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03 June 2009

La enfermedad crónica del anciano es la mayor víctima de un sistema sanitario que no está preparado para dar respuesta

"El tratamiento de las enfermedades crónicas en las personas de edad avanzada del País Vasco carece de continuidad y requiere nuevos recursos por parte de la Administración Sanitaria”. La reflexión del presidente de la Asociación Vasca de Geriatría y Gerontología (Zahartzaroa), Juan José Calvo, no obedece, tan sólo, a una percepción propia sino que es la principal deducción del documento “Análisis de situación y propuestas de mejora en la atención geriátrica y gerontológica en la Comunidad Autónoma Vasca” realizado por el Instituto Catalán del Envejecimiento. “La atención sanitaria en estos casos está anclada en el pasado y es necesario fomentar el concepto de la continuidad de los cuidados”.

Una de las particularidades de la Sanidad vasca que más llama la atención en el informe es “la falta de articulación entre los servicios de Atención sanitaria, en manos del Gobierno vasco, y la Atención Social, en manos de la Diputación. Hay que esperar que la nueva Ley de Servicios Sociales que tiene previsto elaborar el Ejecutivo vasco corrija esta situación y permita articular ambos de servicios para que vayan de la mano. En el caso del anciano, sobre todo en lo que se refiere a personas mayores dependientes y con enfermedades crónicas, resulta esencial”.

Juan José Calvo asume que “la cronicidad es la mayor víctima de un sistema sanitario que no está preparado para dar respuesta a algo así. El informe refleja que se produce una buena atención al paciente cuando surge momentos de crisis, pero una vez que éste supera la fase aguda y la hospitalización, la atención disminuye una barbaridad”.

No es un asunto menor. El informe refleja que el 15 por ciento de las personas mayores de 65 años en Euskadi tienen diversos niveles de dependencia. Y que por encima de los ochenta años, el nivel supera el 50 por ciento. “Estas cifras”, subraya Juan José Calvo, “permiten realizar un diagnóstico claro en torno al consumo de recursos sanitarios. Los ancianos dependientes generan un consumo de recursos muy importantes y éstos están mal distribuidos; no hay que centrarse tanto en los gastos de hospitalización como en la continuidad de atenciones al enfermo crónico. A la larga ahí se ahorraría en gasto sanitario. No se puede resolver el problema en el Hospital y devolver al anciano a la jungla”.

Entiende el experto que “resolver esa situación por parte de la sociedad es bastante complicado. Es una tierra de nadie y desconocemos de quién es la responsabilidad o incluso si estamos ante un problema de salud o social. En la actualidad, incluso muchas residencias no están bien dotadas como para poder atender a una persona que sale del hospital, que ya ha superado el problema agudo, pero tiene un grado de dependencia importante -sondas, oxígeno o incluso lesiones cutáneas, tan comunes entre las personas mayores por sus problemas de movilidad- que requiere una atención continuada”.

El presidente de la Asociación Vasca de Geriatría y Gerontología (Zahartzaroa), Juan José Calvo, recuerda que el informe recoge “algunas fórmulas de mejora. El papel de la enfermería domiciliaria o la formación de cuidadores profesionales son dos recursos que están poco explotados por la Administración. Eso, por no incidir en la denuncia, largo tiempo cursada, de la falta del reconocimiento de la especialidad de geriatría en el País Vasco”.

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