Actualmente, la esquizofrenia es uno de los trastornos
mentales más graves. Un 1% de la población desarrollará alguna forma de
esquizofrenia a lo largo de su vida. En España la padecen 400.000 personas y se
cree que muchas otras están sin diagnosticar.
Las enfermedades mentales suponen el 40% de las enfermedades crónicas y la
mayor causa de los años vividos con discapacidad.
A pesar del gran
desarrollo de la investigación farmacológica en este campo durante las últimas
décadas, la situación actual y de futuro cercano no permiten aventurar grandes
innovaciones en el ámbito psicofarmacológico. “Afortunadamente, esto no implica
que no vaya a ver ámbitos de mejora e innovación para el tratamiento de
nuestros pacientes dado que los tratamientos actuales son de alta eficacia y
dado también el gran avance de los sistemas de optimización de la calidad en la
asistencia y de las nuevas tecnologías de información y de la comunicación”,
explica Manuel J. Cuesta Zorita, jefe
del Servicio de Psiquiatría del Complejo Hospitalario de Navarra.
Según ha explicado
durante la conferencia inaugural del congreso de la Asociación Española de Psiquiatría
Privada (ASEPP), que se celebra estos días en Sevilla, el abordaje de los
trastornos mentales graves y entre ellos la esquizofrenia en la consulta
privada supone para los profesionales un reto que exige una aproximación
multidisciplinar e innovadora. “Por una parte se debe de atender con especial
atención a los primeros episodios de la enfermedad en tanto que suponen la
aparición de un proceso grave que en muchas ocasiones va a cursar hacia la
cronicidad y comorbilidad con otras patologías, como la depresión y el consumo
de sustancias. Se dan además las circunstancias especiales del impacto en el
medio familiar primario, al que hay que disponer de una atención específica
proveyéndole de la atención y la información necesaria en todo momento”, afirma
Cuesta Zorita.
Todo proceso inicial
debe conllevar una evaluación pronóstica y de prevención
de riesgos porque muchos de estos pacientes a medio plazo pueden precisar
dispositivos rehabilitadores
complementarios para la recuperación y continuidad de su proyecto vital. “Se
debe hacer especial énfasis en la prevención del suicidio, en la falta de
adherencia a los tratamientos, en los déficit cognitivos y también en la
prevención de los secundarismos graves que el tratamiento continuado con los
fármacos antipsicóticos pueden generar”, explica el especialista.
Según ha puesto de manifiesto el doctor
Cuesta, “los pacientes ya diagnosticados o de años de evolución que acuden a la
consulta precisarán a menudo de programas complementarios de intervención para
su integración en el medio sociolaboral desde la enfermería, el trabajo social
y la psicología, que en muchas casos hacen que haya que trabajar de forma
coordinada con otras consultas y/o centros de entidad pública y privada”.
En su opinión, el
psiquiatra desde su consulta privada tiene que facilitar a los pacientes y a
sus familiares información sobre la mejor evidencia disponible para el
tratamiento de su proceso, lo cual conlleva una necesidad de actualización
continuada en técnicas de evaluación y abordaje y en los nuevos tratamientos
psicofarmacológicos, así como en psicoterapias basadas en la evidencia para el
tratamiento de situaciones específicas.
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