“El sistema retributivo actual de los profesionales sanitarios prima la ineficiencia”. Así de contundente se ha mostrado Joaquín Estévez, presidente de la Sociedad Española de Directivos de la Salud, SEDISA, en su ponencia sobre gestión clínica en el marco del Congreso Nacional ‘Gestión Clínica: realidad o ficción’. Y es que, según afirma Estévez, se precisa una transformación de este sistema hacia la equidad: “Es preciso instaurar un sistema de evaluación/ retribución que valore el esfuerzo (rendimiento del tiempo y cargas de trabajo), los resultados de mejora de la eficiencia y un incentivo proporcional al rendimiento, productividad, calidad, costes unitarios, eficacia y eficiencia”.
En su conferencia, el presidente de SEDISA ha recordado que la gestión clínica no se trata de transformar a los clínicos en gestores, ni tampoco a los gestores en clínicos, sino de “establecer un sistema que facilite la participación de los clínicos en la mejora sistemática de la eficiencia, mediante el desarrollo de prácticas de gestión adecuadas”. Esta apuesta por la eficiencia pasa por tres estrategias: la mejora de la excelencia y la calidad, de la gestión del personal y de la gestión de los costes.
Además, Estévez argumenta que para conseguir esta mejora en la eficiencia en beneficio del paciente es vital una evaluación permanente realizada por un órgano independiente de políticos, profesionales y directivos, que sistemáticamente comparen los resultados obtenidos con los estándares que se plantean conseguir.
En este sentido, la Sociedad, como parte de su planteamiento en esta materia ha desarrollado el documento ‘Las 10 claves de la gestión clínica’ (SE ADJUNTA). En este documento, además de abordar los fundamentos, los actores implicados y la cultura corporativa en torno a la gestión clínica, se apuntan algunas de las claves más importantes en esta materia. Estévez destaca, además de los cambios en el sistema retributivo y el control y la evaluación, que se han de diseñar los procesos en torno a la satisfacción de las expectativas del paciente, o que estas unidades tengan la autonomía suficiente para asumir responsabilidad y riesgo. Además, en línea con uno de los objetivos prioritarios de SEDISA, su presidente ve vital “contribuir a garantizar un modelo de formación pre y post grado de alta calidad para directivos de la salud. Conseguir resultados en rendimiento, productividad, calidad, costes, eficacia, eficiencia y competitividad -algo que sólo es posible obtener mediante una formación adecuada- son objetivos irrenunciables en la dirección y gestión sanitaria”.
Por último, Estévez destaca la importancia de la designación del director de las unidades de gestión clínica y pone de relieve que ha de ser una persona que cuente con la confianza de los profesionales que debe dirigir.
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