Según el análisis científico “Sedentarismo, vida activa y
deporte: impacto sobre la salud y prevención de la obesidad”,“en la mayoría de
las situaciones la obesidad se produce por un pequeño y continuado balance
positivo de energía almacenada en nuestro organismo en forma de grasa, que
excede a la energía consumida. Para contrarrestar este efecto debemos entender
los hábitos alimentarios y la práctica de actividad física como dos conceptos
inseparables que persiguen el mismo propósito: ayudarnos a mantener un estilo
de vida saludable y un correcto balance energético”.
Otras investigaciones han ahondado anteriormente en
el papel del equilibrio energético en la lucha y prevención de la
obesidad. La investigación ‘Energy balance and obesity’, publicada en la
revista científica Circulation destacaba cómo la restricción alimentaria por sí
sola no resulta eficaz a la hora de reducir el sobrepeso y la obesidad, debido
a que la fisiología humana está preparada para un elevado nivel de ingesta y de
gasto energético al mismo tiempo. Esta restricción unilateral produce la
adaptación natural del organismo para mantener su peso, alterando la forma en
que el cuerpo quema calorías. Los autores de este análisis aseguraron además
que la restricción constante de alimentos es difícil de mantener a largo plazo
y que “igualar la ingesta calórica con un alto gasto energético sería más
factible para la mayoría de las personas que restringir la ingesta alimentaria
para compensar un nivel bajo de consumo de energía”.
Para el
profesor de Pediatría y Medicina del Campus de Medicina de la Universidad de
Colorado y coautor de la investigación, James O. Hill, debemos cambiar el
mensaje de “comer menos y moverse más” por “moverse más y comer mejor”.
Así, los
factores que influyen en el desarrollo del sobrepeso y la obesidad no pueden
ser analizados de forma aislada sino en su conjunto, y a través de un
planteamiento amplio que centre los esfuerzos en la promoción de la actividad
física y la reducción del consumo excesivo de calorías. A este respecto, todos
los alimentos y bebidas tienen cabida en la dieta si mantenemos una
alimentación variada, moderada y equilibrada. No obstante, todas las calorías
cuentan, provengan del alimento o bebida que provengan.
La
actividad física, una de las herramientas con mayor potencial para prevenir la
obesidad
Edades
|
Recomendaciones de práctica de actividad física (OMS)
|
·
jóvenes hasta 17 años
|
-60
min/día de actividad física moderada a vigorosa
-3
días/semana de actividad física vigorosa
|
·
Adultos
|
-150
min/semana de actividad física aeróbica moderada ó 75 min/semana de actividad
física aeróbica vigorosa
-2
días/semana de actividades de fortalecimiento muscular
|
·
Mayores de 65 años
|
-150
min/semana de actividad física aeróbica moderada ó 75 min/semana de actividad
física aeróbica vigorosa
-2
días/semana de actividades de fortalecimiento muscular
-3
días/semana de actividades para mejorar el equilibrio y evitar caídas (para
personas con movilidad reducida)
|
Con respecto a la actividad
física y según el análisis científico “Sedentarismo, vida activa y deporte:
impacto sobre la salud y prevención de la obesidad”, los beneficios de su
práctica habitual se conocen desde la antigua Grecia, si bien fue en el siglo
XX cuando se produjo el mayor avance del conocimiento científico sobre la
materia. Toda esta evidencia ha llevado a la Organización Mundial de la Salud
(OMS) ha establecer unas recomendaciones que pasan por la práctica generalizada
de al menos 150 minutos a la semana de actividad física de moderada a vigorosa
para personas adultas, y de 60 minutos al día en niños y adolescentes.
Para la Prof. Dra. Marcela
González-Gross, Catedrática del Departamento de Salud y Rendimiento Humano
de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte-INEF de la
Universidad Politécnica de Madrid, miembro de CIBERobn, y autora de este
trabajo de investigación, “actualmente la totalidad de la comunidad científica
considera el ejercicio físico como una de las herramientas de salud pública con
mayor potencial para prevenir el sobrepeso y la obesidad, ya que contribuye
al balance energético entre las calorías que ingerimos y las que
gastamos”.
A este respecto la experta
señaló que diversos estudios han identificado cómo en los últimos 50 años la
actividad física laboral se ha reducido en la media en unas 120 kcal/dia.
Un estudio reafirma el papel positivo de las bebidas
light en la pérdida de peso
Por otra parte, un nuevo estudio que acaba de ser
publicado en Obesity, la revista de la Sociedad de la Obesidad, confirma
que consumir bebidas light ayuda a las personas a perder peso.
Los participantes del estudio se dividieron en diferentes
grupos en los que se les permitía consumir bebidas light, como refrescos light,
tés y aguas con sabor, y otro, un grupo de control, en que solo bebían agua.
Con la excepción de las opciones de bebida, ambos grupos siguieron una dieta y
un programa de ejercicio físico idénticos durante la duración del estudio.
Además de perder un 44 por ciento más de peso que el grupo
de control, el grupo de bebidas light también manifestó también una sensación
de hambre significativamente inferior al grupo de control, mostró mejoras
significativamente mayores en los niveles séricos de colesterol total y
lipoproteína de baja densidad (LDL), el denominado colesterol “malo” y observó
una reducción destacable de triglicéridos en sangre.
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