Científicos del Instituto de Cerámica y Vidrio, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han fabricado un nuevo tipo de biomaterial híbrido, formado por una parte orgánica y otra inorgánica, que podría implantarse en el ojo mediante cirugía y permitiría frenar la degeneración macular asociada a la edad (DMAE).
El hallazgo ha sido posible gracias al proyecto 'BIODMAE', financiado en la convocatoria de Envejecimiento Cero de la Fundación General del CSIC por la Obra Social la Caixa. Sin embargo, la financiación del proyecto acaba a finales de este año y el equipo de investigadoras está a expensas de conseguir nuevas subvenciones para avanzar en el estudio de este biomaterial y rematar su diseño en modelos animales.
La degeneración macular es la primera causa de ceguera en mayores de 65 años y se produce por un daño en la mácula, una capa de tejido sensible a la luz en la parte posterior del ojo, en el centro de la retina, que cuando se deteriora hace que se pierda la agudeza visual que permite al ojo percibir detalles finos.
La variante llamada seca es la más común de esta patología, ya que la padecen entre un 85 y un 90 por ciento de los afectados, y actualmente no existe ningún tratamiento eficaz para combatirla, mientras que la forma húmeda se trata inyectando en el ojo anticuerpos que frenan la vascularización excesiva de la mácula.
El objetivo de estos investigadores era conseguir un biomaterial que se pudiera implantar en el ojo para frenar los mecanismos de la degeneración macular, después de que recientes estudios hayan relacionado la enfermedad con procesos celulares como el estrés oxidativo, la inflamación o un metabolismo alterado del colesterol.
"El desequilibrio entre la síntesis y la eliminación de oxígenos y nitrógeno asociados a los procesos inflamatorios causantes de la DMAE nos dio la idea para desarrollar un biomaterial híbrido que neutralizara estos elementos", ha explicado a Sinc Eva Chinarro, investigadora del ICV y líder de este proyecto.
Este material está conformado por la asociación entre óxido de titanio (TiO2), que es una cerámica orgánica, y el polimetilmetacrilato (PMMA), un polímero que constituye la parte inorgánica.
"Hace años que trabajamos con el óxido de titanio para disminuir la inflamación. En este caso, hemos propuesto un material híbrido para que las partículas de titanio estén inmovilizadas sobre un soporte orgánico", ha añadido Berta Moreno, científica en el ICV en el proyecto BIODMAE.
*AGENCIAS
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