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16 October 2008

Los expertos preven un aumento de la incidencia de cefaleas tensionales producidas por el estrés



Una situación económica desfavorable puede conducir a un aumento del estrés y provocar alteraciones emocionales y trastornos de salud, como cambios de conducta y humor, y perturbaciones psicosomáticas, entre las que el dolor de cabeza es una de las más frecuentes, según afirma el Prof. Hugo Liaño, Jefe de Neurología del Hospital Puerta de Hierro y Profesor de Neurología de la Universidad Autónoma de Madrid. Para el Prof. Hugo Liaño, “El estrés, ya sea provocado por problemas laborales, personales o económicos, suele favorecer un exceso de tensión en los músculos de la cabeza o de sus alrededores. Es lo que llamamos cefalea del tipo tensión, la causa más frecuente y menos grave de dolor de cabeza”.


Millones de españoles sufren esta dolencia, más frecuente en mujeres que en hombres, que puede comenzar a cualquier edad y no tiene carácter familiar. Cuando esta cefalea se presenta por periodos prolongados, durante 15 o más días por mes, o a lo largo de 6 o más meses por año, hablamos de cefalea de tensión crónica.
¿Qué hacer en estas circunstancias? El Prof. Liaño apunta: “Es imposible evitar las consecuencias físicas, que, como la cefalea tensional, proceden de las preocupaciones e intranquilidad que crean las dificultades económicas”. No obstante, el especialista hace una serie de recomendaciones que pueden ayudar a aliviar esta dolencia, como son: realizar ejercicios de estiramientos musculares y recurrir a la hidroterapia o a los masajes; hacer deporte, especialmente los de fondo, como natación, carrera o un simple paseo por espacios naturales; realizar ejercicios de relajación; no acostarse recién cenado, no fumar ni tomar alcohol antes de dormir, y ni ver o vivir escenas violentas o agresivas.


Además, el Prof. Liaño, recomienda evitar los psicofármacos y los llamados analgésicos compuestos, en los que se añade cafeína o codeína al calmante. “Es mejor tomar antiinflamatorios no esteroideos, con las debidas precauciones, como es el ácido acetilsalicílico (AAS) o Aspirina”.
Un buen diagnóstico, clave para un tratamiento adecuado
¿Cómo diferenciar la migraña de la cefalea tensional? ¿Qué es la cefalea en racimos? ¿Y las cefaleas secundarias? ¿Cómo diferenciar estas afectaciones? “Aunque en muchas ocasiones se utilizan como sinónimos, estos términos no significan, ni mucho menos, lo mismo. Saber distinguirlos es clave para que el especialista pueda asignar un tratamiento adecuado”, explica el Prof. Liaño.


No todos los dolores son iguales, podemos hablar de dos grandes grupos, teniendo en cuenta las causas que los provocan: cefaleas primarias y cefaleas secundarias. Las cefaleas primarias se caracterizan por ser dolores de cabeza que no se originan como consecuencia de otro tipo de enfermedad o lesión y que se manifiestan como elemento principal y, en ocasiones único, de la enfermedad. En este grupo se incluyen los dolores de cabeza más comunes: las cefaleas tensionales, la cefalea “en racimos” y las migrañas, popularmente conocidas como jaquecas.
Casi cuatro millones de españoles (12%) padecen migraña, que es casi tres veces más frecuente en mujeres que en hombres. En la mujer los cambios hormonales debidos a la menstruación, el embarazo o la menopausia, son algunos de los principales desencadenantes de las crisis de migraña. Se trata de ataques recurrentes a ciertos intervalos, con un dolor intenso, pulsante o palpitante, generalmente unilateral, aunque puede cambiar de localización de un ataque a otro. Este tipo de dolor suele venir acompañado de pérdida de apetito, náuseas, vómitos e hipersensibilidad a la luz y al ruido.


“La migraña con aura es la que causa más visitas al médico y el tratamiento de elección es la Aspirina de siempre, ya que diversos estudios han puesto de manifiesto que, con este fármaco, se previene el infarto migrañoso, que prácticamente sólo aparece en la migraña con aura“, “y, si es posible, en su preparación efervescente, que facilita su absorción rápida”, añade el Prof. Liaño.
Por otra parte, en su forma más leve la cefalea de tensión es una molestia más que una enfermedad y es el dolor de cabeza que cualquier persona sufre alguna vez – de hecho, se estima que el 80% de las personas ha padecido en el último año al menos una cefalea de este tipo. “No son cefaleas graves, pero sí muy molestas. El dolor suele ser leve o intermedio, se localiza de forma central, bilateral o global y no es pulsátil como en el caso de la migraña, sino que se asemeja más a una cinta o a un casco que nos apretara la cabeza o la nuca. Otra diferencia es que habitualmente la crisis de cefalea tensional permite a sus pacientes realizar sus actividades cotidianas, mientras que por lo general en la crisis de migraña el enfermo queda invalidado”.
“En la actualidad, están aflorando otros grandes grupos de cefaleas que hasta ahora prácticamente no tenían importancia”, puntualiza el Prof. Liaño. Ejemplo de ello es la cefalea crónica diaria de intensidad moderada, que suele producirse a menudo por el abuso, paradójicamente, de medicamentos contra el dolor de cabeza. La supresión de éstos es el único camino para lograr la mejoría del afectado. Existe también la cefalea en racimos o agrupada, cuyos episodios de dolor se encuentran acumulados en temporadas y aparecen diariamente a horas fijas, especialmente por las noches. Los ataques de cefalea en racimos suceden mucho más en hombres que en mujeres y en sus crisis, además de un dolor intensísimo, hay síntomas como el lagrimeo o la obstrucción nasal en el lado doloroso.


Otros tipos son la cefalea punzante, que sólo dura unos segundos, la cefalea asociada a la actividad sexual, la postraumática y la que se vincula a la ingestión de ciertas sustancias. “Respecto de la migraña y ciertos alimentos y bebidas, hay una cuota de verdad y mucho de mito”, apostilla el Prof. Liaño.
Por otro lado, se encuentran las cefaleas secundarias, asociadas a traumatismos, abuso de medicamentos, malos hábitos como el tabaco y el alcohol, infecciones, trastornos metabólicos, alteraciones del sueño –síndromes de apnea, por ejemplo-, fiebre, otitis o sinusitis…


-Aspirina, el tratamiento eficaz
Según el neurólogo español, “No cabe duda de que el acido acetilsalicílico tiene una clara indicación para el tratamiento sintomático de las cefaleas tanto las de carácter secundario, así como también en el tratamiento de la cefalea tipo tensión y de la migraña. Además, el hecho de no tomar una mezcla de analgésicos, sino un antiinflamatorio, evita que se produzca una cefalea de rebote o se cronifique por el abuso del medicamento”.
En el caso de la migraña puede tener una doble indicación y ser administrada tanto para el control sintomático de la crisis, como en determinados pacientes y según las características de la migraña, como fármaco preventivo. Para el tratamiento de la cefalea de tensión en su forma episódica, Aspirina tiene una especial indicación, y en la cefalea de tensión crónica puede ser utilizada aunque en este caso como producto adicional junto con otras medidas terapéuticas. La actividad analgésica del acido acetilsalicílico se produce por su rápida absorción por vía digestiva. Se metaboliza por vía hepática y se elimina por vía renal. Las dosis indicadas van entre 500-1000mg, tomadas en intervalos de 4 a 6 horas, sus efectos suelen aparecer al cabo de 15 a 30 minutos.
El ácido acetilsalicílico está indicado también en el tratamiento de la mayoría de situaciones en las que existe cefalea secundaria, ocupando un espacio singular su indicación en aquellas en que la cefalea concurre con fiebre –acción antipirética-, en las que aparecen manifestaciones de carácter flogótico –acción antiinflamatoria-, o bien cuando es secundaria a trastornos vasculares no hemorrágicos –acción antiagregante.

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