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Con
el coronavirus, el síndrome del túnel carpiano y otros nervios de la mano, se
agravan de tal manera que su periodo de afectación máxima se reduce a 2 o 3
meses, en vez de los 7 a 10 años normales.
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El
coronavirus produce alteraciones de la coagulación, microembolismos o
microtaponamientos vasculares que afectan a los nervios de la mano, lo que
incrementa su gravedad en periodos de tiempo extraordinariamente cortos.
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Se
ha demostrado que el coronavirus tiene gran capacidad invasiva y tóxica directa
sobre el tejido nervioso y sus células, así como sobre sus envolturas.
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Los
nervios se afectan en zonas de paso (túneles) de por sí ya estrechas, como el
túnel carpiano en la muñeca (nervio mediano) o el canal olecraniano en el codo
(nervio cubital).
El síndrome del
túnel carpiano, la afectación de uno de los nervios más importantes de la
mano que compromete la sensibilidad y la movilidad de los dedos, especialmente
el pulgar, “se ve severamente agravado tras sufrir COVID-19”, afirma el
Dr. Juan González del Pino, director del Instituto de la Mano, Hospital Ntra.
Sra. del Rosario (Madrid) y uno de los mayores expertos en cirugía de la mano,
muñeca y microcirugía de nuestro país, según un estudio observacional
desarrollado tras el confinamiento por la pandemia.
“Pacientes que tenían síndrome del túnel carpiano
leve antes del confinamiento, documentado por pruebas de conducción nerviosa, y
que no precisaban intervención quirúrgica, desarrollaron síntomas muchísimo más
graves de los que antes padecían, con afectación en periodos de 2 a 3 meses,
requiriendo cirugía” afirma el Dr. González
Pino. Asimismo puntualiza “he detectado también casos con aparición brusca
del síndrome que antes no padecían o no tenía entidad clínica como para
sospechar que lo tenían; pacientes que, tras adquirir la enfermedad, empezaron
a tener síntomas bruscamente”.
“Son mujeres en el rango normal de edad de la
enfermedad (45 a 60 años), con pruebas en el mes de febrero y abril con
afectación leve o muy leve, y que tuvieron que ser operadas en el mes de
septiembre tras la enfermedad. Curiosamente, la gravedad del túnel carpiano, la
progresión de la afectación, bajó significativamente mejorando o desapareciendo
los síntomas cuando la infección remitió, pero la afectación nerviosa en sí
-demostrado por pruebas específicas- persistió alcanzado un nivel de gravedad
alto que exigió intervención quirúrgica”
indica González del Pino.
El síndrome debe su nombre a que el nervio afectado
pasa por el interior de un canal estrecho, situado en la muñeca, denominado
túnel carpiano que, en determinadas circunstancias, ve su diámetro disminuido
alterando la circulación del nervio y produciendo dolor intenso, sobre todo por
la noche, disminución de la sensibilidad y, en casos extremos, disminución de
la movilidad.
En condiciones normales, desde que empiezan a
apreciarse síntomas hasta que hablamos de afectación grave pasan entre 7 y 10
años pero, “tras padecer COVID-19 observamos que este periodo se reduce de
manera drástica a sólo 2 o 3 meses” concluye el experto.
Otro nervio que se ve afectado violentamente tras
la infección por coronavirus es el cubital en el codo. Este nervio es
responsable de la sensibilidad de los dedos anular y meñique, de las
capacidades de máxima habilidad de la mano (destreza y uso fino de los dedos) y
de la fuerza de la pinza.
"En este caso el nervio se afecta en un
canal estrecho en el codo por donde discurre entre dos huesos y se producen
atrofias musculares máximas en periodos muy cortos de tiempo", afirma
el experto consultado. "Los casos que he visto son de tal gravedad que
es como si se tratara de una sección o corte completo del nervio".
Para el experto “el coronavirus produce
alteraciones de la coagulación, microembolismos o micro taponamientos
vasculares de la circulación del nervio en áreas anatómicas estrechas por donde
pasan -ya de por sí de riesgo de sufrir una alteración de la circulación-, con
lo que disminuye drásticamente el riego sanguíneo en las microarterias y en las
microvenas del nervio, lo que conlleva a una lesión muy grave y de instauración
rápida. Además, continúa, "como segundo mecanismo de actuación, se
tiene evidencia de la toxicidad directa para el tejido nervioso".
El síndrome del túnel carpiano grave es muy incapacitante, el paciente se
despierta varias veces por la noche durante semanas o meses y debe zarandear la
mano para poder conciliar el sueño; durante el día sufre falta de sensibilidad
y pérdida de fuerza, con un impacto muy lesivo en su calidad de vida. La
compresión del nervio cubital en el codo es menos dolorosa, pero se va
instaurando de forma insidiosa una parálisis de la mano que, como en el
síndrome del túnel carpiano, se soluciona con cirugía de manera casi inmediata;
el dolor remite el primer o segundo día y la mejora de la sensibilidad en pocas
semanas.
"Los casos de instauración rápida de parálisis
cubital en pacientes con COVID-19 deben intervenirse lo antes posible -casi de
urgencia- para revertir el proceso de retracción de los dedos y sobre todo para
evitar que los músculos atrofiados pierdan su capacidad de regeneración".
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