No solo son necesarios cuando estamos enfermos:
1. Nos ayudan a mantenernos sanos mediante un plan de alimentación y actividad física adecuado a cada persona.
2. Ayudan en la prevención de enfermedades. Nos informan sobre la vacunación, los métodos anticonceptivos y cómo dejar de fumar.
3. Valoran el estado de salud y pueden detectar precozmente la presencia de posibles alteraciones en nuestra salud.
4. Se preocupan por los problemas sociales, como situaciones de violencia doméstica, aislamiento, dependencia y desigualdades.
5. Son los primeros que nos atienden en situaciones de urgencia en centros deportivos, colegios, campamentos de verano, etc.
6. Nos ayudan ante una operación quirúrgica: aportan tranquilidad e informan cuidadosamente, nos preparan para llegar a la intervención, controlan el entorno del quirófano y los materiales y están a nuestro lado durante el proceso de recuperación.
7. Les importa nuestro bienestar. Nos hacen sentir cómodos y ayudan a evitar el dolor e incluso participan en los cuidados paliativos.
8. En el caso de una enfermedad crónica, nos enseñan a manejarlas adecuadamente y a reconocer los signos de alerta.
9. Se preocupan por nuestras familias y seres queridos y aportan consejos adecuados.
10. Los profesionales de la enfermería nos enseñan a cuidar de nuestra propia salud pero, cuando no podamos hacerlo, ellos lo harán por nosotros.
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