La
jubilación es una etapa de la vida que marca el final de la vida
laboral. En este sentido, el paso de trabajador a jubilado puede
comportar cambios en determinados estilos de vida y hábitos, ya que se
pasa de un periodo de productividad continua a una etapa en la que se
puede disfrutar del tiempo libre, pero que a su vez se contrarresta con
una pérdida del poder adquisitivo. De hecho, según confirma un estudio
realizado en Finlandia, las personas jubiladas presentan un menor grado
de adherencia al tratamiento de la hipertensión arterial (HTA). Esto,
según los expertos, es preocupante, debido a que en España hasta un 70%
de los mayores de 60 años presenta problemas de hipertensión que pueden
derivar en enfermedades cardio y cerebrovasculares.
Los
especialistas indican que el coste económico del tratamiento y la
disminución de la solvencia económica puede influir en la adherencia
terapéutica, ya que “los jubilados pueden considerar que es necesario dar prioridad a otros consumos”, explica el doctor Mariano de la Figuera, miembro de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA).
La complejidad terapéutica, la falta de información, el deterioro
cognitivo y la depresión mental o la desorganización de algunos aspectos
de la vida diaria como la toma de la medicación a determinadas horas
son otros de los factores que pueden influir en un peor cumplimiento en
el tratamiento de esta patología. Sin embargo, tal y como ha explicado
este especialista, “en
muchas ocasiones son los propios paciente quienes, de forma razonada,
deciden no tomar la medicación tal y como se le ha indicado, debido a
que la percepción de la salud puede mejorar y los síntomas de la
enfermedad pueden disminuir durante la jubilación”.
El papel de la educación sanitaria
Los
expertos indican que la población en general es consciente de la
importancia de la hipertensión arterial; sin embargo, las situaciones de
estrés pueden llevar a conductas maladaptativas como es el caso del
tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, la compulsión por la comida
y, por supuesto, un peor cumplimiento del tratamiento farmacológico.
En
este sentido, la prevención del riesgo cardiovascular comprende una
serie de medidas sencillas y al alcance de todo el mundo. A modo de
ejemplo, el doctor Mariano de la Figuera ha manifestado que la
simplificación del tratamiento de la hipertensión arterial, mediante el
uso de combinaciones fijas cuando sean precisas, es, junto con la
educación sanitaria, la mejor estrategia para prevenir los problemas de
cumplimiento, debido a que es básico “facilitar suficiente información tanto verbal como escrita sobre la hipertensión en general y el cumplimiento en particular”.
Dieta equilibrada y ejercicio físico
Asimismo,
existen problemas de incumplimiento en el tratamiento no farmacológico y
el estilo de vida. En estos casos, los expertos recomiendan seguir una dieta equilibrada y practicar ejercicio de forma regular como complemento al tratamiento antihipertensivo.
La
alimentación es uno de los pilares para la prevención del riesgo
cardiovascular y más cuando hablamos de personas mayores. Por ese
motivo, seguir una dieta variada, equilibrada y completa puede ayudar a
reducir la incidencia de la obesidad, la hiperlipemia y la hipertensión
arterial. En esta línea, los expertos también recomiendan reducir el
consumo de sal en las comidas, debido a que los españoles consumen 10
gramos de sal al día, duplicando la cantidad aconsejada por la
Organización Mundial de la Salud (OMS), la cual recomienda un consumo
máximo de 5 gramos al día para mantener los valores de presión arterial
en niveles aceptables (por debajo de 140/90 mmHg) y, en consecuencia,
reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Finalmente,
caminar o correr pueden tener efectos beneficiosos como moduladores de
la presión arterial, siempre y cuando se realicen de manera periódica.
No comments:
Post a Comment