Según el último
informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el alcohol provoca 3,3 millones de muertes en todo el
mundo cada año, el 7,6% de los fallecimientos de hombres y el 4% de los de
mujeres, lo que arroja una cifra media del 5,9%
de la mortalidad mundial. Cada 10
segundos muere una persona a causa del alcohol.
Para los expertos
reunidos en el XIII Seminario Lundbeck
“Adicción al alcohol: viaje al interior de una enfermedad” el alcohol es la
droga que más daños provoca, pero también una de las causas prevenibles de
morbimortalidad en el mundo.
Para el doctor Antonio Terán, coordinador del Centro de
Adicciones “San Juan de Dios” de Palencia, “hay que calificar la adicción al alcohol como una enfermedad,
diagnosticable y tratable. Hay que generar conciencia social de que el alcohol
es el causante directo de muchas enfermedades como: cáncer, enfermedad hepática, pancreática y patología
cardiovascular, etc., a las que se suman todo tipo de trastornos mentales entre
los que se incluye la propia adicción al alcohol. Pero también alertar de que
el alcohol tiene consecuencias sociales innegables como violencia, accidentes y
los costes directos e indirectos causados por el abuso en el ámbito de las familias”.
Para el Dr. Terán “es resaltable la falta de conciencia sobre el riesgo asociado al consumo
excesivo de alcohol. La
sociedad española no está concienciada del riesgo que entraña el consumo nocivo
de alcohol. Hay que tener en cuenta que el trastorno por abuso del alcohol abarca
desde el consumo perjudicial, el consumo de riesgo y la dependencia”.
Según la Organización
Mundial de la Salud (OMS), el consumo de
riesgo se sitúa entre los 40-60 gramos de alcohol puro al día en el caso de
los hombres, y en 20-40 gramos en las mujeres. Superados esos 60 ó 40 gramos al
día respectivamente, el consumo puede ser perjudicial, es decir, tener efectos
sobre la salud física y/o mental, y puede derivar en dependencia.
En este mismo
sentido, el doctor Antoni Gual, jefe de
la Unidad de Alcohología del Hospital Clínic
de Barcelona, alerta de que en Europa “se
bebe una barbaridad y nos parece normal”. El alcohol es la causa directa de
una de cada ocho muertes anuales en Europa entre los 18 y 65 años de edad. “Para que se hagan una idea, es como si
desapareciera una ciudad como Lleida cada año”, matiza el Dr. Gual.
Además, el
especialista asegura que es una enfermedad en la que el paciente suele llegar
tarde a la consulta médica, es decir, con muchos años de evolución. Y sólo una
de cada cinco personas recibe tratamiento. A juicio del Dr. Gual es una tendencia que hay que cambiar porque los pacientes
pueden recibir tratamiento y esto tiene que saberlo la sociedad.
En estos momentos hay
nuevos planteamientos como es el concepto de reducción del consumo. “Tenemos que generar confianza en el
paciente –señala el Dr. Gual-, si se
siente protagonista del tratamiento incrementaremos la posibilidad de
recuperación. Reducir el consumo es complementario a la abstinencia, es decir,
son dos opciones que se encuentran en el camino de la recuperación del
paciente”.
Alcohol y patología dual
Durante
el Seminario Lundbeck se expuso que 80 de cada 100 personas que consulta
por uso problemático del alcohol tiene otra enfermedad mental. Según el Dr.
Néstor Szerman, jefe de Salud Mental Retiro, Hospital Universitario
Gregorio Marañón y Presidente de la Sociedad Española de Patología Dual, “las
patologías más prevalentes son los trastornos de ansiedad, afectivos y los de personalidad.
Pero también se presenta trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH),
psicosis y trastorno bipolar. El desconocimiento de esta patología dual deja a
los pacientes en el limbo de un diagnóstico insuficiente”.
Asimismo, se informó de la dificultad diagnóstica
de la patología dual (PD) -una adicción y otro trastorno mental- ya que existen
dos redes para su atención: una de adicciones y otra de salud mental. “Esta situación genera marginación y
exclusión del sistema normativizado de salud, da lugar a lo que denominamos el
síndrome de la puerta equivocada, donde el paciente no encuentra el acceso
adecuado al Sistema de Salud. Esto trae como consecuencia un aumento de la
morbi-mortalidad y la ineficiencia del sistema”, asegura el Dr. Szerman.
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