemos que una dieta basada en vegetales, carne de ave, fruta y pescado, pobre en sal y grasas saturadas ayuda a proteger nuestro sistema nervioso.
P.: La guía que acaban de publicar está dirigida a profesionales sanitarios, pero también puede ayudar a las familias de los pacientes, ¿verdad?
Dr. Durán: La guía se divide en dos partes: una primera en la que se comentan aspectos generales de la nutrición -cómo evaluar el estado nutricional y cómo determinar las necesidades energéticas de los pacientes- y una segunda parte en la que se van desgranando, enfermedad por enfermedad, cuáles son las complicaciones asociadas a la nutrición y la forma de solucionarlas de cada patología, dirigido fundamentalmente a sanitarios, así como recomendaciones para pacientes y familias que sufren los efectos de estas enfermedades.
P.: ¿A qué se debe que algunas patologías causen la pérdida del apetito de los enfermos?
Dr. Durán: La alimentación es una función de los seres humanos muy compleja, que incluye aspectos sociales y culturales, pero también elementos de bioquímica y fisiología de nuestro sistema nervioso que actúan sobre mecanismos tan diversos como el apetito, el vaciamiento gástrico, la masticación o la deglución. Para que todo funcione correctamente el engranaje neuronal debe ser perfecto. Las enfermedades neurológicas producen desajustes que favorecen la pérdida de capacidades necesarias para una correcta alimentación, lo que nos lleva  hacia la desnutrición.
P.: ¿Cómo surge la idea de elaborar el manual?
Dr. Durán: La idea surge de la inquietud del Dr. Juan ignacio Ramos Clemente, responsable de la consulta de Nutrición del Hospital Infanta Elena, y mía sobre la importancia de la nutrición en las enfermedades neurológicas y la ausencia de manuales sobre este tema.
P.: ¿Qué dificultades encontraron en el desarrollo del proyecto?
Dr. Durán: La principal dificultad es la falta de tiempo para revisar el tema y redactar los diferentes capítulos, pero con el apoyo y la comprensión de nuestras familias y con ilusión hemos robado horas a nuestro tiempo de ocio y hemos podido completar el proyecto.


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