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10 June 2014

La Gestión Clínica ha cobrado un gran papel en la combinación de eficiencia y calidad asistencial

La instauración de la Gestión Clínica en España como concepto se remonta a 1995, cuando INSALUD-GESTIÓN DIRECTA y La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) firmaron un pacto en el que se definía Gestión Clínica como la mejora de la eficiencia y productividad por objetivos. “Se trata de algo complejo y, de hecho, el sistema de evaluación/ incentivación es la causa principal de abandono de la Gestión Clínica por parte de insituciones que habían iniciado su desarrollo”, ha comentado Joaquín Estévez, presidente de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA), durante su intervención en la Jornada FACME Gestión Clínica: Los Médicos y la Gestión Clínica, que se está celebrando hoy en Madrid. “La meta de la Gestión Clínica, cuya instauración es menor aún en nuestro país, es la mejora de la eficiencia en beneficio del paciente, lo cual implica la necesidad de una evaluación permanente, que requiere la intervención de un órgano independiente de políticos, profesionales y directivos, que sistemáticamente comparen los resultados con objetivos determinados de forma previa”.

A este respecto, conocer qué centros sanitarios son más eficientes y su impacto sobre la calidad asistencial es fundamental, para lo que se precisa evaluar los modelos de gestión con transparencia, es decir, accediendo a los datos de rendimiento y resultados en salud, e independencia, con lo que se aumenta la rendición de cuentas. En esta línea, en los últimos años, el término Gestión Clínica ha cobrado un gran papel en el objetivo de combinar eficiencia y calidad asistencial en pro de ofrecer a los ciudadanos la mejor atención sanitaria y, en este sentido, es de destacar que entre el 15-25% de los procesos realizados en el sistema sanitario son evitables mediante una buena coordinación, planificación asistencial y, en definitiva, una mejor gestión sanitaria, más eficiente y profesionalizada. “La gestión clínica implica a políticos, directivos y profesionales de la sanidad. Se trata de establecer un sistema que facilite la participación de los clínicos en la mejora sistemática de la eficiencia, mediante el desarrollo de prácticas de gestión adecuadas”, explica Joaquín Estévez. Respecto a los profesionales sanitarios, el presidente de SEDISA destaca que se debe incorporar un sistema de retribución equitativa, con incentivos ligados al esfuerzo realizado y la mejora de la eficiencia.

Para que la Gestión Clínica tenga éxito, en cualquier caso, los centros no deben enfocar su esfuerzo solo hacia el desarrollo de la estrategia pertinente, sino que es necesario trabajar en el desarrollo de la cultura corporativa en torno a este concepto, debido a que si cualquier estrategia, por adecuada que sea, choca contra la cultura, fracasará. En este marco, el presidente de SEDISA incide en que “misión, visión y valores deben ser adoptados por todos los agentes implicados, y que éstos asuman los principios éticos de integridad, profesionalidad y ética empresarial bajo los valores de la Gestión Clínica”.

Gestión del talento y profesionalización

La eficiencia pasa por la gestión de recursos humanos, del talento, algo clave para todo lo demás. Sin embargo, con el modelo de gestión que mayoritariamente predomina en los servicios de salud la gestión del talento no existe, de forma que el sistema retributivo actual es casi completamente igualitario, con lo que se primea la ineficiencia. “Se precisa una transformación a la equidad, en un sistema en el que se valore el esfuerzo, es decir, el rendimiento del tiempo y las cargas de trabajo, y los resultados de mejora de la eficiencia en términos de productividad, calidad, costes unitarios, etcétera, y un incentivo proporcional a la consecución de los objetivos determinados en cada uno de dichos términos”, explica Joaquín Estévez.

Por otra parte, SEDISA aboga por que el perfil de directivo o gestor sanitario se establezca como el de un profesional de la gestión y no como un cargo político, “con una selección basada en el explícito diseño del puesto de trabajo, estando sometido a una evaluación objetiva basada en resultados asistenciales, económicos, de participación profesional y de liderazgo social, dentro de un código de buena gestión directiva”, hace hincapié Estévez, quien recalca que estos requisitos son fundamentales para el éxito de la Gestión Clínica.

Por último, en esta corresponsabilidad implícita en el concepto de Gestión Clínica, las soluciones para que la inversión en infraestructuras modernas e innovación tecnológica y farmacéutica y sostenibilidad puedan convivir, el presidente de SEDISA destaca que “la asunción de riesgo compartido entre el servicio público y el proveedor debe ser un denominador común en la inversión”. A este respecto, en el caso de las infraestructuras se están utilizando las concesiones, en la innovación tecnológica se recurre a un socio tecnológico y en cuanto a la farmacia están instaurándose también las fórmulas en las que el riesgo sobre efectividad se comparte.

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