Comienza el verano, momento de pensar
en las vacaciones estivales y, paralelamente, de ser precavidos con la
exposición intencionada al sol en playas y piscinas. Hospital Quirón Málaga,
consciente de la importancia preventiva ante la exposición de la piel al sol,
lanza una serie de recomendaciones al respecto. Según la doctora Rosa Castillo,
especialista en dermatología del centro malagueño, “además de los
fotoprotectores físicos, como gorras, sombreros y gafas, es necesario recurrir
a protectores químicos: cremas solares de factor 30, como mínimo, y de +50 en
cara y cuello. La protección solar debe aplicarse unos 30 minutos antes de la
exposición y renovarla frecuentemente”.
El índice de protección indica el
tiempo durante el cual estás protegido, al multiplicar ese número por el tiempo
en que una persona se quema. “Por ejemplo, si tardas en tener enrojecimiento
(quemarte) dos minutos y usas una crema solar de factor 50, estarás protegido
de las radiaciones solares durante 100 minutos (2×50=100)”, explica la
dermatóloga.
El sol actúa sobre el estado de ánimo,
incluso una exposición moderada (de unos 15 minutos al día) puede estar
indicada en algunas enfermedades, como psoriasis o eczemas. Pero los extremos
no son buenos y, en este sentido, surgen graves problemas derivados de una
sobreexposición; “el mayor enemigo es el cáncer de piel, que aparece a partir
de dos patrones diferenciados. Uno, en función de la exposición solar aguda,
que suele estar más relacionado con la aparición de melanomas; y otro, a partir
de la exposición solar crónica, el denominado cáncer cutáneo no melanoma (como
el cáncer basocelular y espinocelular), que es debido a un daño acumulativo de
la radiación solar sobre las células de la piel”, concluye la doctora de Quirón
Málaga.
Decálogo
para una correcta fotoprotección:
1. Utilice el protector solar antes de
la exposición al sol y renueve frecuentemente su aplicación, sobre todo después
de cada baño.
2. Expóngase progresivamente al sol y
evite la exposición solar entre las 12.00 y las 16.00 horas.
3. Prescinda de las sesiones
bronceadoras con lámparas de rayos UVA, ya que contribuyen a la aparición de
cánceres cutáneos y aceleran el envejecimiento de la piel.
4. En niños menores de tres años,
limite la exposición solar a los extremos horarios; principio de la mañana o
final de la tarde, y protéjales con un fotoprotector de alta protección a fin
de preservar el mayor tiempo posible su capital solar. En efecto, la piel
conserva la memoria de las radiaciones recibidas durante toda la vida. Cuanto
más importante ha sido la dosis de radiación recibida, mayor es el riesgo de
aparición de cánceres en la edad adulta.
5. No olvide que también puede
quemarse mientras practica cualquier actividad al aire libre: montar en
bicicleta, pasear, correr, etc. En todas estas ocasiones, aplíquese un
fotoprotector.
6. Tenga en cuenta aquellas
circunstancias que comportan un riesgo suplementario o una falsa seguridad:
altitud, nubosidad, viento fresco, superficies reflectoras (nieve, arena,
hierba, agua), etc.
7. Protéjase con gorra y gafas de sol
con cristales homologados capaces de filtrar los rayos UVA y UVB. A los niños,
además, resguárdelos con una camiseta seca y opaca. Sea consciente de que una prenda
mojada deja pasar los rayos UV.
8. Séquese bien después de cada baño.
El “efecto lupa” de las gotas de agua favorece las quemaduras solares y
disminuye la eficacia de los protectores solares aunque estos sean resistentes
al agua.
9. Beba agua en abundancia y
frecuentemente. El sol deshidrata nuestro organismo. Vigile sobre todo a las
personas mayores, cuya sensación de sed está atenuada, y a los niños, cuya
necesidad de agua es importante, pues sus centros de termorregulación son todavía
inmaduros.
10. Si advierte que una peca o lunar
cambia de forma, tamaño o color, consulte a su dermatólogo.
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