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25 November 2009

Uno de cada seis hombres desarrollará cáncer de próstata a lo largo de su vida

El cáncer de próstata es el segundo tumor más frecuente entre los hombres españoles. En 2006, la incidencia fue de entre 56,3 y 77,2 casos al año por 100.000 habitantes y se calcula que en los próximos años irá en aumento. “Uno de cada seis hombres desarrollará cáncer de próstata a lo largo de su vida”, manifestó Almudena Zapatero, médico especialista en Oncología Radioterápica del Hospital Universitario la Princesa y miembro de los grupos de Investigación Clínica en Oncología Radioterápica (GICOR) y Uro-oncológico (URONCOR), en el marco de la Reunión Científica organizada por AstraZeneca con el aval de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR). Durante este encuentro se recordó que los resultados que se obtengan del estudio GICOR -en marcha actualmente- ayudarán en gran medida a los oncólogos radioterapeutas en el abordaje de la enfermedad.

“Se estima que en los próximos años, con el envejecimiento de la población, la incidencia de la enfermedad continúe aumentando al menos hasta el año 2020, así como por el desarrollo de técnicas diagnósticas que permiten la detección de tumores asintomáticos que años atrás pasaban desapercibidos”, señala la doctora Zapatero.

No obstante, desde 1992 se ha demostrado un descenso progresivo de la mortalidad coincidiendo con el uso difundido del PSA, un marcador tumoral de cáncer de próstata. “La elevación en plasma del PSA, una proteína que produce la próstata, es proporcional a la masa tumoral presente y, de esta forma, el PSA en sangre es un gran test para detectar la presencia de un cáncer de próstata”, explica esta oncóloga radioterapeuta. “Cuanto más avanzado sea el proceso tumoral, será más frecuente encontrar valores por encima de la normalidad y estos suelen ser más elevados”.

En este sentido, la doctora recuerda que el cáncer de próstata no produce síntomas en las fases precoces de la enfermedad, porque la mayoría de los tumores se originan en la zona periférica de la próstata, la parte más alejada de la uretra. “Por este mismo motivo, el tacto rectal constituye la exploración más específica para diagnosticar cáncer de próstata, y en el caso de pacientes sanos mayores de 40-50 años existe un consenso en aconsejar un screening o cribaje, mediante la determinación en sangre del PSA y posterior biopsia si fuera necesario”, matiza.

Por otra parte, el tema predominante de la reunión fue el estudio GICOR, cuyo segundo ensayo clínico aleatorizado y multicéntrico fase III está actualmente en marcha. “Su objetivo primordial es definir la duración idónea del tratamiento hormonal cuando se combina con radioterapia a dosis altas en los pacientes con cáncer de próstata localizado de riesgo intermedio y alto”, manifiesta la doctora Zapatero. Dentro de este estudio, añade, está previsto un sub-análisis sobre la repercusión en el metabolismo óseo del tratamiento hormonal según su duración y otro sub-análisis de factores moleculares pronósticos.

“En esta reunión presentamos los resultados del estudio intermedio realizado con un reclutamiento del 75% en el que se confirma que el esquema terapéutico del ensayo clínico GICOR DART 01 es bien tolerado, factible y seguro, por lo que se concluirá según lo previsto”, apunta. “Los resultados de este estudio nos permitirán a los especialistas tomar las decisiones más adecuadas sobre el empleo de hormonoterapia y radioterapia a dosis altas en pacientes con cáncer de próstata según su riesgo”, concluye.

En el marco de la reunión, los expertos quisieron destacar las cinco líneas fundamentales de investigación actuales para tratar el cáncer de próstata. “En primer lugar, se busca la optimización de radioterapia de alta precisión –radioterapia con modulación de intensidad [IMRT] y guiada por imagen [IMRT] con/sin braquiterapia) que permite desarrollar dosis elevadas en el volumen tumoral con mínima morbilidad y con resultados consolidados”, detalla. En este contexto y aprovechando la ventaja tecnológica que permite la alta precisión, “se están investigando programas de la denominada radioterapia hipofraccionada, que consisten en acortar el tiempo global del tratamiento, administrando dosis elevadas por cada sesión, con los beneficios que lleva para el paciente y las instituciones y con resultados esperanzadores”.

Asimismo, se está analizando el tratamiento combinado de radioterapia a altas dosis y hormonoterapia en pacientes seleccionados, buscando la mejor secuencia y duración para cada grupo de riesgo (y en algunos casos de alto riesgo también con quimioterapia en el seno de ensayos clínicos). En tercer lugar, se está investigando el tratamiento radioterápico (con/sin hormonas) tras prostatectomía radical, ya sea con intención de evitar la recidiva o como rescate tras la recaída después de la cirugía), así como, por otro lado, la identificación de factores moleculares con valor pronósticos y predictivos de respuesta a los tratamientos que permitan individualizar los mismos.

Por último y en este contexto, concluye la doctora Zapatero, “existe un excelente campo abierto de investigación con nuevas moléculas o nuevas dianas dirigidas a modular los factores de crecimiento y angiogénicos implicados en el desarrollo y progresión del cáncer”.

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