La insuficiencia renal crónica antes y durante el tratamiento con diálisis se asocia a severas complicaciones del metabolismo mineral y óseo, principalmente a un hiperparatiroidismo secundario (HPTS) que descalcifica el hueso y favorece las fracturas. El calcio y el fosforo aumentan significativamente en la circulación sanguínea, se precipitan y se depositan en las paredes vasculares. Las arterias calcificadas y endurecidas provocan numerosas complicaciones cardiacas.” Los riñones también sufren cuando los vasos sanguíneos se calcifican y pueden fallar completamente. Esos problemas cardiacos y renales aumentan el riesgo de mortalidad cardiovascular en los enfermos renales y dializados”, explica el Dr. Pablo Ureña, néfrologo en la clínica del Landy y el hospital Necker en Paris Francia, durante el XLIII Congreso de la Sociedad Española de Nefrología.
Por su parte, el fosfato y el calcio de la dieta son absorbidos por el intestino, se distribuyen en diversos tejidos, se depositan en el hueso y el exceso se expulsa a través de la orina y las materias fecales, manteniendo así un perfecto equilibrio entre las entradas y las salidas. En el caso de la enfermedad renal crónica (ERC), las alteraciones de esos elementos se denomina desordenes del metabolismo mineral y óseo en los casos de enfermedad renal crónica (en inglés CKD-MBD). Se trata de una relación causa consecuencia porque provoca disfunción renal y porque algunos casos de enfermedades renales conllevan problemas en la absorción del calcio y el fosfato.
No comments:
Post a Comment