La Dra. Ana María Navío participa entre los
días 11 y 13 de junio en el XXVI Congreso Nacional de la Sociedad Española de
Medicina de Urgencias y Emergencias, que se celebra en Málaga. Actualmente
desarrolla su actividad profesional como médico de Urgencias en el Hospital La
Moncloa de Madrid. Además, es coordinadora del Grupo Nacional de Shock y
profesora en la Facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá de Henares.
También es la única española miembro de la Academia Norteamericana de Medicina
de Emergencias. Una de sus principales inquietudes y el objetivo central de las
actividades del Grupo Nacional es “ayudar al médico de Urgencias a identificar
al paciente en shock”. Si esto se lograra, se podrían reducir las actuales
tasas de mortalidad, que rondan el 40-60 por ciento, incluso en los países
desarrollados, algo que considera “inaceptable”.
¿Considera que el shock es una patología
que no está considerada suficientemente en España?
La mortalidad del
shock sigue siendo muy elevada incluso en los países civilizados. Estamos
hablando de entre el 40-60 por ciento, en función del tipo de shock, del tipo
de paciente, etc., pero es una tasa de mortalidad claramente inaceptable. Debemos
sensibilizar no solo al médico de Urgencias, sino también a todo el personal:
la enfermera de Urgencias, el técnico, el auxiliar, porque somos un equipo y,
cuanto antes se diagnostique, mejor.
¿Qué se puede hacer para mejorar la
prevención en este ámbito? ¿Hay factores externos por los que se puede detectar
antes un shock?
Es una pregunta muy
compleja. El síntoma más frecuente que el paciente transmite al primer
sanitario que le ve es “el malestar general”. Necesitamos identificarlo mejor.
Recientemente, un niño alérgico de seis
años falleció en una granja escuela de Madrid por ingerir un yogur. ¿Se podría
haber evitado?
El shock es así,
el shock mata si no se identifica precozmente. Nadie pensó que estaba sufriendo
un shock, o que lo había sufrido. Muchas veces el shock empieza, y el paciente
sigue hablando, pero los órganos pueden estar ya fallando. En principio, esto
parece contradictorio, pero no lo es. El sistema nervioso central es uno de los
últimos en ser afectados. En el caso del niño de Madrid, no hubo una
identificación precoz. ¿Se podía haber evitado? Pues quién sabe... Hay que
tomar medidas, debemos tener respeto al shock y pensar en él.
¿Qué mensaje se puede enviar a los padres
de un niño alérgico? No hay que aislarlos en una burbuja...
No, en absoluto.
Los padres deben disfrutar de su hijo, ser felices con él, pero a donde quiera
que vaya el niño, si ya saben que tiene antecedentes, deben utilizar la
adrenalina precargada. La tenemos en España y en casi todos los países. Se
puede llevar en un bolsillo y, en caso necesario, es el propio niño o un adulto
el que le aplica esa adrenalina. Es la diferencia entre la vida y la muerte,
sin más.
Además, creo que también
deberían tener siempre este medicamento los restaurantes, donde también ocurren
alergias alimentarias. A veces las UVIs móviles no llegan a tiempo. Seguramente esas adrenalinas precargadas no se usarán
todos los días, evidentemente, pero es una medida preventiva.
Debería tenerse
preparada esta medicina también en colegios, institutos, y en cualquier lugar
en el que haya gente. Ahora llega el verano, y sabemos que hay muchas
actividades extraescolares: campamentos, excursiones, etc. A la hora de valorar
los lugares de destino, debemos preguntar si tienen adrenalina precargada.
Debería constituir un criterio de calidad del servicio que se ofrece. Sabemos
que evitaría la muerte de un niño que entra en shock anafiláctico.
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