Uno de cada cinco niños españoles sufre algún tipo de alergia, cifra que aumenta
cada año debido, entre otros, a factores alimentarios, higiénicos y ambientales.
Son datos de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma
Pediátrica (SEICAP), que se suma a la celebración de la Semana Mundial de la
Alergia, del 13 al 19 de abril, con el objetivo de concienciar a la población
sobre las enfermedades alérgicas y mejorar los cuidados. El lema de este año es
Alergias Respiratorias: una carga humana
económica, y social.
Entre las alergias más comunes en la población pediátrica se encuentran
las respiratorias. De hecho, uno de cada diez niños sufre asma y el 9% de los
menores de 5 años y entre el 20 y el 30% de los que tienen de 13 a 15 años
padecen rinitis alérgica, según datos de la SEICAP. “Hay que tener en cuenta que
tanto el asma como la rinitis producen una disminución del rendimiento escolar
al interferir en el aprendizaje, y pueden ocasionar efectos psicológicos que
afectan tanto a los niños como a su entorno. Además, son enfermedades que
generan un importante consumo de recursos sanitarios y fármacos”, subraya el
doctor Javier Torres, coordinador del Grupo de Trabajo de Alergia Respiratoria
de la SEICAP.
Los principales síntomas que pueden ocasionar estas enfermedades
alérgicas son estornudos, moqueo, congestión y prurito nasal y ocular y lagrimeo
en el caso de la rinitis. Mientras que en el asma existen episodios recurrentes
de tos, ruidos bronquiales, dificultad para respirar y opresión en el pecho. “Si
están mal controladas, los niños no podrán respirar con normalidad, lo que
repercute en sus actividades diarias como jugar, dormir o asistir al colegio.
Además, necesitan acudir con mayor frecuencia a su pediatra, y tienen mayor
riesgo de Urgencias o incluso precisar ingreso en un hospital”, señala el doctor
Torres. Por eso es importante, insiste, “que los niños con estos síntomas sean
valorados y controlados por sus pediatras de Atención Primaria, quienes en
función de la evolución de cada caso realizarán la derivación a Unidades de
Alergia Pediátrica existentes en hospitales de toda España para efectuar un
seguimiento más específico”.
También
son frecuentes en la edad infantil las alergias alimentarias, que afectan a
entre el 4 y el 8%, según SEICAP. Las más habituales son
el huevo, la leche, los pescados, los mariscos y los frutos secos. “La alergia
alimentaria es considerada un importante problema de salud pediátrica en los
países occidentales debido, no sólo a la potencial
gravedad de las reacciones, entre las que se incluye la anafilaxia, sino también
al drástico incremento de la prevalencia en las últimas décadas”, indica la
doctora Ana María Plaza, presidenta de SEICAP.
Según
cifras de la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica entre
un 10 y un 18% de las reacciones alérgicas alimentarias suceden en el entorno
escolar. Sin embargo, solo el 40% de los niños alérgicos disponen de un kit
completo de emergencia y dos tercios de los menores y sus cuidadores no saben
cómo usar un autoinyector de adrenalina. “Por ello es fundamental la prevención
para lo que es necesario conseguir un correcto etiquetado de todos los
alimentos, unos protocolos específicos de atención a los menores con alergia a
alimentos para todos los centros educativos que tengan menores a su cargo y una
formación específica dentro de los planes de formación del profesorado, así como
en estudios de Magisterio, Hostelería, Restauración y manipuladores de
alimentos”, asegura
el doctor Juan Carlos Juliá, coordinador del Grupo de Trabajo de Educación
Sanitaria de la SEICAP.
Con este objetivo la SEICAP realiza una importante labor de educación a
pacientes y familiares. “Les enseñamos los conocimientos necesarios sobre la
enfermedad alérgica y aquellos cambios conductuales necesarios para que puedan
controlarla. Con ello intentamos reducir su ansiedad, aclarar dudas, superar
falsas creencias y mitos, y hacerles partícipes del tratamiento que van a
realizar”, comenta el doctor Juliá. Así se consigue reducir la morbilidad,
mortalidad, ingresos hospitalarios, demanda de asistencia al pediatra y
servicios de urgencias, con lo que se mejora la calidad de vida del niño y su
entorno familiar.
Entre los alérgenos más frecuentes que pueden provocar alergia se
encuentran también el polen, los ácaros, hongos, látex o animales. “No son
infrecuentes las alergias al veneno de insectos o himenópteros que pueden
provocar importantes reacciones de anafilaxia e incluso la muerte si no se
atienden a tiempo”, señala la doctora Plaza. Además, alrededor del 20% de la
población infantil en países industrializados tiene dermatitis atópica, una
enfermedad crónica de la piel que se agrava con el frío, la humedad o la contaminación
ambiental.
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