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19 May 2014

LOS EFECTOS FÍSICOS, COMO LA OSTEOPOROSIS O LA MENOPASIA PRECOZ, Y LOS PSICOLÓGICOS GRANDES OLVIDADOS EN EL CÁNCER DE OVARIO



En España se diagnostican más de 3.000 casos de cáncer de ovario al año. La mayoría de las pacientes diagnosticadas presentan una edad avanzada, teniendo ya una menopausia establecida en el momento del diagnóstico. Sin embargo, “hasta un 17% de pacientes puede presentar una edad menor de 40 años en el momento del diagnóstico y el tratamiento quirúrgico supone una menopausia precoz, y además, pueden agravarse los síntomas de la menopausia en las pacientes que ya la presentaban”, explica la doctora Eva Guerra, oncóloga del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, en el trascurso de la II Jornada para pacientes afectadas por cáncer de ovario, organizada por la Asociación de Afectados por Cáncer de Ovario (ASACO) y que contó con la colaboración de Roche. En este caso, y en pacientes largas supervivientes, “existe un riesgo muy aumentado de osteoporosis, sofocos, sequedad vaginal y disfunciones sexuales”.

En esta línea, las pacientes que experimentan una menopausia precoz secundaria al tratamiento quirúrgico del carcinoma de ovario, aumentan su riesgo de osteoporosis. “De modo que es necesario realizar una monitorización exhaustiva de la salud ósea para tomar las medidas terapéuticas oportunas  y evitar así riesgo de fracturas”, asegura la doctora.

Las pacientes afectadas de carcinoma de ovario serán sometidas a un tratamiento quirúrgico y la mayoría recibirán también un tratamiento con quimioterapia, esto va a dar lugar a efectos a nivel ginecológico como el desarrollo de menopausia precoz en mujeres jóvenes, la pérdida de fertilidad y disfunciones a nivel sexual”, asegura la doctora. “Se ha demostrado que tiene un impacto importante en la calidad de la vida y es fundamental el reconocimiento y diagnóstico precoz para tomar las medidas oportunas”, asegura.

Por otro lado,- añade-  las resecciones intestinales extensas pueden dar lugar a alteraciones digestivas como distensión y dolor abdominal o náuseas y vómitos ocasionales, en otro orden de efectos colaterales a un cáncer de ovario, podemos encontrar que la extirpación de los ganglios pélvicos puede traer como consecuencia el desarrollo de linfedema”.  Se trata de un cúmulo de líquido linfático por sobrecarga o deterioro del sistema de drenaje, puede ser congénito, adquirido o provocado, y su consecuencia es el aspecto inflamado, engrosado o de aumento de volumen en un miembro o parte de él.

La doctora indica que “el linfedema puede traer graves consecuencias que afectan a la calidad de vida de las mujeres que lo padecen”. En este sentido, explica la doctora Guerra “puede suponer  alteraciones psicológicas como ansiedad, pérdida de la imagen corporal, dificultades para encontrar ropa adecuada y en ocasiones alteración de la vida laboral secundarias al desarrollo de complicaciones como infecciones, el tratamiento debe ser lo más precoz posible, conservador y de por vida y está basado en la combinación de cuidados de la piel, drenaje linfático manual, vendaje compresivo mediante media o manga de compresión”.

Las pacientes diagnosticadas y tratadas por un carcinoma de ovario pueden presentar efectos que no afecten solamente al terreno físico. La esfera psicológica, espiritual y social también puede verse afectada. Muchas pacientes experimentan ansiedad, depresión, sentimiento de culpa por un diagnóstico tardío, así como incapacidad para el desarrollo de una vida profesional como previamente realizaban. “Promover hábitos de vida saludable, la realización de ejercicio físico así como el apoyo psicológico necesario, son herramientas fundamentales para mejorar la calidad de vida de estas pacientes”, concluye la doctora.

El apoyo psicológico, un factor determinante
En opinión de Soledad Bolea, vicepresidenta y psicooncóloga de la Asociación, “la información que una mujer recién diagnosticada recibe sobre esta patología es fundamental a la hora de saber enfrentar la enfermedad. Sentir y saber que no está sola, que hay más mujeres que pasaron por la misma situación y lo superaron ayuda a sentirte más fuerte, más capaz”, asegura. “Cuando te diagnostican un cáncer, sea cual sea el tipo, la primera reacción es de miedo. Sin embargo, es fundamental la labor de las asociaciones de pacientes a la hora de orientar y apoyar a los afectados”, explica Bolea.

Las necesidades psicológicas varían según el tipo de cáncer y el pronóstico del paciente, las pruebas y tratamientos médicos que estén llevando a cabo y los momentos del proceso de la enfermedad”, asegura Soledad Bolea. “Las personas se diferencian en sus necesidades y capacidad de adaptación, algunos pacientes y sus familias lo afrontan de forma óptima mientras que otros encuentran dificultades”, explica Bolea que, afirma además, que el momento del diagnóstico suele ser uno de los momentos más críticos y por tanto, el momento en que se hace más necesario el acompañamiento de este tipo de profesionales. “La opinión del psicooncólogo, dentro del equipo multidisciplinar que atiende a un pacientes oncológico, cuenta especialmente a la hora de integrar servicios y especialidades profesionales de los demás clínicos, también como recurso de comunicación entre pacientes, familiares y equipo médico”, indica.

En opinión de esta profesional, “la atención psicológica es una parte fundamental en la recuperación de la paciente es la atención psicológica, esta es relevante para controlar el miedo, la tristeza, la indefensión y la incertidumbre. Es importante la detección de trastornos emocionales en la primera etapa para que luego no se cronifiquen”.

En esta misma línea, cabe destacar la atención psicológica a los familiares, quienes tienen especial relevancia en el momento del diagnóstico y a lo largo de todo el proceso de la enfermedad. “Ellos son la pieza clave para garantizar las sucesivas adaptaciones del afectado y los diferentes estados que se suceden a la hora de afrontar la enfermedad”, asegura Bolea.

El diagnóstico de un cáncer de ovario implica para la mujer afectada el enfrentarse con las consecuencias orgánicas y psicológicas propias de una enfermedad que afecta a partes del cuerpo “llenas de significado subjetivo y cultural”, asegura Lydia Polo, psicóloga y colaboradora en la Asociación. “La vivencia de la enfermedad y su afectación en cuanto a lo que la sexualidad se refiere, está condicionada a la representación que cada mujer tiene de su cuerpo, sus expectativas, sus deseos y anhelos, miedos y preocupaciones, que aunque muchas veces vienen condicionados por la cultura, no dejan de ser idiosincráticas y particulares de cada una”. En opinión de Lydia Polo, “es importante que las afectadas se responsabilicen y se impliquen en conocer que ha pasado en su cuerpo durante y después de la enfermedad y el tratamiento, y de esta manera ser parte activa de la toma de decisiones, que a su vez les hará tener mayor percepción de control sobre su propio proceso de enfermedad”.


Cáncer de ovario, 5% del total de  los tumores en la mujer
Existen dos aspectos fundamentales a tener en cuenta una vez se ha recibido el diagnóstico de este tipo de tumor. Los expertos coinciden en destacar que, junto a un diagnostico precoz,  una óptima cirugía acompañada de un correcto tratamiento farmacológico mejora notablemente el pronóstico de la enfermedad.  Es primordial ofrecer a las pacientes la máxima calidad, especialización y experiencia en el tratamiento del cáncer de ovario, tanto desde el punto de vista quirúrgico como farmacológico ya que ambos repercuten favorablemente en la supervivencia”, añade la presidenta de ASACO. “Nuestra labor como asociación, que representa a afectados por cáncer de ovario, es difundir y  reclamar que todos los pacientes tengan acceso a estos nuevos abordajes de forma equitativa en todo el país y que la creación de un biobanco específico de cáncer de ovario mejore los recursos disponibles para la  investigación básica y traslacional para favorecer los tratamientos personalizados”.

Los principales síntomas relacionados con la enfermedad se asocian en multitud de ocasiones con molestias digestivas, molestias a consecuencia del periodo, etcétera, y muchas veces así es, de modo que las afectadas pueden tender a no hacer caso de éstos hasta que ya son muy evidentes”, explica Paz Ferrero, presidenta de la Asociación de Afectados por Cáncer de Ovario (ASACO). Entre estos síntomas, se pueden enumerar un aumento del perímetro abdominal, sensación de peso en el abdomen, sensación de plenitud tras comer escasas cantidades de comida, necesidad de orinar con más frecuencia de lo habitual o dolor en la región pélvica. Cabe recalcar que estos síntomas son inespecíficos pero, si persisten por más de dos semanas, requieren atención médica ya que el cáncer de ovario no tiene fácil prevención ni método de detección eficaz por lo que es vital un diagnóstico precoz, máxime si se tiene en cuenta que el 90% de las mujeres sobrevive más de cinco años cuando se diagnostica de forma temprana, algo que, hoy por hoy, solo sucede en el 20% de los casos.

La incidencia del cáncer de ovario en España puede catalogarse como alta, ya que sitúa el cáncer de ovario copando el 5% del total de los tumores en la mujer en nuestro país.

Se desconoce con exactitud qué origina el cáncer de ovario; sin embargo, sí se conoce que hay factores que aumentan el riesgo de padecerlo. Las mujeres con dos o más familiares paternos o maternos que hayan padecido cáncer de ovario tienen un riesgo más alto (en comparación con la población general) de presentar un cáncer de ovario, las mujeres que no han tenido hijos, que nunca han tomado anticonceptivos, que comenzaron a menstruar a una edad temprana o cuya menopausia comenzó más tarde que la media tienen mayor riesgo de padecer cáncer de ovario. De igual manera, la obesidad, el tabaquismo y la falta de ejercicio se asocian también con un mayor riesgo de cáncer de ovario.

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