En España, cada año, se diagnostica a más de 78.000 nuevos pacientes
con cáncer de piel, de los cuales casi el 95% presentan cáncer de piel no
melanoma, que afecta aproximadamente a 74.000 pacientes nuevos cada año. Por su
parte, el cáncer de piel melanoma, el más agresivo y con peor pronóstico,
genera aproximadamente 4.000 nuevos afectados al año.
El
Libro Blanco del Cáncer de Piel, que hoy ha presentado la Academia Española de
Dermatología y Venereología (AEDV), en un acto presidido por SM la Reina, recoge
por primera vez en nuestro país la principal evidencia científica para el
diagnóstico, tratamiento y seguimiento de los cánceres de piel más frecuentes.
El objetivo es ayudar al dermatólogo en su práctica clínica diaria, ya que
permite actualizar conocimientos sobre las mejores herramientas de diagnóstico
y los posibles tratamientos, así como evaluar las pautas de seguimiento.
Más en
concreto, el libro es un documento estratégico de trabajo que busca ofrecer
datos fiables acerca de la incidencia del cáncer de piel en España, evaluar los
criterios de calidad asistencial para el tratamiento del cáncer cutáneo en los
distintos hospitales españoles, y ofrecer guías clínicas para el diagnóstico y
tratamiento de los principales tipos de cáncer de piel: melanoma, carcinoma
basocelular y carcinoma de Merkel, así
como guías de opiniones de expertos acerca de los linfomas, sarcomas, tumores
anexiales y pre-cáncer cutáneo.
En palabras
del Dr. Luis Ríos-Buceta, coordinador del Libro Blanco, la revisión viene a cubrir
un déficit informativo y la ausencia, hasta la fecha, de este tipo de
publicación en España. “Las sociedades científicas más importantes de nuestro
entorno (EE.UU., Reino Unido, Alemania, Suiza, etc.) han diseñado guías
clínicas o de consenso para el diagnóstico, tratamiento y seguimiento del
cáncer cutáneo, que se basan en revisiones de la evidencia existente, pero
también tienen en cuenta las características y peculiaridades especiales de
cada zona o país. Esta es la razón por la que existen múltiples guías para una
misma enfermedad, y el motivo que impulsó a la AEDV a elaborar este libro, que
refleja las peculiaridades del cáncer de piel en España”, explica el doctor.
La
publicación es el resultado de ocho años de trabajo de análisis por parte de la
AEDV, en colaboración con el Grupo Español de Dermato-Oncología y Cirugía
(GEDOC) y la Unidad de Investigación de la Fundación Piel Sana de la AEDV. Para
obtener conclusiones que reflejasen la realidad de la situación del cáncer de
piel en España, el libro se ha fundamentado en una metodología estricta, que
combina la revisión sistemática de artículos y el metaanálisis posterior de los
mismos, la revisión bibliográfica de guías de práctica clínica y la extracción
de indicadores sometidos a consenso.
Una carga asistencial infraestimada
Debido
a las diferencias epidemiológicas y pronósticas, el cáncer de piel se divide en
melanoma cutáneo y cáncer cutáneo no melanoma (CCNM) que, aunque en términos
generales tiene mejor pronóstico, en algunas ocasiones puede dar lugar a
complicaciones importantes y metástasis. Tanto el melanoma cutáneo como el CCNM,
que engloba fundamentalmente al carcinoma basocelular (CBC) y al carcinoma
espinocelular (CEC), representan una carga económica importante para el Sistema
Nacional de Salud. Por ello, “resulta fundamental conocer la incidencia de la
enfermedad y establecer campañas preventivas y de diagnóstico precoz, para
que la Administración y la sociedad conozcan el peso de estas patologías y el
beneficio que aporta la prevención y el tratamiento adecuado", asegura el
Dr. Pedro Jaén, presidente de la AEDV.
El
Libro Blanco del Cáncer de Piel se inicia con un trabajo de estudio de
incidencia y mortalidad del cáncer de piel en España basado en una revisión de
32 trabajos seleccionados, en los que se recogen datos de diferentes
provincias, regiones, o de ámbito nacional, entre los años 1989 y 2015, por lo
que se trata de la revisión más amplia realizada hasta la fecha sobre el tema.
Los
datos obtenidos sobre carcinoma basocelular, la forma más frecuente de cáncer cutáneo
(representa un 80-90% de los carcinomas cutáneos), varían en función del método
de cuantificación empleado. En el único estudio en el que se tuvieron en cuenta
los tumores tratados sin confirmación histológica y los tumores sucesivos en un
mismo paciente, la incidencia cruda alcanzaba los 253,23 casos por 100.000
personas-año, más del doble que la estimada por el resto de estudios, que
tenían en cuenta únicamente los tumores confirmados histológicamente, y solo el
primero de cada paciente. Esta cifra “probablemente representa de manera más
fiel la demanda real de atención sanitaria”, afirma el Dr. Antonio Tejera-Vaquerizo,
coordinador del capítulo sobre incidencia.
En
líneas generales, del análisis de datos se desprende que los estudios que
emplean la metodología de registros tradicional (contando un solo tumor por
persona, previa confirmación por biopsia), no estarían reflejando el verdadero
volumen de carga asistencial que supone la enfermedad tumoral cutánea. El
carcinoma espinocelular (CEC), segundo cáncer de piel más frecuente, presenta
una incidencia de 38,16 por 100.000 personas-año tras el metaanálisis. Este
resultado se ha obtenido igualmente con el método habitual de registros, por lo
que es muy posible que también infraestime la demanda de atención.
“Todo
ello nos lleva a pensar que existe un “subregistro”, o número de casos no
registrados, para el cáncer cutáneo no melanoma, que se explica también, aunque
en menor medida, por las características propias de estos tumores, al aparecer
generalmente en edades avanzadas de la vida y con escasa sintomatología, por lo
que muchas veces no llegan a tratarse en el ámbito hospitalario”, asegura el Dr.
Ignacio García Doval, coordinador de la metodología aplicada para la
presentación de resultados en el Libro Blanco.
El
melanoma, por su parte, es un tipo de tumor cancerígeno menos frecuente
(representa únicamente el 4% de los casos de cáncer de piel), que sin embargo
muestra un comportamiento mucho más agresivo, lo que se traduce en el consumo
de más tiempo y recursos para nuestro Sistema Nacional de Salud. A nivel
global, sus tasas de incidencia han aumentado progresivamente durante
los últimos cincuenta años, fundamentalmente en poblaciones de piel
clara de ascendencia europea, afectando más a hombres que a
mujeres, siendo una de las posibles causas una mayor exposición a radiación
ultravioleta. Según las proyecciones, en el año 2040 se convertirá en el
segundo tumor en incidencia global, y el primero en incidencia en varones, sobrepasando
al cáncer de colon y al de pulmón.
“Conocer
la incidencia real del cáncer de piel, y en particular la del cáncer cutáneo no
melanoma, cuya carga asistencial está subestimada en los datos de registro,
tiene un gran valor a la hora de tratar con la administración”, explica el
presidente de la Academia. Cabe recordar, en este sentido, que en nuestro país
existen restricciones en determinados hospitales, o comunidades autónomas, que
impiden a los dermatólogos manejar nuevos fármacos. “Asimismo, existen
presiones, por parte de otras sociedades, que tratan de acaparar todo el
tratamiento del cáncer y evitar así que los dermatólogos tengamos acceso a él;
a fin de cuentas, debemos ser nosotros los especialistas de referencia para
tratar todos los tumores cutáneos”, añade el Dr. Ríos-Buceta.
Prácticas consensuadas para mejorar la atención al paciente
Un
problema del Sistema Nacional de Salud en España constatado en esta revisión
reside en la falta de homogeneización en la prestación de los servicios
sanitarios, ya sea porque estos servicios varían de una comunidad a otra, al
verse supeditados a distintas normativas, o bien porque a nivel local, no todos
los centros disponen de los mismos recursos en equipamiento y capital humano.
El Dr. Luis Ríos-Buceta afirma, a este respecto, que “establecer unos
indicadores adecuados y basados en la evidencia puede contribuir a disminuir la
variabilidad entre centros, y mejorar la calidad de la atención al paciente”.
En
dermatología existen muy pocas publicaciones que describan la elaboración y, en
particular, la evaluación de indicadores respecto al cáncer cutáneo melanoma y
no melanoma. En la actualidad, en España no es posible conocer la variabilidad
interhospitalaria de los medios y la asistencia en el cáncer cutáneo, “un
desconocimiento que supone un problema tanto para la elaboración de
recomendaciones como para la mejora del proceso asistencial”, explica el Dr.
Ríos-Buceta.
Ello ha
llevado a la AEDV a consensuar una serie de indicadores de calidad de la
atención del cáncer de piel, a través de un proyecto de la Fundación Piel
Sana-AEDV, así como a medir y evaluar la adherencia de los centros
hospitalarios a dichos indicadores. Gracias a la colaboración de los
responsables de los servicios de dermatología de los principales centros
hospitalarios de España, se ha analizado la cartera de servicios para el
tratamiento de tumores de piel de cada hospital, entre los que se incluyen las guías
y protocolos de tratamiento, las infraestructuras y equipamientos técnicos, o la
presencia de Comités Multidisciplinares en las unidades dermato-oncológicas.
Los
resultados de este estudio, recogidos en el Libro Blanco, señalan como puntos
relevantes de mejora el disponer de un Comité Multidisciplinar de Melanoma con
participación del dermatólogo (sólo contaban con él el 65% de los centros
encuestados), así como el acceso directo del paciente ante la sospecha clínica
de melanoma, carcinoma epidermoide y carcinoma basocelular (actualmente
representa un 70, 42 y 34% de los casos, respectivamente). Además, destacan
algunos puntos de mejora especialmente sencillos en su aplicación, como por
ejemplo el empleo de informes anatomopatológicos estandarizados.
“La
descripción de la situación de los indicadores de calidad de las estructuras de
atención al cáncer cutáneo en los servicios de dermatología españoles nos
permite tener una fotografía completa de la situación actual en España, así
como conocer las vías de derivación, los tiempos estimados y las formas de
tratamiento del cáncer de piel en cada región, y puede ser útil para que cada
centro identifique sus carencias y posibilidades de mejora”, explica el Dr. Pedro
Jaén, quien añade, además, que “el Libro Blanco
contribuirá a que una persona con cáncer de piel en España sea evaluada
y tratada con unas garantías similares, independientemente de su lugar de
residencia”.
Una hoja
de ruta para los dermatólogos en España:
El Libro Blanco del
Cáncer de Piel recoge una serie de guías de práctica clínica, realizadas a lo
largo de varios años de trabajo, que han supuesto la revisión de cientos de
trabajos científicos y pretenden ayudar a los dermatólogos españoles a abordar
y consensuar el tratamiento de los principales cánceres de piel, así como
facilitar recomendaciones de expertos para otros tipos de cáncer cutáneo menos frecuentes
(sarcomas, linfomas y carcinomas anexiales, entre otros).
Las guías permiten generar
por vez primera una evidencia científica adaptada a nuestro entorno, en base a
las especificidades detectadas en España, y representan una herramienta
fundamental para los dermatólogos españoles, a la hora de manejarse en comités
multidisciplinares y a través de las instituciones sanitarias para mejorar la
práctica clínica en torno al cáncer de piel. Para su elaboración, se ha contado
con la participación de numerosos especialistas en dermatología oncológica,
agrupados en equipos de trabajo y coordinados por áreas temáticas por los Dres.
Javier Vázquez Doval (carcinoma de células de Merkel), Francisco Vílchez
Márquez (carcinoma bosocelular), Rafael Botella Estrada (melanoma), Carlos
Ferrándiz (pre-cáncer cutáneo), Luis Requena (neoplasis anexiales), Beatriz
Llombart (sarcomas cutáneos), Celia Requena (sarcoma de Kaposi y angiosarcoma
cutáneo) y Ramón M. Pujol (linfomas cutáneos), en colaboración con los Dres. David
Moreno (coordinador del capítulo sobre indicadores de calidad) e Ignacio García
Doval (metodología del Libro Blanco).
El número de opciones
terapéuticas se ha multiplicado en estos últimos años, en parte gracias a la
aparición de fármacos biológicos, a nuevos tratamientos basados en la
inmunoterapia y al auge de la medicina personalizada. “Queremos transmitir a la
población general que existe un amplio abanico de alternativas terapéuticas y
diagnósticas para tratar y vigilar la evolución de los pacientes con cáncer de
piel, independientemente del tipo de cáncer cutáneo que presenten”, señala el
Dr. Ríos-Buceta. En este sentido, las guías clínicas y recomendaciones de
expertos que se recogen en el Libro Blanco buscan ser “una hoja de ruta para
todos los dermatólogos españoles, en la que se han consensuado las mejores
estrategias de prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento de los casos
de cáncer cutáneo en España, con el objetivo último de mejorar la atención al
paciente”.
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