Rocío de Coca, psicóloga de la Unidad
SHC Medical del Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz, de Sevilla, tiene las
respuestas para aquellas personas con problemas alimentarios:
Hay personas con problemas
alimentarios. ¿Cómo les afectan estos problemas psicológicamente hablando?
Generalmente, los alimentos no sólo
cumplen un valor nutricio para promover la supervivencia del individuo, sino
que, además, hay ciertos alimentos que para cada persona tienen un valor
simbólico o emocional -alimentos asociados a momentos felices, momentos de
relax, asociados a vacaciones, etc.- como por ejemplo, se asocia el helado a
las vacaciones de verano, y el paciente se pregunta: ¿Cómo voy a veranear sin
tomarme ni siquiera un helado? ¿Cómo voy a pasar un domingo sin tomarme una
cervecita? Esto, al principio, se sobrelleva pero a la larga se hace costoso.
También hay personas que no sólo
tienen que olvidarse del valor simbólico de esos alimentos, sino del valor
instrumental de aquellos alimentos que se comen para superar la tristeza, o
para superar la ansiedad, o para sobrellevar el aburrimiento… que ya no podemos
usarlos. Hay que saber buscar y saber encontrar conductas alternativas a la
conducta de comer para resolver estos estados emocionales.
¿Qué consejos les daría para
llevar bien la dieta? ¿Y consejos para una persona que le guste mucho comer?
Establecer un horario fijo para las comidas y un horario fijo para la
vigilia y el sueño, es decir, poner un poco de orden. Esto da sensación de
control, por un lado, y acostumbra al organismo, por otro lado, hasta que éste
deja de demandar alimento a deshora. Además, comer siempre sentado, sin ver la
televisión ni el ordenador mientras comemos, lo que nos distraería del tipo y
cantidades de comida que estamos ingiriendo. Y que comamos despacio, propiciando
que el acto de comer dure, al menos 30 minutos, para que dé tiempo a que el
cerebro envíe la señal de saciedad. En definitiva, que respetemos y le
demos importancia al ritual de la comida.
¿Cómo vencer la ansiedad? ¿Y el
estrés en casos de personas obesas?
Lo primero (y aunque parezca básico y fácil no lo es tanto), aprender a
diferenciar las sensaciones de hambre y saciedad y, cuando es hambre,
diferenciar el hambre física del apetito o hambre psicológica. Además de lo que
ya he mencionado antes del horario y de buscar conductas alternativas a la
conducta de comer satisfactorias para cada individuo concreto, introducir deporte
y ocio saludable en sus rutinas.
¿Cuál es el impacto emocional
de alargar la dieta por ejemplo un año?
Genera frustración,
desesperanza y hastío, por lo que es primordial contar también con un adecuado
apoyo profesional que te acompañe en el proceso a través de un seguimiento
donde se proporcionarán pautas, entrenamiento en solución de problemas,
técnicas de relajación, exposición gradual a situaciones temidas, etc., y, por
supuesto, en la medida de len la medida de lo posible, contar también con el apoyo del entorno
social y familiar.
¿Cuáles son los principales
problemas que detecta en estas personas?
Lo más frecuente es la ansiedad. También
falta de asertividad: dificultad para decir "no" y no ceder ante las
presiones de grupo, falta de autoestima, ansiedad anticipatoria, negativismo,
sintomatología depresiva, en ocasiones escaso apoyo familiar y social y la
frustración que ello conlleva, distorsión de la imagen corporal, etc.
¿Qué protocolo sigue con sus pacientes?
En primer lugar se llevaría a cabo una
primera entrevista donde se recabarían datos acerca de su biografía, su sistema
familiar, su historial de salud, su historia de obesidad u otra problemática,
patrón de hábitos alimenticios y la posible existencia de trastorno de la
conducta alimentaria. En este proceso se pretende delimitar las variables
asociadas a la problemática: variables cognitivas (creencias), variables
afectivas (manejo de estados emocionales displacenteros) y variables
ambientales (costumbres, hábitos familiares, etc).
Una vez recabada toda esta información
se concretará el tipo de caso y problemática a tratar, una guía de acción, y
unos objetivos terapéuticos a alcanzar.
Los criterios de éxito deben
contemplar que se trata de un proceso continuo donde deberemos encontrar
resultados positivos en la calidad de vida, incluyendo una mejora en el estado
físico y anímico, un cambio de hábitos alimentarios, estilo de vida menos sedentario,
integrando activamente el ejercicio, junto con una conciencia de enfermedad que
conduzca a evitar las recaídas tan frecuentes en este proceso pero que no
significan obligatoriamente un fracaso absoluto del tratamiento.
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