En el marco de la XXV Reunión de la Sección de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que tiene lugar estos días en el Palacio de Congresos de Córdoba, se han expuesto los datos de varios estudios, tanto nacionales como internacionales, que demuestran la infrautilización existente en España en torno a la prescripción de los antiagregantes de última generación que, aun habiendo demostrado reducir alrededor de un 20% el riesgo de reinfarto, ictus e, incluso, mortalidad, se estima que son prescritos en la actualidad a menos del 20% de los pacientes que han sufrido un síndrome coronario agudo en España.
El tratamiento de elección para aquellas personas que han sufrido un SCA es, según indican las propias guías europeas y americanas para tratar el SCA, administrar la terapia farmacológica de doble antiagregación (ácido acetilsalicílico + un antagonista del receptor P2Y12 plaquetario) durante, al menos, los 12 primeros meses después de haber sufrido el evento, independientemente de si se han sometido a una angioplastia con stent o no. En este sentido el Dr. Felipe Hernández apunta que, “los antiagregantes plaquetarios constituyen uno de los fármacos más imprescindibles en el tratamiento de la enfermedad cardiovascular, ya que actúan sobre las plaquetas impidiendo la agregación plaquetaria que acaba conformando el trombo de manera definitiva, con lo que son un pilar fundamental en la prevención de acontecimientos aterotrombóticos en pacientes con síndrome coronario agudo”.
Hasta el momento, la terapia farmacológica de elección para el abordaje del paciente con SCA después del infarto ha sido la administración de clopidogrel asociado al ácido acetilsalicílico. Aun así, en los últimos tres años han aparecido nuevos antiagregantes (prasugrel y ticagrelor), que han demostrado ser más eficaces (disminuyen las complicaciones trombóticas en un 16% con ticagrelor y en un 19% con prasugrel frente a la terapia convencional con clopidogrel), más rápidos (inhiben la agregación de las plaquetas de forma más rápida que con el tratamiento convencional), algunos con efecto reversible (permiten volver a agregar las plaquetas sin esperar a que el organismo tenga que volver a generar nuevas), y con mayor capacidad antiagregante (pues poseen una mayor potencia). “Además, alguno de ellos, como es el caso del ticagrelor, ha demostrado disminuir de forma significativa la mortalidad de origen cardiovascular de estos enfermos, objetivo difícil de conseguir con los fármacos actuales. Cabe destacar también que, al ser más eficaces, los nuevos antiagregantes tienen una contrapartida y es que pueden dar lugar a sangrados no deseables como efecto secundario, por ello, la tendencia actual es optar por terapias individualizadas para cada paciente”, manifiesta el secretario de la Sección.
A pesar de ello la realidad es que en España su penetración es inferior a la del resto de Europa. Así lo han reflejado los estudios que se presentaron en la mesa redonda que se dedicó, específicamente, a los antiagregantes. En concreto, se expuso cómo la media de penetración de estos nuevos antiagregantes en el resto de Europa oscila entre el 40 y el 80%, mientras que en España se estima que no supera el 20%.
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