El TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad) puede darse en su forma
aislada, es decir, sin estar asociada a ninguna otra patología. En estos casos,
el niño afectado no tiene por qué mostrar dificultades en otras áreas del
desarrollo, como el lenguaje, la lectura/escritura, el cálculo o la
coordinación.
Estas manifestaciones han sido realizadas por la Dra. En Sara Magallón
Recalde, profesora de la
Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra, en la VIII Jornada de Actualización en Psiquiatría
Infantil y Adolescente que se ha desarrollado hoy en
Pamplona.
La cita ha reunido a más de 80 expertos en salud
mental que han expuesto las principales novedades en el tratamiento del
Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). La especialista, en
concreto, ha protagonizado una mesa en la que ha dado a conocer las claves para
distinguir el TDAH de los trastornos del aprendizaje.
El evento ha sido organizado por la Sociedad
Vasco-Navarra de Psiquiatría, la Unidad de Psiquiatría
Infantil y Adolescente de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), y el
Servicio Navarro de Salud (Osasunbidea).
En primer lugar, ha explicado que “la
asociación de trastornos es muy frecuente. Una persona afectada de un trastorno
del neurodesarrollo tiene más posibilidades de tener un trastorno de aprendizaje
que otra persona que no lo tiene. Así, es más probable que un niño con TDAH
tenga dislexia, por ejemplo, que un escolar sin TDAH.”
“Pero esto
no significa que todos los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad/impulsividad
tengan que presentar necesariamente otras afectaciones; hemos visto que el TDAH
puede darse en su forma pura”, ha aclarado.
Como ejemplo, Magallón ha dado a conocer que “entre 8-39%
de los escolares con TDAH presentan además trastorno del aprendizaje de la
lectura/escritura (clásicamente se han denominado dislexia y disortografía).
Estos escolares tienen dificultades para automatizar el mecanismo de la lectura
y para acceder al significado de los textos”.
“Por otra parte, en torno al 33% de los niños con trastorno de
aprendizaje de la lectura tienen TDAH. En ocasiones, las personas afectas de
TDAH presentan también dificultades en el cálculo. De entre los escolares con
discalculia, en torno al 26% tienen TDAH y alrededor del 17% tienen trastorno
del aprendizaje de la lectura”, ha afirmado.
En esta línea, la especialista ha señalado que “también es
frecuente que los niños con TDAH muestren cierta torpeza motriz: por ejemplo,
dificultades para el manejo de utensilios pequeños, para dibujar, para recortar,
etc. (motricidad fina) y/o para correr de forma coordinada, saltar, etc.
(motricidad gruesa). Cuando esta torpeza es tal que interfiere de forma
significativa en las tareas del ámbito escolar y familiar del día a día,
constituiría un Trastorno del Desarrollo de la Coordinación (TDC). Se
hablaría entonces, de una asociación comórbida de TDAH y de TDC
(TDAH+TDC)”.
Además, ha profundizado en el trastorno de aprendizaje no verbal o
trastorno de aprendizaje procedimental (TAP) que se caracteriza por los
siguientes síntomas: déficit de atención, torpeza motriz/descoordinación,
dificultades en la lectoescritura y\o en el cálculo, problemas en las relaciones
sociales a consecuencia de un fallo en la adecuación de los comentarios al
contexto/interlocutor (uso pragmático del lenguaje), falta de pericia a la hora
de leer mapas, orientarse, hacer construcciones (integración visuo-espacial y
coordinación perceptivo-manipulativa).
Por otra parte, ha explicado que “en los casos
en los casos de in déficit de atención, además, se presenta una activación del
nivel de actividad, se trata de un trastorno por déficit de atención e
hiperactividad/impulsividad (TDAH)”. “Por tanto, no todos los niños con
dificultades para permanecerse concentrados son, como comúnmente se dice
hiperactivos”, ha aclarado.
“En síntesis, el TDAH se presenta de modo
aislado; aunque es frecuente que se dé en forma comórbida con otras
dificultades. A veces, la diferenciación entre las distintas afectaciones
(diagnóstico diferencial) no es fácil. Por ello, es importante realizar una
exploración médica, neuropsicológica y educativa exhaustiva; sobre todo para
detectar las áreas en las que se debe de intervenir y ofrecer apoyo escolar”, ha
concluido
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