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21 October 2008

Broncodilatadores y corticoides inhalados, clave para un buen control de la EPOC

Los broncodilatadores y los corticoides inhalados conforman el tratamiento farmacológico más importante en la actualidad para abordar la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) de carácter estable. Dicho tratamiento, disponible desde hace una década para abordar esta patología, se une a otras medidas sumamente importantes tales como el abandono del tabaco y la práctica de ejercicio físico. De entre los fármacos disponibles, la asociación de budesónida y formoterol se erige como la herramienta fundamental en estos casos.

El broncodilatador formoterol cuenta con la ventaja de tener una acción larga. "Hasta hace relativamente poco usábamos broncodilatadores que actuaban sólo 4 ó 6 horas. Formoterol dura al menos 12 horas, con lo cual mantiene el bronquio abierto durante más tiempo", ha destacado José Luis Izquierdo, del Servicio de Neumología del Hospital General de Guadalajara durante su intervención en la IV Reunión de Tutores de Medicina Interna celebrada recientemente en Ibiza y patrocinada por AstraZeneca. "Además, este fármaco cuenta con un mejor perfil farmacológico y mayor rapidez, lo que permite aliviar al paciente con EPOC, abrir sus bronquios y mantenerlos abiertos durante todo el día con sólo dos aplicaciones". Por su parte, budesónida es un corticoide inhalado muy experimentado previamente en el campo del asma, del que se conoce muy bien su seguridad y eficacia.

La combinación de ambos principios activos permite controlar dos vertientes importantes en pacientes con EPOC: la broncodilatación y la inflamación. Existen otros corticoides inhalados y otras combinaciones en el mercado pero posiblemente la ventaja que tiene budesónida con formoterol es que utiliza unas dosis de corticoides más razonables, en base a los datos de la literatura científica, para pacientes con EPOC. Según el doctor Izquierdo, "a medida que nuestros pacientes viven más tenemos que tener más cuidado con los efectos secundarios a medio y largo plazo como consecuencia de las dosis altas de corticoides".

Lo que sí quedó claro a lo largo de este curso es que el futuro del manejo de la EPOC pasa por contar con subgrupos de pacientes que tengan características en común. "A medida que conozcamos mejor la EPOC, identificaremos grupos diferentes de pacientes dentro de la propia patología. Pero hasta que eso no ocurra y podamos diseñar fármacos dirigidos específicamente contra una lesión determinada en cada paciente, los broncodilatadores y los corticoides inhalados son la herramienta más importante para el abordaje de la EPOC".

En la actualidad, ya se pueden identificar, por la clínica y por las pruebas de rutina que se llevan a cabo en los servicios de neumología, ciertas características de los pacientes que ayudan a dirigir más el tratamiento broncodilatador para decidir cuál puede ser mejor, si un beta2agonista o un anticolinérgico, por ejemplo, y también qué pacientes se pueden beneficiar más o menos del tratamiento con corticoides inhalados. Pero queda un largo camino por recorrer. En opinión del doctor Izquierdo, "lo ideal sería que con el tiempo se llegara a personalizar el tratamiento lo más posible en estos casos, y aunque no se consiga a nivel individual sí según subgrupos de pacientes que compartan unas determinadas características".
Finalmente, durante la mesa dedicada al tratamiento de la EPOC se analizó también el papel que juega dicha patología como probable factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares y se abordaron las limitaciones metodológicas y la confusión existente actualmente en la literatura científica a este respecto. "Por ello, se recomienda esperar a tener información más sólida antes de realizar estrategias terapéuticas en este sentido", ha apuntado el experto.

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