Avastin® se acaba de convertir en uno de los protagonistas del 48 Congreso de la Asociación Americana de Oncología Clínica (ASCO), que se celebra estos días en Chicago. El antiangiogénico Bevacizumab ha “roto” con la teoría consistente en que cuando un tumor progresa, hay que cambiar todos los medicamentos utilizados hasta ese momento para frenar la enfermedad (tanto el biológico como la quimioterapia). Así, el ensayo fase III ML 18147 deja en evidencia esa idea al mostrar que una terapia biológica, en este caso Bevacizumab (Avastin®), puede seguir aportando un beneficio sobre la supervivencia global en cáncer colorrectal metastásico si tras progresión a la primera línea se mantiene su uso en segunda línea cambiando únicamente la quimioterapia.
Este ensayo clínico ha alcanzado su objetivo primario: los pacientes cuya enfermedad progresó tras un tratamiento inicial (Bevacizumab + quimioterapia estándar) alcanzaron una mediana de 11.2 meses de supervivencia global (SG) cuando continuaron recibiendo el antiangiogénico más una quimioterapia diferente en segunda línea, frente a los 9.8 meses observados en los pacientes que, tras progresar, sólo recibieron quimioterapia.
Asimismo, el estudio muestra otros beneficios significativos en el grupo que se mantuvo en tratamiento con Bevacizumab + quimioterapia tanto en primera como en segunda línea, frente a los que tras recaer solo recibieron quimioterapia:
· Una mejora significativa de la supervivencia libre de progresión (tiempo sin que la enfermedad progrese) de 5.7 meses, frente a los 4.1 meses.
· Una reducción del riesgo de fallecimiento del 19% (HR=0,81 p=0,0062).
· Una disminución del riesgo de progresión del 32% (HR= 0,68 p<0,0001).
· Y todo ello con un perfil de seguridad consistente con lo observado en estudios previos disponibles con la terapia antiangiogénica.
Estas conclusiones representan un avance especialmente relevante si se tiene en cuenta que permitiría aumentar la supervivencia en pacientes que se encuentran en la fase avanzada de la enfermedad. "Bevacizumab ya estaba reconocido como terapia estándar para pacientes con la enfermedad en fase metastásica, tanto en primera como en segunda línea. Ahora también sabemos que estos pacientes pueden vivir más si el fármaco es el denominador común en ambas líneas”, señala el doctor Hal Barron, director médico y responsable del Desarrollo de Productos de Roche. “Son datos muy relevantes porque nunca antes un estudio randomizado había demostrado que Bevacizumab también mejora la supervivencia si se sigue aplicando tras progresión de la enfermedad”, añade.
Amplia participación española
El grupo TTD (Tratamiento de los Tumores Digestivos) ha jugado un papel destacado tanto en el diseño y análisis de los resultados como en la participación de centros y pacientes. Un total de 39 hospitales de toda España, entre los que están el Virgen de las Nieves, Nuestra Señora de Valme, Juan Ramón Jiménez, Reina Sofía, y más de un centenar y medio de pacientes. “A todos ellos y a sus familiares hay que agradecerles su confianza en la oncología española. Deben saber que han contribuido a su bienestar y al de miles de afectados que en los próximos años se beneficiarán de su generoso esfuerzo”, subraya el doctor Javier Sastre, del Servicio de Oncología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y coordinador del estudio TML en España. Además el doctor José María Viéitez, del Hospital Central de Asturias, ha sido el máximo reclutador de pacientes a nivel mundial.
Según el doctor Sastre, los datos presentados en Chicago vienen a desmontar “un tópico, aquel que equipara la quimioterapia al tratamiento antiangiogénico en términos de resistencia. Con ese razonamiento, cuando se producía la progresión de la enfermedad bajo tratamiento se procedía a retirar tanto la quimioterapia como el antiangiogénico. Ahora sabemos que la resistencia puede centrarse en la quimioterapia y que el efecto positivo del antiangiogénico puede persistir en el tiempo. Por tanto, debemos mantenerlo hasta tener una verdadera pérdida de sensibilidad del tumor al fármaco. Desde el punto de vista de la atención al paciente, va a suponer que podamos alargar el control de la enfermedad y no abandonar prematuramente un medicamento que todavía está siendo activo”.
El nuevo esquema que revela el estudio TML era apuntado por la comunidad médica dado el modo en que actúa la terapia antiangiogénica. “Definitivamente”, sostiene este especialista, “varios estudios en los últimos años apuntan en la misma dirección: el freno a la angiogénesis probablemente sea necesario a lo largo de toda la evolución de la enfermedad. Por eso habrá que investigar mejor los mecanismos de resistencia a los diferentes fármacos antiangiogénicos, ver cómo potenciar su efecto combinándolos entre sí o como administrarlos de forma secuencial, y también cómo sumarlos a otros fármacos dirigidos para poder atacar la célula tumoral desde varios ángulos”.
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