Popularmente, siempre se ha tendido a pensar que los bebés nacidos a través de técnicas de reproducción asistida nacen antes de tiempo y con menos peso del que deberían tener. Sin embargo, hay estudios que han demostrado a lo largo de los años que los tratamientos de reproducción asistida no tienen repercusión en la salud ni la talla de los recién nacidos.
El estudio de IVI Difference in birth weight of consecutive sibling singletons is not found in oocyte donation when comparing fresh versus frozen embryo replacements, que se presenta durante el 71º Congreso de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva (ASRM - American Society of Reproductive Medicine), demuestra que, cuando se comparan casos de hermanos nacidos a través de la donación de óvulos, y dejando de lado las variables independientes que pueden afectar en el embarazo, no hay diferencia en la duración de la gestación y la talla entre los fetos obtenidos tras el reemplazo de embriones frescos o congelados.
“Este estudio es de gran utilidad para el área de la medicina reproductiva, ya que a través de su realización hemos conseguido saber que realmente la procedencia de los embriones, ya sea en fresco o a través de la congelación, no influye en absoluto en la salud, la duración de la gestación ni el peso al nacer de los bebés”, explica la Dra. Daniela Galliano, directora de IVI Roma y autora principal del estudio.
Para la consecución del estudio, se tomó una muestra de un total de 360 mujeres embarazadas a través de un tratamiento de donación de ovocitos. Éstas tenían que cumplir los requisitos de haber dado a luz al menos a dos bebés en diferentes gestaciones, de los cuales al menos uno debía proceder de un embrión congelado y otro debía haber sido transferido en fresco.
“De esta forma, comprobamos la influencia que ejerce la congelación de embriones en la prematuridad y el tamaño del futuro recién nacido y, así, pudimos constatar que no hay ninguna diferencia en estos aspectos entre la transferencia de embriones en fresco y en diferido. Además de ello, a lo largo de la realización del estudio controlamos los factores fenotípicos, clínicos y de laboratorio que pudieran influir en esta relación, pero tampoco encontramos que ninguno de ellos fuera determinante como para establecer una preferencia en el momento de la transferencia entre embriones frescos o congelados”, concluye la doctora.
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